Fomentar el bienestar mental y emocional a través de la mejora del tono vagal es un enfoque fundamental en el ámbito de la salud holística. El nervio vago, un componente vital del sistema nervioso, se extiende desde el cerebro hasta el abdomen, influyendo en una variedad de funciones corporales, desde el ritmo cardíaco hasta la digestión. Su papel en la regulación del estado emocional es cada vez más reconocido.

Entender la función del nervio vago es esencial para abordar eficazmente el bienestar emocional. La teoría polivagal, que explora cómo este nervio interviene en la respuesta al estrés y las emociones, nos muestra su importancia en nuestra salud mental. Un tono vagal óptimo está asociado con una mayor capacidad para regular las respuestas emocionales y adaptarse a los desafíos diarios.

Pero qué es el nervio vago

El nervio vago, técnicamente conocido como el décimo par craneal, emerge como un protagonista indiscutible en la compleja sinfonía del cuerpo humano, desempeñando un papel fundamental en la orquestación de una miríada de funciones vitales. Desde su origen en la base del tronco cerebral, específicamente en una región llamada bulbo raquídeo, este nervio se despliega majestuosamente a lo largo del cuello y penetra profundamente en las cavidades torácica y abdominal, tejiendo una intrincada red de conexiones con diversos sistemas de órganos.

El término “vago”, derivado del latín “vagus”, evocando la imagen de un viajero errante que explora múltiples territorios anatómicos. la manera de referirinos a él refleja en cierto modo la extensa trayectoria del nervio vago, cuyas fibras sensoriales y motoras se entrelazan con los tejidos y órganos, transmitiendo mensajes cruciales entre el cerebro y el resto del cuerpo. Las fibras sensoriales del nervio vago actúan como sensibles centinelas, detectando una amplia gama de estímulos, desde la presión hasta el dolor, la temperatura y factores químicos, mientras que las fibras motoras despliegan su maestría en el control de los músculos de la faringe y la laringe, esenciales para funciones vitales como la deglución y el habla.

Una Vision Evolutiva

Nuestro sistema nervioso tiene secciones antiguas y nuevas que controlan nuestras respuestas emocionales y sociales. El nervio vago es crucial en este sistema, ya que conecta el cerebro con muchos órganos del cuerpo, incluido el intestino.

La respuesta parasimpática, controlada por el nervio vago, nos ayuda a relajarnos. Por ejemplo, cuando practicamos la respiración profunda, enviamos señales a nuestro sistema parasimpático para calmarnos.

Cuando percibimos peligro, nuestro sistema nervioso simpático se activa, preparándonos para luchar o huir. En situaciones de peligro crónico, podemos quedarnos inmovilizados o congelados.

La teoría polivagal sugiere que nuestro sistema nervioso también evolucionó para conectarnos socialmente. Las señales de seguridad, como la prosodia vocal y el contacto visual, nos permiten participar genuinamente con los demás.

Buscando las Seguridad

Las señales de seguridad nos ayudan a sentirnos abiertos y dispuestos a conectar con los demás. Reconocer estas señales puede ayudarnos a regular nuestras emociones y participar más plenamente en la vida social.

Cuando practicamos técnicas para reducir nuestra frecuencia cardíaca, como la respiración consciente, estamos activando nuestro sistema parasimpático, lo que nos permite entrar en ese estado de “seguro y social”.

Esta comprensión nos ayuda a entender cómo nuestro sistema nervioso influye en nuestras respuestas emocionales y sociales, y cómo podemos trabajar con él para sentirnos más seguros y conectados con los demás.

El tono vagal y la función parasimpática del nervio vago son aspectos fundamentales en la regulación del sistema nervioso autónomo y, por ende, en la salud general del cuerpo humano. El nervio vago, como principal componente del sistema nervioso parasimpático, desempeña un papel crucial en la modulación de diversas funciones fisiológicas.

Una de las funciones destacadas del nervio vago es su capacidad para disminuir el ritmo cardíaco, regular la presión arterial, controlar la sudoración y facilitar el reflejo nauseoso. Además, influye en la contracción y relajación involuntaria de los músculos intestinales y en el tono vascular, lo que contribuye a mantener un equilibrio homeostático en el cuerpo.

No obstante, una función excesiva del nervio vago puede llevar a problemas del sistema nervioso, como disautonomías, donde el sistema nervioso autónomo no funciona correctamente. Esto puede manifestarse en condiciones como el síndrome de taquicardia postural ortostática (POTS), donde la regulación del ritmo cardíaco y la presión arterial se ve afectada. Estimular repentinamente el nervio vago puede desencadenar un reflejo vasovagal, resultando en una disminución brusca del ritmo cardíaco y la presión arterial, acompañada de síntomas como dolor, estrés repentino o trastornos gastrointestinales.

Otro aspecto relevante es el uso terapéutico de la estimulación controlada del nervio vago. Esta técnica puede ser beneficiosa para detener el hipo o la taquicardia supraventricular (TSV), e incluso puede tener aplicaciones diagnósticas en casos de soplos cardíacos.

El creciente interés en el nervio vago ha impulsado investigaciones y avances clínicos significativos. La estimulación eléctrica del nervio vago mediante dispositivos especializados se ha empleado con éxito en el tratamiento de condiciones como la epilepsia y la depresión. Además, se están explorando sus posibles aplicaciones en trastornos inflamatorios, tinnitus, migrañas, fibromialgia, hipertensión, control de peso y otras enfermedades.

La terapia polivagal, una teoría emergente, se enfoca en el papel del nervio vago en la regulación de emociones, la conexión social, la respuesta al estrés, la salud mental y la recuperación de traumas. Este enfoque integrador está ganando aceptación entre científicos y profesionales de la salud, quienes buscan optimizar la función del nervio vago para mejorar el bienestar emocional y físico.

La Teoría Polivagal:

Imagina a un cazador recoletor adentrándose en en blosque. Mientras camina, se topa con un dientes de sable acechando entre. Su corazón se acelera, y su cuerpo se prepara para enfrentar la situación de peligro. Este momento de tensión activa el sistema nervioso simpático, desencadenando una respuesta de lucha o huida en el explorador. Sus sentidos se agudizan, sus músculos se tensan y su adrenalina se dispara, preparándolo para reaccionar rápidamente ante la amenaza.

No obstante, antes de que el depredador pueda atacar, el cazador recolector recuerda una ruta de escape y decide huir. Activa sus músculos y corre a toda velocidad, impulsado por la urgencia de salvar su vida. Mientras corre, su sistema nervioso parasimpático comienza a restaurar la calma después del estallido inicial de estrés. Aunque sigue alerta y en guardia, su cuerpo se adapta a la situación y se prepara para un posible encuentro futuro con el peligro.

Finalmente, el cazador recolector logra escapar del leopardo y regresa a un estado de calma relativa. Su sistema nervioso se estabiliza, y experimenta una sensación de alivio y gratitud por haber evitado el peligro. Esta experiencia ilustra cómo el sistema nervioso humano puede responder de manera similar al de los animales en situaciones de amenaza, activando respuestas de lucha o huida para garantizar la supervivencia.

Neuromoduladores, nervio vago y SNP

El neurotransmisor clave del sistema nervioso parasimpático (SNP) es la acetilcolina, una molécula crucial que activa los receptores muscarínicos distribuidos en todo el cuerpo. La unión de la acetilcolina a estos receptores muscarínicos desencadena una serie de respuestas fisiológicas que permiten al nervio vago y al SNP llevar a cabo sus funciones esenciales en la regulación de diversas actividades orgánicas.

Es importante destacar este nivel de detalle fisiológico, ya que la colina, una vitamina del complejo B, desempeña un papel fundamental en este proceso como precursor de la acetilcolina. La ingesta de alimentos ricos en colina, como huevos o carne, proporciona a nuestro cuerpo las materias primas necesarias para la síntesis de acetilcolina, contribuyendo así al adecuado funcionamiento del sistema nervioso.

Esta relación entre la colina y la salud del sistema nervioso cobra particular importancia en el contexto de la dieta, especialmente para aquellos que siguen una dieta vegetariana o vegana. Garantizar un aporte adecuado de colina, junto con otros nutrientes esenciales, es fundamental para mantener la salud neuronal y cerebral en óptimas condiciones en estos grupos de personas.

Por tanto, la dieta se convierte en un componente crucial para la restauración del funcionamiento óptimo del nervio vago. En mi práctica, priorizo la nutrición como una herramienta fundamental, especialmente al tratar a individuos que experimentan síntomas de disfunción del nervio vago. Al centrarnos en una alimentación equilibrada y rica en nutrientes, podemos apoyar eficazmente la salud del sistema nervioso y, en última instancia, mejorar el bienestar general del individuo.

La respuesta de “luchar o huir” frente al estrés es una función esencial del cuerpo humano para garantizar la supervivencia en situaciones amenazantes. Cuando el sistema nervioso simpático se activa, se desencadena una serie de respuestas fisiológicas destinadas a preparar al cuerpo para enfrentar el peligro. Esto incluye el aumento de hormonas como el cortisol, la epinefrina y la norepinefrina, que provocan sensaciones de ansiedad, enfado o miedo. Además, se producen cambios físicos como el aumento del ritmo cardíaco, la sudoración, la ralentización de la digestión y la contracción de los vasos sanguíneos.

Otra respuesta común al estrés es la de “apagarse” o “congelarse”, que puede ocurrir cuando el cuerpo percibe un peligro inminente o se siente incapaz de escapar de la situación. En este caso, el sistema nervioso parasimpático puede entrar en acción para inducir un estado de cierre. Esto puede manifestarse como sensaciones de desesperación, entumecimiento, vergüenza, desconexión o mareo, acompañadas de una disminución en la frecuencia cardíaca, la presión arterial y la respuesta inmune, así como una disminución del deseo sexual y la sensación de dolor. El sistema digestivo también se ralentiza y la capacidad para hablar puede verse afectada.

Es importante destacar que estas respuestas son naturales y adaptativas en situaciones de estrés agudo y breve, pero cuando estas respuestas se vuelven crónicas debido a un tono vagal deficiente, como resultado de traumas pasados o situaciones como dijimos, de tipo crónico, pueden desencadenar problemas de salud física y mental. En tales casos, el cuerpo puede permanecer en un estado de activación constante, aumentando el riesgo de enfermedades físicas y trastornos mentales.

Es necesario que comprendas que un sistema nervioso saludable y un tono vagal equilibrado son esenciales para gestionar eficazmente el estrés y volver a un estado de calma, seguridad y conexión después de enfrentar situaciones desafiantes.

Entre las numerosas funciones de un tono vagal optimizado vamos a encontrar:

  • Reducir la presión arterial.

  • Disminuir el ritmo cardíaco.

  • Gestionar el estrés y la ansiedad.

  • Regular el estado de ánimo.

  • Reducir la inflamación y el dolor.

  • Facilitar la comunicación entre el cerebro y el intestino.

  • Proporcionar información sensorial desde la garganta, los pulmones y el corazón.

  • Regular la deglución.

  • Controlar el habla.

1. Factores relacionados con el estrés y el trauma:

  • Estrés crónico y falta de sueño: El estrés prolongado y la privación crónica de sueño pueden perturbar la sensación de seguridad interna y desencadenar un tono vagal deficiente.

  • Experiencias traumáticas en la primera infancia: Los traumas tempranos pueden interrumpir el desarrollo del sistema nervioso y generar un estado crónico de huida o lucha.

  • Lesiones en la cabeza: Las lesiones cerebrales traumáticas pueden dañar directamente el nervio vago o crear experiencias traumáticas que contribuyan al tono vagal deficiente.

2. Factores relacionados con la salud y el estilo de vida:

  • Infecciones crónicas: Las infecciones sistémicas crónicas pueden desencadenar una respuesta inflamatoria que afecta negativamente al sistema nervioso, incluido el nervio vago.

  • Desequilibrios del azúcar en sangre: Una dieta rica en azúcares refinados y carbohidratos procesados puede provocar fluctuaciones en los niveles de azúcar en sangre, afectando la función del sistema nervioso y el tono vagal.

  • Alta carga tóxica: La exposición a toxinas ambientales puede comprometer la salud del sistema nervioso y afectar el tono vagal.

3. Factores relacionados con la respiración y la salud emocional:

  • Mala mecánica respiratoria: La respiración superficial y errática puede interrumpir la función del nervio vago y empeorar los síntomas del tono vagal deficiente.

  • Estrés emocional: El estrés emocional crónico puede contribuir a un tono vagal deficiente, afectando negativamente la función del sistema nervioso autónomo.

Al abordar estos factores, se puede mejorar el tono vagal y promover un mejor equilibrio emocional y físico en general. Es importante adoptar un enfoque integral que incluya la gestión del estrés, el cuidado de la salud emocional, la promoción de un estilo de vida saludable y la atención a posibles problemas de salud subyacentes.

Disfunciones del Tono Vagal

Las disfunciones del tono vagal, una expresión común de la cual es el síncope vasovagal, reflejan alteraciones en la actividad del nervio vago, un componente esencial del sistema nervioso parasimpático que desempeña un papel crucial en la regulación de funciones corporales como la digestión, la frecuencia cardíaca, la respiración y la respuesta inmunitaria.

  • Tono Vagal Bajo: El tono vagal bajo se manifiesta en una actividad reducida del nervio vago, lo que puede llevar a una variedad de condiciones y síntomas. Por ejemplo, una respuesta elevada al estrés es común en individuos con tono vagal bajo, debido a una menor capacidad para activar la respuesta de relajación del cuerpo. Además, problemas digestivos como el síndrome del intestino irritable y alteraciones del ritmo cardíaco, como una frecuencia cardíaca más alta y una menor variabilidad, son frecuentes. También puede comprometer la función inmune, aumentando el riesgo de inflamación crónica y enfermedades autoinmunes.

  • Tono Vagal Alto: Por otro lado, aunque menos común, un tono vagal excesivamente alto también puede presentar desafíos. Este estado puede manifestarse en bradicardia y presión arterial baja, lo que puede resultar en mareos y desmayos. La fatiga también puede ser un síntoma, posiblemente debido a la sobre-regulación de las respuestas metabólicas y energéticas del cuerpo.

  • Desregulación del Tono Vagal: La desregulación del tono vagal implica una variabilidad anormal en su actividad, lo que puede llevar a respuestas inadecuadas ante demandas ambientales y fisiológicas. Esto puede incluir una incapacidad para regular adecuadamente la frecuencia cardíaca en respuesta al estrés o al ejercicio, así como dificultades en la gestión de las respuestas emocionales y sociales debido a una modulación insuficiente del tono vagal.

Estas disfunciones reflejan la importancia crítica del tono vagal para el equilibrio físico y emocional del cuerpo humano. Abordar la salud del nervio vago, a través de prácticas como la meditación, la respiración profunda y la conexión social, puede ser fundamental para mejorar la calidad de vida y prevenir diversas enfermedades y trastornos relacionados con el estrés y la salud emocional.

Comprobación del tono vagal: Evaluación práctica para entender su funcionamiento

Para entender si su tono vagal está en óptimas condiciones o si podría estar enfrentando deficiencias en este aspecto crucial de su salud, hay varias formas de evaluación práctica que pueden ayudarle a tener una idea más clara.

1. Prueba de constricción pupilar: Al examinar la reacción de sus pupilas a la luz, se pueden obtener pistas sobre el funcionamiento de su eje vagal. Una contracción pupilar sostenida es indicativa de un funcionamiento saludable del sistema nervioso autónomo. Si la contracción es breve o no ocurre, podría señalar problemas en el tono vagal y el eje HPA.

2. Variabilidad del ritmo cardíaco: La variabilidad en el intervalo de tiempo entre los latidos cardíacos puede proporcionar información valiosa sobre la salud del sistema nervioso autónomo. Una variabilidad anormal puede sugerir una disfunción en el tono vagal.

3. Comparación de la frecuencia cardíaca y la frecuencia respiratoria: Observar la relación entre su ritmo cardíaco y su respiración puede revelar pistas sobre la salud de su tono vagal. Normalmente, cuando se encuentra en un estado de calma y tranquilidad, su frecuencia cardíaca es más baja que su frecuencia respiratoria. Si esta relación es irregular o anormal, podría indicar una deficiencia en el tono vagal.

4. Medición de la presión arterial: El sistema nervioso autónomo, incluido el nervio vago, desempeña un papel fundamental en el mantenimiento de la presión arterial. Un cambio en la presión arterial en reposo puede señalar desequilibrios en el tono vagal. Tanto la presión arterial alta como la baja pueden ser indicadores de un tono vagal deficiente.

5. Prueba de hipotensión ortostática: Esta prueba simple implica medir su presión arterial primero mientras está acostado y luego inmediatamente después de levantarse. Un aumento adecuado en la presión arterial al ponerse de pie indica un buen equilibrio entre los sistemas nerviosos simpático y parasimpático. Si no se produce este aumento, podría indicar fatiga suprarrenal u otros desequilibrios.

Las 12 Mejores Estrategias para Mejorar el Tono Vagal

Reducción del Estrés y Mejora del Sueño: Prioriza la reducción del estrés y mejora la calidad de tu sueño para restaurar el equilibrio en tu cuerpo. Dedica tiempo a actividades relajantes como la meditación, caminatas por la naturaleza y lectura antes de dormir. Mantén un horario de sueño regular y asegúrate de dormir de 7 a 9 horas cada noche.

Practica la Gratitud y la Risa: Cultiva la gratitud a través de la reflexión diaria sobre las cosas positivas de tu vida. La risa es un poderoso estimulante del nervio vago, así que no dudes en buscar momentos de diversión y alegría en tu día a día.

Conexiones Sociales: Fortalece tus conexiones sociales participando en actividades grupales y pasando tiempo con amigos y familiares comprensivos. El apoyo social puede promover un estado de seguridad y conexión.

Respiración Profunda, Meditación y Oración: Practica la respiración profunda y dedica tiempo a la meditación y la oración para calmar tu mente y tonificar tu nervio vago.

Estimulación de los Músculos Palatinos: Realiza actividades como cantar, tararear o hacer gárgaras para estimular los músculos palatinos y mejorar el tono vagal.

Exposición al Agua Fría: Experimenta con la exposición al agua fría, comenzando con pequeños pasos como lavarte la cara con agua fría y avanzando gradualmente hacia duchas frías o inmersiones en agua fría.

Adopta una Dieta Antiinflamatoria: Prioriza una alimentación rica en alimentos antiinflamatorios como verduras, frutas, grasas saludables y proteínas animales para apoyar la salud intestinal y el funcionamiento del sistema nervioso.

Practica el Ayuno Intermitente: Explora el ayuno intermitente como una forma de promover la reparación celular, reducir la inflamación y apoyar la salud mental.

Mejora la Salud Intestinal: Apoya la salud intestinal mediante la eliminación de alimentos inflamatorios y la incorporación de alimentos ricos en prebióticos y probióticos.

Mantente Activo: Integra el movimiento y el ejercicio regular en tu rutina diaria para liberar tensión, aumentar las endorfinas y mejorar tu estado de ánimo.

Terapias de Movimiento: Explora terapias somáticas corporales como el yoga, la danza y la terapia de alivio de tensión para liberar emociones atrapadas y promover un estado de calma y conexión.

Utiliza Suplementos y Terapias Complementarias: Considera el uso de suplementos como magnesio y zinc, así como terapias complementarias como la quiropráctica, el masaje y la acupuntura para apoyar la salud nerviosa y el tono vagal.

Como Resetear el Nergvio Vago

¿Existe la posibilidad de resetear el nervio vago? La respuesta es que existen unas serie de mecanismos capaces de ello. El reinicio del nervio vago, también conocido como terapia del nervio vago o estimulación del nervio vago, es una estrategia terapéutica destinada a restablecer el equilibrio entre las dos ramas del sistema nervioso autónomo: el parasimpático y el simpático. Esta terapia busca abordar los síntomas asociados con la disfunción del sistema nervioso al mejorar el tono vagal.

A lo largo de numerosos estudios, como has llegado a leer antes, se ha vinculado la reducción del tono vagal con diversas enfermedades, incluidas aquellas relacionadas con el sistema gastrointestinal, neurológicas y cardiovasculares/metabólicas. Estos hallazgos lógicamente han suscitado un creciente interés en explorar cómo la estimulación del nervio vago puede contribuir a la mejora general de la salud.

La estimulación del nervio vago puede llevarse a cabo de diversas maneras, desde técnicas manuales hasta estimulación eléctrica, pero es importante destacar que existen otras modalidades para restablecer el nervio vago que no implican estimulación directa. Estas prácticas holísticas pueden ser igualmente efectivas y pueden incluir métodos como la meditación, la respiración profunda, el ejercicio regular y la atención plena.

lo que es esencial que tengas en cuenta es que, si bien la estimulación directa del nervio vago puede ser beneficiosa en ciertos casos, enfocarse exclusivamente en este enfoque puede no ser necesario por lo que, adoptar comportamientos y modalidades holísticas que promuevan la salud general también puede mejorar el tono vagal de forma natural.

En esta exploración, el propósito de esta sección del post es brindar información sobre diversas terapias, trabajos y herramientas destinadas a mejorar el tono vagal para aquellos que experimentan síntomas o problemas específicos asociados con la disfunción del nervio vago.

Respiraciones

Una de las prácticas más destacadas es la respiración lenta y profunda, que activa el sistema nervioso parasimpático y promueve la relajación del cuerpo y la mente. Técnicas como la respiración diafragmática y la respiración de caja han demostrado mejorar la variabilidad de la frecuencia cardíaca y, por ende, el tono vagal.

  • Respiración lenta y profunda:

    • Esta práctica consiste en respirar de manera consciente, inhalando profundamente por la nariz y exhalando lentamente por la boca.

    • Al hacerlo, se activa el sistema nervioso parasimpático, que es responsable de inducir un estado de relajación en el cuerpo y la mente.

  • Respiración diafragmática:

    • Implica respirar utilizando el diafragma en lugar de los músculos intercostales superiores.

    • Al respirar de esta manera, se maximiza la cantidad de oxígeno que entra en los pulmones y se promueve una respuesta de relajación en el cuerpo, activando el sistema nervioso parasimpático.

  • Respiración de caja:

    • Esta técnica implica inhalar, retener el aire, exhalar y retener la respiración nuevamente en patrones de tiempo iguales.

    • Al sincronizar la respiración con estos patrones, se promueve una mayor coherencia en la variabilidad de la frecuencia cardíaca, lo que indica una mejora en el tono vagal.

    • Esta coherencia en la variabilidad cardíaca está asociada con una respuesta más eficaz del sistema nervioso parasimpático y una mayor sensación de calma y relajación.

Música

Otra intervención efectiva es la musicoterapia, que incluye cantar, escuchar, aprender e interpretar música. La musicoterapia se ha asociado con una reducción del estrés y una mejora del tono vagal, lo que la convierte en una herramienta valiosa para el restablecimiento del nervio vago.

En esta investigación, se llevó a cabo un estudio para comprender cómo el tarareo, la actividad física, el estrés emocional y el sueño afectan la variabilidad de la frecuencia cardíaca (VFC). Se reclutaron 23 participantes y se utilizó un dispositivo Holter para medir los parámetros de VFC durante estas actividades. Los resultados mostraron que el tarareo, en particular el simple Bhramari, indujo una significativa reducción del estrés en comparación con las otras actividades. Estos hallazgos sugieren que el tarareo puede ser una estrategia efectiva para mitigar el estrés y mejorar la función del sistema nervioso autónomo, lo que podría tener implicaciones importantes para la salud mental y física.

Ejercicio Físico

El ejercicio físico regular también es fundamental para mejorar el tono vagal y promover la salud en general. El yoga, el ejercicio aeróbico y el entrenamiento de resistencia han demostrado ser especialmente beneficiosos para aumentar la variabilidad de la frecuencia cardíaca y fortalecer el sistema nervioso.

El Papel de la Nutrición

La relación entre la nutrición y la salud del nervio vago es fundamental para entender cómo podemos mejorar su funcionamiento. Los ácidos grasos omega-3, presentes en alimentos como el salmón, algunas carnes y órganos de animales alimentados en pastos, son conocidos por sus propiedades antiinflamatorias y su capacidad para promover la salud neuronal.

La colina, que se encuentra en alimentos como los huevos, es un nutriente esencial para la síntesis de neurotransmisores, lo que puede ayudar a mejorar la transmisión de señales a lo largo del nervio vago. La vitamina B12, presente en alimentos de origen animal como la carne y los lácteos, es crucial para la función nerviosa adecuada y puede ayudar a mantener la integridad de los nervios. Los probióticos, que se encuentran en alimentos fermentados como el yogur y el chucrut, pueden promover un microbioma intestinal saludable, lo que a su vez puede tener efectos positivos en la función nerviosa y la reducción de la inflamación.

Siguiendo una dieta de tipo evolutivo centrada en alimentos frescos, enteros y no procesados, podemos proporcionar a nuestro cuerpo los nutrientes necesarios para mantener la salud del nervio vago.

Por otro lado, es importante evitar alimentos inflamatorios que pueden dañar la salud del nervio vago. Estos incluyen alimentos con alto contenido de azúcar refinada, que pueden aumentar la inflamación en el cuerpo y afectar negativamente la función nerviosa. Las grasas vegetales refinadas, como el aceite de maíz y de soja, son ricas en omega-6 y ácido linoleico, que pueden desequilibrar la relación entre omega-3 y omega-6 en el cuerpo y promover la inflamación.

Exposición al Frío y Masajes, otra alternativa

La exposición al frío es una intervención a tener en cuenta para estimular el nervio vago y mejorar la variabilidad de la frecuencia cardíaca. El masaje del nervio vago, realizado mediante movimientos de caricia y torsión en el área del cuello y los hombros, puede aumentar la actividad parasimpática y promover la relajación. La exposición al frío, ya sea a través de masajes con hielo o inmersión facial en agua fría, también puede mejorar el tono vagal y promover la salud cardiovascular.

1. Masaje del Nervio Vago: El nervio vago, uno de los principales componentes del sistema nervioso parasimpático, recorre desde el cerebro hasta el abdomen, pasando por varias áreas, incluido el cuello. Al aplicar un masaje suave en el área del cuello y hombros mediante movimientos de caricia y torsión, se puede estimular mecánicamente este nervio. Esta estimulación puede enviar señales al cerebro que activan la respuesta parasimpática, la cual es responsable de “descansar y digerir”. Este estado promueve la relajación, reduce el estrés y puede disminuir la frecuencia cardíaca, lo que a su vez incrementa la VFC. La VFC es un indicador de cómo el corazón se ajusta a los cambios en el ambiente, y una mayor VFC está asociada con mejor salud cardiovascular y mayor resiliencia al estrés.

2. Exposición al Frío: La exposición al frío activa respuestas fisiológicas complejas en el cuerpo. Cuando se expone al frío, por ejemplo, a través de masajes con hielo o inmersión facial en agua fría, se activan los receptores de temperatura de la piel. Esta activación desencadena una serie de respuestas que buscan conservar el calor del cuerpo y ajustar la circulación sanguínea. Una de estas respuestas incluye la activación del sistema nervioso parasimpático, en parte mediada por el nervio vago.

El frío también puede estimular la liberación de ciertas hormonas, como la noradrenalina, en el cerebro, que pueden tener efectos calmantes y mejorar la función del nervio vago. Además, la exposición regular al frío ha demostrado aumentar la VFC, indicando un equilibrio mejorado entre las ramas simpática y parasimpática del sistema nervioso autónomo. Esto no solo mejora la salud cardiovascular sino que también contribuye a una mayor capacidad para manejar el estrés.

Reflexiones Finales sobre el Tono Vagal:

El nervio vago, aunque a menudo pasa desapercibido, desempeña un papel fundamental en numerosas funciones vitales de nuestro cuerpo. Desde regular la frecuencia cardíaca y la respiración hasta influir en la digestión y el estado emocional, su importancia no puede ser subestimada.

Los síntomas de un tono vagal deficiente pueden manifestarse de diversas formas, desde ansiedad y depresión hasta fatiga y problemas digestivos. Reconocer estos signos es el primer paso para abordar cualquier desequilibrio que pueda estar afectando su bienestar general.

Es alentador saber que existen estrategias naturales y simples para mejorar el tono vagal y promover una mejor salud mental y emocional. Desde reducir el estrés y mejorar la calidad del sueño hasta practicar la gratitud y mantener conexiones sociales significativas, cada paso que damos hacia el cuidado de nuestro nervio vago es un paso hacia una vida más equilibrada y satisfactoria.

Al implementar estas estrategias en su vida diaria, puede fortalecer su conexión mente-cuerpo y cultivar un sentido renovado de bienestar. Recuerde siempre escuchar a su cuerpo y buscar el apoyo adecuado cuando sea necesario. Su salud es su mayor activo, y cuidar de su nervio vago es un paso crucial en su viaje hacia una vida plena y saludable.

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