En mi hogar, permito que mis hijos utilicen dispositivos electrónicos, como tabletas y computadoras, con ciertas restricciones. Siempre he considerado importante equilibrar su tiempo frente a las pantallas con la exposición a la luz natural que proviene del exterior como hemos venido observando en diferentes estudios.

Recientemente, me encontré con un artículo muy interesante que desafía una creencia común. Contrario a lo que muchos podrían pensar, parece que el tiempo que los niños -y probablemente los adultos – pasan leyendo o usando dispositivos electrónicos no está directamente relacionado con el desarrollo de la miopía. Según esta investigación, el factor crítico que influye en la miopía en niños es la cantidad de tiempo que pasan al aire libre.

Introducción

Durante un extenso período de tiempo, se ha documentado y respaldado sólidamente con pruebas, tanto científicas como anecdóticas, el fenómeno conocido como el “efecto al aire libre” en relación con la miopía. Este fenómeno ha sido tan convincente que algunos países en Asia, que enfrentan altas tasas de miopía, han incrementado la exposición al aire libre en los niños con la esperanza de reducir la necesidad de utilizar gafas.

A pesar de su indiscutible validez, la idea de que estar al aire libre actúa como un factor protector contra la miopía aún es un misterio sin resolver. Aunque se ha demostrado que los niños con predisposición genética a la miopía tienen tres veces menos probabilidades de requerir gafas si pasan más de 14 horas a la semana al aire libre, el mecanismo subyacente detrás de esta relación sigue siendo desconocido.

El enfoque de la investigación se centró en aspectos prometedores, incluyendo los rayos ultravioleta B invisibles (UVB), la vitamina D y la luz intensa visible, así como la dopamina.

Los autores explicaban que durante el período comprendido entre los cinco y los nueve años, los ojos infantiles aún se encuentran en una etapa de crecimiento, y en ocasiones, este crecimiento puede dar lugar a un alargamiento entre el cristalino y la retina, lo que lleva a la miopía, la hipótesis del grupo de trabajo era clara. Diferentes tipos de luz exterior podrían desempeñar un papel importante en el mantenimiento de la forma y longitud adecuadas del ojo durante esta etapa crucial de crecimiento.

La luz ultravioleta tipo B (UVB), aunque invisible al ojo humano, desencadena una serie de procesos celulares en el cuerpo, incluyendo la síntesis de vitamina D. Se cree que desempeña un papel fundamental al respaldar la función del tejido muscular liso que rodea el cristalino del ojo. Este músculo no solo facilita el enfoque de la luz en la retina, sino que también puede influir en el mantenimiento de la forma y longitud adecuadas entre el cristalino y la retina, una dimensión que puede verse alterada durante la etapa de rápido crecimiento del ojo infantil.

Diversos estudios han arrojado indicios de que las personas con miopía tienden a presentar niveles más bajos de vitamina D en su sangre. Esto sugiere que han tenido una menor exposición al aire libre, lo que podría tener consecuencias adversas para la salud ocular.

No obstante, la interpretación de los datos es un desafío debido a la variabilidad en los niveles de vitamina D, que experimentan fluctuaciones significativas a lo largo de las estaciones. A pesar de que la exposición aumentada a los rayos UVB generalmente se da en el verano, los niveles alcanzan su punto máximo en otoño. Esta variación estacional puede tener un impacto en la exactitud de los resultados de los estudios si no se aborda adecuadamente.

La vitamina D3, también conocida como colecalciferol, es una vitamina liposoluble que se puede obtener a través de la exposición al sol y la alimentación. Aquí tienes una lista de alimentos que son fuentes naturales de vitamina D3:

Pescado graso: El pescado graso, como el salmón, la caballa, el atún y el arenque, es una excelente fuente de vitamina D3.

Hígado de res: El hígado de res es una buena fuente de vitamina D3, aunque debes consumirlo con moderación debido a su contenido de colesterol.

Yema de huevo: La yema de huevo contiene vitamina D3, pero la cantidad puede variar según la dieta de las aves.

Aceite de hígado de bacalao: El aceite de hígado de bacalao es un suplemento rico en vitamina D3.

Queso: Algunos tipos de queso, como el queso suizo, el queso cheddar y el queso ricotta, contienen pequeñas cantidades de vitamina D3.

Otro elemento crucial de la luz solar que podría desempeñar un papel importante en la prevención de la miopía es la exposición a la luz visible intensa. Incluso en días nublados, la luz visible en exteriores supera al menos en 10 veces a la luz interior.

Cuando los ojos se exponen a la luz exterior, células especializadas en la retina controlan la dilatación de la pupila para regular la cantidad de luz que entra. Estas células están conectadas con otras que liberan dopamina, un neurotransmisor esencial tanto para el ojo como para el cerebro. Investigaciones previas han sugerido que la dopamina también podría desempeñar un papel en la ralentización del crecimiento del ojo.

Las células especializadas en la retina que controlan la dilatación de la pupila en respuesta a la exposición a la luz se llaman células de la retina fotosensibles. Estas células incluyen los conos y los bastones, que son los dos tipos principales de fotorreceptores en la retina.

Los conos son responsables de la visión en condiciones de luz brillante y la percepción de los colores. Son más activos durante la luz del día y son responsables de la regulación de la pupila para adaptarse a diferentes niveles de luz.

Los bastones, por otro lado, son más sensibles a la luz tenue y son responsables de la visión en condiciones de poca luz o en la oscuridad. Su actividad también contribuye a la regulación de la pupila en respuesta a cambios en la iluminación.

El trabajo del investigador Andrew Hartwick del CCTS (Center for Clinical and Translational Science) es una contribución importante para la comprensión de cómo las células especializadas en la retina, en particular los fotorreceptores, pueden influir en la respuesta pupilar y, potencialmente, en la liberación de dopamina en el ojo. Este enfoque de evaluación de la respuesta pupilar a la luz tanto azul como roja podría proporcionar información valiosa sobre la actividad de estas células y su relación con la dopamina.

La capacidad de medir la liberación de dopamina en el ojo de esta manera podría tener aplicaciones importantes en la investigación y el diagnóstico de condiciones oculares y neurológicas. Por ejemplo, si la intensidad de la respuesta pupilar se correlaciona de manera confiable con la cantidad de dopamina liberada, esto podría ser útil para detectar tempranamente problemas de salud ocular o neurológica, como el glaucoma u otras afecciones relacionadas con la dopamina.

Estas células fotosensibles están interconectadas con otras células en la retina, incluyendo las células ganglionares y las células amacrinas, que transmiten señales visuales al cerebro a través del nervio óptico.

La dopamina es un neurotransmisor que se libera en el proceso de transmisión de señales visuales en la retina y juega un papel importante en la regulación de la respuesta de las células fotorreceptoras.

Un estudio que comparó población rural y urbana mostró resultados consistentes con esta hipótesis.

Aunque comparar la miopía entre estudios es difícil debido a las diferencias en cómo se hicieron, nosotros usamos una misma forma de definir y medir la miopía en estudiantes de primaria en diferentes partes de China. Lo interesante es que notamos grandes diferencias en cuántos estudiantes tienen miopía en el norte y el sur del país, lo que nos dice que la situación es más complicada de lo que parece. No se puede explicar simplemente por factores como si viven en una ciudad o en el campo o cuánto han estudiado.

En este estudio, encontramos que la miopía estaba relacionada con el género, el grado escolar y cuánta luz solar reciben al año. Estos descubrimientos nos ayudarán a pensar en maneras de prevenir que la miopía empeore, especialmente en lugares donde es un problema común.

La investigación previa también nos dice que pasar tiempo al aire libre es importante para evitar que la miopía comience temprano. Por ejemplo, los noruegos tienen menos miopía que otras personas porque están más tiempo afuera. Aunque no medimos cuánto tiempo pasan los estudiantes al aire libre, es probable que los que viven en lugares con más luz solar pasen más tiempo al aire libre, lo que puede ayudar a prevenir la miopía.

Otros estudios han destacado que hay más personas con problemas de visión en áreas urbanas que en zonas rurales. En las ciudades, aproximadamente el 51.2% de las personas tienen problemas de visión, mientras que en las áreas rurales es solo el 21.7%. Aunque esta diferencia puede deberse a diferentes razones, decidimos enfocarnos en investigar únicamente en escuelas de áreas urbanas para este estudio.

En diversos trabajos se ha encontrado que que ciertos factores estaban relacionados con la miopía de manera significativa e independiente. Estos factores son el género, el grado escolar al que asisten y la cantidad de tiempo que están expuestos al sol durante el año. Estos hallazgos son importantes porque pueden ayudarnos a desarrollar estrategias para prevenir o reducir la miopía, especialmente en lugares donde es común.

La evidencia de otros estudios respalda la idea de que pasar tiempo al aire libre es muy importante para evitar que la miopía se desarrolle. Por ejemplo, como más arriba indiqué. se ha descubierto que en Noruega, donde la gente pasa más tiempo al aire libre, hay menos casos de miopía en comparación con Asia Oriental y Europa. También, investigaciones en laboratorio han demostrado que la luz brillante del exterior ayuda a proteger contra la miopía al influir en la liberación de dopamina. Aunque no medimos cuánto tiempo exactamente pasan los estudiantes al aire libre, es posible que en áreas con más horas de sol, los estudiantes tengan más oportunidades de estar afuera, lo que podría ayudar a prevenir la miopía.

Comprendiendo en Profundidad

En los últimos años, se ha observado que pasar tiempo al aire libre está asociado con un menor riesgo de desarrollar miopía, y este beneficio parece no depender de la cantidad de actividad física que se realice. Aunque todavía no comprendemos completamente los mecanismos exactos a través de los cuales la luz exterior puede proteger contra la miopía, se han propuesto varias teorías al respecto:

(a) Estimulación de sistemas antimiopía de la retina que responden a la intensidad o la longitud de onda de la luz.

(b) Inducción de una constricción sostenida de la pupila a través del sistema de melanopsina, lo que podría mejorar la calidad de la imagen en la retina al reducir las aberraciones visuales.

(c) Incremento en la producción de vitamina D en la piel debido a la exposición al sol.

(d) Mayor distancia promedio de visualización de objetos al aire libre en comparación con el interior, lo que reduce la fatiga del sistema de enfoque del ojo.

(e) Mayor activación de los mecanismos de respuesta a imágenes en la retina, que inhiben el desarrollo de la miopía.

Aquí puedes ver los resultados de como los niños australianos que pasaban al aire libre desarrollaban menor miopía. Los resultados revelaron que los niños que dedicaban más tiempo a actividades al aire libre tenían menor probabilidad de desarrollar errores refractivos miopes, incluso después de tener en cuenta factores como la cantidad de trabajo cercano, antecedentes de miopía en los padres y el origen étnico. Curiosamente, el tipo de actividad al aire libre, ya sea ejercicio o actividades recreativas, no tuvo un impacto significativo en los niveles de miopía asociados.

Esta imagen corresponde con el análisis estadístico que busca entender cómo ciertos factores afectan la probabilidad de que los niños de 12 años desarrollen miopía. Los factores que se tienen en cuenta para este análisis incluyen género, etnia, si los padres tienen miopía, el empleo de los padres y su nivel educativo.

El estudio se centra en comparar el tiempo que los niños pasan realizando actividades cercanas, como la lectura o el trabajo en un ordenador, con el tiempo que pasan al aire libre. Este tiempo se informa en horas promedio diarias. Los investigadores dividieron las actividades en tres grupos: alto, moderado y bajo nivel de actividad.

El grupo de referencia, al que se compara a los demás, es aquel en el que los niños pasan mucho tiempo al aire libre y poco tiempo haciendo trabajo cercano. El objetivo es ver si la probabilidad de desarrollar miopía cambia en función de cómo se distribuye su tiempo entre estas actividades y si esos cambios están relacionados con los factores mencionados anteriormente. Es decir, se quiere entender si pasar más tiempo al aire libre y menos tiempo haciendo trabajo cercano reduce o aumenta las probabilidades de desarrollar miopía, teniendo en cuenta todas esas variables.

Se plantea la teoría de que la la intensidad de la luz en el entorno exterior, desempeña un papel crucial en la protección contra la progresión de la miopía. En lugares como Sydney, Australia, puede alcanzar hasta 100,000 lux, en comparación con los valores típicos en interiores que oscilan entre 350 y 500 lux. Esta disparidad en la exposición a la luz se ha asociado con la capacidad de prevenir el desarrollo de la miopía.

Los estudios piloto realizados en seres humanos respaldan esta hipótesis, habiendo logrado inhibir la miopía en grupos de escolares chinos y australianos. Además, se ha observado que la luz de alta intensidad también protege contra la miopía inducida experimentalmente en monos y pollitos. A pesar de estos resultados prometedores, todavía no se comprende completamente el mecanismo subyacente mediante el cual la luz intensa puede prevenir la miopía.

Se ha especulado que esto podría estar relacionado con la regulación positiva de neurotransmisores como la dopamina y el óxido nítrico. Estos neurotransmisores han demostrado tener una fuerte correlación con la inhibición de la miopía por separado, y también podrían trabajar en conjunto dentro de una vía inhibidora de la miopía. En resumen, aunque el mecanismo exacto aún no se conoce por completo, se están realizando investigaciones utilizando modelos animales para arrojar luz sobre las posibles moléculas de señalización involucradas en este fenómeno.

Cómo Afecta la Longitud de Onda

Cuando nuestros ojos se están desarrollando, necesitan “señales” visuales para saber cómo crecer adecuadamente. Algunas de estas señales podrían estar relacionadas con los colores de la luz. Uno de los problemas que pueden ocurrir es algo llamado “aberración cromática”, que significa que diferentes colores de luz se enfocan en diferentes lugares.

En los seres humanos, la parte de nuestros ojos llamada “fóvea” tiene más células sensibles a los colores amarillo-verde. Se cree que esto sucede para ayudar a nuestros ojos a crecer de tal manera que veamos mejor los colores amarillo-verde, que son los más nítidos y con mayor contraste. Si nuestros ojos crecen demasiado pequeños, podríamos ver los colores azules de manera más nítida, y si crecen demasiado grandes, podríamos ver los colores rojos de manera más nítida.

La fóvea es una parte especial de nuestros ojos que nos ayuda a ver cosas pequeñas y detalladas con mucha claridad. Es como una pequeña ventana en el centro de la retina, la parte de atrás del ojo, que está llena de células sensibles a la luz. Gracias a la fóvea, podemos leer letras pequeñas, ver los detalles en una obra de arte o reconocer caras con precisión. Es como la parte más afilada y detallada de nuestra vista, y nos permite disfrutar de los detalles de lo que vemos.

Conclusiones

No se trata de evitar la tecnología, sino tenerla sometida a la coherencia evolutiva puesto que una sinergia entre ambas solo puede aportar efectos beneficiosos y en el caso de los dispositivos electrónicos con pantalla más aún.

El efecto amortiguador de la luz solar y los espacios de aire libre frente a los peligros innatos de las pantallas y las luces azules artificiales debe ser tenido muy en cuenta por lo que mi consejo es que el tiempo que tu hijo pase viendo una tablet, la televisión o un móvil sea 1/4 parte de lo que pase sin verlo al aire libre.

La estimulación visual temprana del desarrollo de un sentido como es la visión debe ser asumido por todos como un acto de prevención para las futuras posibles apariciones de condiciones oculares, principalmente la miopía.

El efecto de la vitamina D como uno de los factores de peso en la salud ocular implica por nuestra parte las opciones nutricionales más adecuadas y los hábitos de vida más cercanos a los espacios de aire libre.

REFERENCIAS

Mutti DO, Marks AR. Blood levels of vitamin D in teens and young adults with myopia. Optom Vis Sci. 2011 Mar;88(3):377-82. doi: 10.1097/OPX.0b013e31820b0385. PMID: 21258262; PMCID: PMC3044787.

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