La salud de nuestra piel es un reflejo directo del equilibrio de su microbiota, esa comunidad de microorganismos que vive en la superficie cutánea y desempeña un papel crucial en su protección. Sin embargo, cuando este delicado ecosistema se desbalancea, ciertas afecciones pueden aparecer, siendo una de las más comunes las relacionadas con el hongo Malassezia. Este hongo, que normalmente coexiste de manera inofensiva en nuestra piel, puede volverse problemático y dar lugar a condiciones como la pitiriasis versicolor, la dermatitis seborreica o la foliculitis por Malassezia.

Si alguna vez has notado manchas en la piel, descamación o un enrojecimiento persistente que parece no desaparecer, podrías estar enfrentando un desbalance en tu microbiota cutánea que ha permitido a Malassezia prosperar. La buena noticia es que no estás solo en esta batalla y que existen estrategias efectivas para combatir esta incómoda afección, desde cambios en tu rutina de cuidado de la piel hasta ajustes en tu dieta y hábitos diarios.

En este artículo, exploraremos qué es Malassezia, cómo impacta la salud de la piel y, lo más importante, qué puedes hacer para recuperar el equilibrio de tu microbiota cutánea y mantener una piel saludable y libre de molestias. ¡Comencemos!

Introducción

La salud de nuestra piel está íntimamente ligada al equilibrio de su microbiota, un ecosistema complejo de microorganismos que vive en nuestra superficie cutánea y actúa como una barrera protectora frente a agentes externos. Cuando esta microbiota está en armonía, nuestra piel se mantiene saludable, pero cualquier desequilibrio puede dar lugar a problemas dermatológicos. Uno de los principales responsables de estas alteraciones es el hongo Malassezia, un habitante natural de la piel que, bajo ciertas condiciones, puede proliferar de forma excesiva y desencadenar afecciones comunes como la pitiriasis versicolor, la dermatitis seborreica o la foliculitis. Estas condiciones, aunque no son graves, pueden ser persistentes y generar molestias tanto físicas como estéticas, afectando significativamente la calidad de vida.

Si alguna vez has experimentado manchas, descamación, picor o enrojecimiento persistente en la piel, es posible que el equilibrio de tu microbiota cutánea se haya alterado, permitiendo que Malassezia prospere. Afortunadamente, comprender la dinámica de este hongo y los factores que contribuyen a su sobrecrecimiento abre la puerta a estrategias efectivas para controlar sus efectos. Desde una rutina de cuidado adecuada y el uso de ingredientes específicos hasta la adopción de hábitos saludables en la dieta y la exposición solar, hay diversas formas de abordar este problema.

En este artículo, profundizaremos en qué es Malassezia, cómo afecta la salud de la piel y cuáles son las herramientas más efectivas para restaurar y mantener el equilibrio de tu microbiota cutánea. Con un enfoque que integra avances científicos, cuidado personal y cambios en el estilo de vida, aprenderás cómo cuidar tu piel de manera integral y evitar que estos problemas vuelvan a aparecer.

Malassezia y Por que debes entender esto como Salud Evolutiva

Malassezia es un género de hongos levaduriformes que forma parte de la microbiota normal de la piel humana y otros animales de sangre caliente. Este microorganismo, que depende de los lípidos presentes en la piel para sobrevivir y proliferar, normalmente coexiste de manera inofensiva en la superficie cutánea. Sin embargo, bajo ciertas condiciones, su crecimiento descontrolado puede desencadenar una serie de problemas dermatológicos, como la pitiriasis versicolor, la dermatitis seborreica o la foliculitis por Malassezia. Estos trastornos suelen manifestarse con síntomas como manchas en la piel, descamación, picor y enrojecimiento persistente.

Diversos factores contribuyen al crecimiento excesivo de Malassezia. Entre ellos se encuentran el aumento en la producción de sebo, desequilibrios hormonales, exposición a humedad y calor, alteraciones en los ritmos circadianos y el uso de productos grasos o inadecuados para la piel. Además, un estilo de vida moderno desvinculado de las prácticas evolutivas, como la falta de exposición solar y el uso excesivo de luz artificial, puede influir negativamente en el equilibrio de la microbiota cutánea y fomentar la disfunción inmunitaria que permite el sobrecrecimiento de este hongo.


… el 87.5% (14 de 16 pacientes) de aquellos que presentaban más de cinco manchas de pitiriasis alba tenían un nivel sérico deficiente de vitamina D, lo que nos lleva a establecer una relación entre la gravedad y extensión de la pitiriasis alba con la deficiencia de vitamina D.

https://resources.healthgrades.com/right-care/skin-hair-and-nails/pityriasis-alba#:~:text=The%20exact%20cause%20of%20the,treatment%20is%20usually%20not%20necessary.

Para abordar las afecciones relacionadas con Malassezia, es fundamental restablecer el equilibrio de la microbiota cutánea y optimizar las defensas naturales del cuerpo. Además de los tratamientos antimicóticos tradicionales, como el ketoconazol o el clotrimazol, existen estrategias complementarias basadas en hábitos ancestrales y terapias modernas. Por ejemplo, la exposición controlada al sol durante las primeras horas del día y al espectro infrarrojo cercano (NIR) favorece la función inmunológica y mejora la oxigenación de la piel. La luz infrarroja filtrada con agua (wIRA) es especialmente eficaz, ya que reduce directamente la carga de Malassezia, mejora la cicatrización y disminuye la inflamación sin dañar las células cutáneas.

Asimismo, incorporar prácticas ancestrales, como la exposición al frío, puede fortalecer la respuesta inmunológica y reducir la inflamación sistémica, contribuyendo al control del crecimiento de microorganismos patógenos. Una alimentación evolutiva rica en nutrientes esenciales, antioxidantes y compuestos antiinflamatorios —incluyendo grasas saludables, proteínas de calidad, frutas estacionales y alimentos fermentados— apoya la salud general de la piel y refuerza la microbiota cutánea.

Mantener ritmos circadianos adecuados es otra pieza clave. Dormir lo suficiente, evitar la luz azul artificial por la noche y sincronizarse con los ciclos naturales de luz y oscuridad mejora la función inmunológica y regula los procesos metabólicos en la piel.

La fotoinactivación antimicrobiana (PDI) y la terapia fotodinámica (PDT) representan enfoques innovadores para combatir infecciones, especialmente ante la creciente resistencia antimicrobiana. Este método utiliza luz visible en combinación con un fotosensibilizador (PS) y oxígeno para generar especies reactivas de oxígeno (ROS) que eliminan microorganismos de forma localizada y no específica. A diferencia de los antibióticos convencionales, la PDI no induce resistencia microbiana, ya que su acción oxidativa daña múltiples componentes celulares, como lípidos, proteínas y ácidos nucleicos, dificultando la adaptación del microorganismo.

La PDI ha demostrado eficacia contra bacterias resistentes a múltiples fármacos (como MRSA), hongos como Candida y Malassezia, y biopelículas, estructuras protectoras que dificultan el tratamiento convencional. Además, su capacidad para inactivar factores de virulencia y biopelículas abre nuevas posibilidades en el manejo de infecciones crónicas y resistentes.

En aplicaciones clínicas, la PDI es prometedora en áreas como el tratamiento de infecciones cutáneas, periodontitis, infecciones de heridas y descontaminación de dispositivos médicos. También ha mostrado potencial en dermatología para tratar infecciones fúngicas superficiales y enfermedades inflamatorias relacionadas con la microbiota de la piel. La combinación de PDI con herramientas como luz infrarroja o nanopartículas permite una mayor penetración en tejidos y una mejor focalización.

Aunque la PDI se limita a aplicaciones localizadas y requiere una fuente de luz y oxígeno, su capacidad para inducir respuestas inmunológicas del huésped podría integrarse en tratamientos sistémicos. Además, sigue siendo necesario optimizar su implementación mediante mejoras en los fotosensibilizadores y la administración dirigida.

Protocolo Integral para Combatir y Controlar Malassezia

Este protocolo combina estrategias modernas y prácticas ancestrales para restaurar el equilibrio de la microbiota cutánea, reducir el crecimiento de Malassezia y mejorar la salud general de la piel.

Tratamiento Tópico y Cuidados Básicos de la Piel

Higiene específica:

• Lava la piel afectada con un champú o jabón antimicótico que contenga ketoconazol, selenio sulfuro o pyrithione zinc.

• Evita el uso de jabones con fragancias fuertes o productos grasos que puedan alimentar el hongo.

Infusiones calmantes:

• Usa infusiones de té de manzanilla y menta fría para aliviar el picor y la inflamación. Aplícalas directamente sobre la piel limpia con una gasa o en el agua del baño.

Aceites esenciales:

• Aplica aceite de árbol de té 100% natural, diluido con aceite de coco o directamente (si no causa irritación), sobre las zonas afectadas dos veces al día para reducir la proliferación de Malassezia.

Aloe vera puro:

• Usa gel de aloe vera con al menos un 99% de pureza para calmar la irritación, hidratar y reparar la piel.

Vinagre de sidra de manzana:

• Diluye en una proporción de 1:2 con agua y aplícalo sobre las áreas afectadas para aliviar el picor y equilibrar el pH de la piel.

Regulación del Estilo de Vida y Hábitos Ancestrales

A. Exposición solar y luz infrarroja:

• Pasa 10-20 minutos al sol durante las primeras horas de la mañana. Esto aumenta la producción de vitamina D y regula el sistema inmunológico.

• Incorpora luz infrarroja cercana (NIR) o luz filtrada con agua (wIRA) para reducir directamente la carga de Malassezia, disminuir la inflamación y mejorar la oxigenación cutánea.

B. Exposición al frío:

• Realiza duchas de agua fría o usa compresas frías en las áreas afectadas para fortalecer la respuesta inmunológica y reducir la inflamación sistémica.

C. Optimización de ritmos circadianos:

• Sincroniza tu ciclo de luz y oscuridad:

• Exposición a la luz natural por la mañana.

• Evita la luz azul artificial 2-3 horas antes de dormir. Usa gafas bloqueadoras de luz azul si es necesario.

• Duerme al menos 7-8 horas al día para reforzar las defensas inmunológicas.

Alimentación Evolutiva para Reducir Inflamación y Apoyar la Microbiota

Dieta base:

Proteínas de calidad: Carnes magras, vísceras, pescados grasos (como el salmón y las sardinas) y mariscos.

Grasas saludables: Aceite de coco (también tópico), mantequilla ghee, aceite de oliva virgen extra.

Alimentos fermentados: Kéfir, yogur natural y vegetales fermentados para fortalecer la microbiota intestinal y cutánea.

Frutas estacionales: Bayas y cítricos ricos en antioxidantes que reducen el estrés oxidativo.

Evitar: Azúcares refinados, alimentos ultraprocesados y carbohidratos simples, que alimentan el crecimiento de hongos. Vino tinto u otros alimentos ricos en histaminas.

Suplementación Estratégica

Multivitamínicos: Asegúrate de cubrir deficiencias de nutrientes básicos.

Vitamina D3: 2000-5000 UI al día (si no se obtiene suficiente luz solar).

Probióticos: Cepas específicas como Lactobacillus rhamnosus y Bifidobacterium breve para mejorar el equilibrio intestinal y cutáneo.

Omega-3: 1000-3000 mg al día (EPA/DHA) para reducir la inflamación.

N-Acetilcisteína (NAC): 600 mg al día para combatir el estrés oxidativo y apoyar la regeneración celular.

Rutina Semanal de Mantenimiento

Dos veces por día: Tratamiento tópico antimicótico en las áreas afectadas.

Diario: Exposición al sol por la mañana y prácticas de puesta a tierra (caminar descalzo en césped, arena o tierra).

Una vez por día: Luz infrarroja o baños de té calmantes para mejorar la cicatrización.

Seguimiento y Ajustes

• Monitorea las áreas afectadas cada semana para ajustar el protocolo según los resultados.

• Consulta a un dermatólogo si los síntomas persisten más allá de 4-6 semanas o si empeoran.

Este enfoque integral, que combina terapias modernas con prácticas evolutivas, no solo combate el sobrecrecimiento de Malassezia, sino que también promueve una piel saludable y equilibrada a largo plazo.

Protocolo Básico de Irradiación con Luz Infrarroja en Casa

1. Materiales Necesarios

Lámpara de infrarrojo A (IR-A):

• Idealmente, utiliza dispositivos con un espectro de 570–1400 nm (lo más cercano al wIRA). Algunas marcas diseñan lámparas infrarrojas terapéuticas para uso doméstico.

• Busca modelos con ajuste de irradiancia y temperatura para evitar sobrecalentamiento. Ejemplo: Philips InfraCare o lámparas similares aprobadas para terapia cutánea.

Panel de luz roja/infrarroja cercana (NIR):

• Un panel de luz roja o NIR (como los que ofrece Joovv, RedLightMan, etc.) puede complementar el tratamiento, ayudando a mejorar la regeneración celular y la oxigenación.

Protección ocular:

• Usa gafas de protección diseñadas para luz infrarroja o fototerapia, ya que el IR-A puede dañar los ojos si se expone directamente.

2. Procedimiento

A. Preparación de la piel:

  1. Limpia suavemente la piel afectada con un limpiador suave sin sulfatos para eliminar exceso de grasa y partículas.
  2. Si es posible, aplica un fotosensibilizador tópico aprobado, como el metil aminolevulinato (MAL), en crema (consulta con un dermatólogo). Esto potenciará los efectos de la luz IR-A. Si no tienes acceso al MAL, puedes usar una crema tópica con propiedades regeneradoras, como aloe vera puro.

B. Irradiación:

  1. Distancia: Mantén la lámpara a 20–30 cm de la piel para una irradiancia adecuada sin sobrecalentar.
  2. Duración:

• Irradia la zona durante 30 minutos por sesión.

• Descansa durante 1 hora y repite el proceso hasta completar 3 ciclos (aproximadamente 3 horas de tratamiento total, como en el estudio).

• En casos leves, una única sesión de 30 minutos diaria podría ser suficiente.

  1. Frecuencia:

• Realiza el tratamiento 3-4 días por semana, evaluando la mejora tras 2-4 semanas.

C. Combinación con luz roja (opcional):

• Aplica luz roja/NIR sobre la misma zona antes o después del infrarrojo A (10-15 minutos) para promover la regeneración celular y la cicatrización.

3. Medidas de Seguridad

Evita quemaduras: No permitas que la lámpara eleve demasiado la temperatura. La piel debe calentarse, pero no quemarse.

Protege áreas sensibles: No irradies áreas como los ojos o genitales.

Evita el uso excesivo: La sobreexposición podría causar inflamación o daño en la barrera cutánea.

Complementos Terapéuticos

  1. Aceite de Árbol de Té: Aplica diluido (2-5 gotas en 1 cucharadita de aceite portador como coco o jojoba) sobre la piel después del tratamiento. Tiene propiedades antifúngicas probadas.
  2. Higiene Alimentaria:

• Aumenta el consumo de grasas saludables (omega-3, aguacate, aceite de oliva).

• Minimiza azúcares refinados y carbohidratos ultraprocesados para reducir la proliferación de Malassezia (que depende de lípidos y azúcares para crecer).

  1. Probióticos tópicos: Usa cremas probióticas que favorezcan el equilibrio de la microbiota cutánea.
  2. Terapia con duchas frías: Alterna con duchas frías para mejorar la función de barrera cutánea y reducir la inflamación.

Referencias

St Denis TG, Dai T, Izikson L, Astrakas C, Anderson RR, Hamblin MR, Tegos GP. All you need is light: antimicrobial photoinactivation as an evolving and emerging discovery strategy against infectious disease. Virulence. 2011 Nov-Dec;2(6):509-20. doi: 10.4161/viru.2.6.17889. Epub 2011 Nov 1. PMID: 21971183; PMCID: PMC3260545.

Magdalena de Arriba, Nicole Borel, Salomé LeibundGut-Landmann,
Water-filtered infrared A irradiation exerts antifungal effects on the skin fungus Malassezia,
Journal of Photochemistry and Photobiology B: Biology,
Volume 255,
2024,
112909,
ISSN 1011-1344,
https://doi.org/10.1016/j.jphotobiol.2024.112909.