En la actualidad, nos encontramos ante un cambio de paradigma -pero erróneo y pobre –  en la forma en que comprendemos y evaluamos la salud cardiovascular. Durante mucho tiempo, el enfoque principal se centraba en el colesterol total, las grasas saturadas y la famosa LDL (” el colesterol malo”). Sin embargo, un marcador que ha emergido con fuerza y que merece nuestra atención -para bien o para mal- es la apolipoproteína B, o ApoB.

ApoB es una proteína esencial que desempeña un papel crítico en el transporte de lípidos, especialmente el colesterol, en nuestro organismo. La ApoB se presenta en dos formas principales: ApoB-100, que se encuentra en las lipoproteínas de baja densidad (LDL), y ApoB-48, presente en los quilomicrones. Estas lipoproteínas son las responsables de llevar el colesterol y otras grasas a través de nuestro sistema circulatorio.

Nos han querido vender que la importancia de ApoB radica en que puede proporcionarnos una visión más precisa de nuestro riesgo cardiovascular que simplemente mirar el colesterol o las grasas saturadas, pero nuevamente es un planteamiento corto de miras. Tener niveles elevados de ApoB-100 y, por lo tanto, de LDL, no tiene por qué estar asociado con un mayor riesgo de acumulación de placa en las arterias y, en última instancia, enfermedades cardíacas.

Sin embargo, lo que debemos comprender es que la salud cardiovascular es un panorama mucho más complejo que un solo marcador. No podemos demonizar ni simplificar en exceso la importancia de ApoB sin considerar otros factores clave, como la genética, la inflamación, el estilo de vida y otros marcadores lipídicos como el colesterol HDL (“colesterol bueno”).

En lugar de centrarnos exclusivamente en un marcador particular, debemos adoptar un enfoque más holístico hacia la salud cardiovascular. Esto implica una evaluación integral de factores de riesgo, incluyendo la dieta, el ejercicio, la genética y la inflamación. También es crucial considerar la relación entre ApoB y otros marcadores, como ApoA-I, para obtener una imagen más precisa de nuestro perfil lipídico y, por ende, de nuestro riesgo cardiovascular.

¿Qué es el apoB?

“ApoB” es una abreviatura de “apolipoproteína B”, una proteína que se encuentra en las lipoproteínas y juega un papel esencial en el transporte de lípidos, especialmente el colesterol, en el cuerpo humano, la cual tiene dos formas principales:

  1. ApoB-100: Esta forma de ApoB se encuentra en las lipoproteínas de baja densidad (LDL), que a veces se llaman “colesterol malo”. Las LDL transportan el colesterol desde el hígado hacia otras células del cuerpo y pueden contribuir a la acumulación de placa en las arterias si están presentes en cantidades elevadas.
  2. ApoB-48: Esta forma de ApoB se encuentra en las quilomicrones, que son partículas que transportan lípidos después de una comida y ayudan en la absorción de grasas en el intestino delgado.

La medición de los niveles de ApoB en sangre se utiliza en la evaluación del riesgo de enfermedades cardiovasculares, ya que niveles elevados de ApoB-100 y LDL a menudo están relacionados con un mayor riesgo de acumulación de placa en las arterias y enfermedades del corazón. Por lo tanto, ApoB es un marcador importante en la gestión de la salud cardiovascular.

ApoB se produce en el hígado y se encuentra en varias formas, siendo las más conocidas ApoB-100 y ApoB-48.

Se presenta en dos formas principales: ApoB-100 y ApoB-48, y se generan en diferentes ubicaciones dentro del organismo.

  1. ApoB-100:  ApoB-100 se sintetiza principalmente en el hígado. Esta forma de ApoB es una parte fundamental de las lipoproteínas de baja densidad (LDL), a veces referidas como “colesterol malo”. El hígado produce ApoB-100 y lo incorpora en las partículas de LDL que transportan el colesterol y otros lípidos a través del torrente sanguíneo hacia los tejidos y las células del cuerpo. Si los niveles de LDL y ApoB-100 son elevados, puede aumentar el riesgo de acumulación de placa en las arterias y enfermedades cardiovasculares.
  2. ApoB-48: ApoB-48, por otro lado, se genera en el intestino delgado durante la digestión de los alimentos, especialmente después de una comida rica en grasas. Esta forma de ApoB se encuentra en las quilomicrones, que son partículas lipídicas que se forman en el intestino para ayudar en la absorción de grasas y lípidos dietéticos. Los quilomicrones transportan estos lípidos hacia los tejidos del cuerpo para su utilización o almacenamiento.

Quilomicrones para Dummies:

Los quilomicrones son como pequeñas bolitas de grasa que tu cuerpo crea después de comer alimentos grasos.

Imagina que acabas de disfrutar de una deliciosa comida alta en grasa, como una chuletón, aderezado con mantequilla queso y un aguacate. Cuando comes estos alimentos, tu cuerpo necesita descomponer esas grasas para usarlas como energía o almacenarlas para más tarde.

Entonces, ¿qué hace tu cuerpo? Produce quilomicrones. Los quilomicrones son como pequeñas gotas de grasa que envuelven las grasas que has comido y las llevan a través de tu sistema digestivo. Actúan como transportadores de grasa.

Después de un tiempo, los quilomicrones liberan esas grasas en tu torrente sanguíneo, donde pueden ser utilizadas por tu cuerpo para obtener energía o almacenadas para más adelante.

La apolipoproteína B, comúnmente abreviada como ApoB, es una molécula fundamental en el transporte de lípidos en nuestro cuerpo. Su síntesis ocurre principalmente en el hígado, que actúa como una especie de “central de producción” para esta proteína esencial.

El hígado es un órgano multifuncional que desempeña un papel crucial en la metabolización de grasas y proteínas. En este contexto, es el encargado de fabricar la ApoB en su forma más prominente, la ApoB-100. Esta variante de ApoB se incorpora en las lipoproteínas de baja densidad (LDL), también las mal conocidas como “colesterol malo”. Las LDL son responsables de transportar el colesterol y otras grasas hacia las células de nuestro cuerpo. La medición de ApoB se utiliza en pruebas de laboratorio para evaluar el riesgo de enfermedades cardiovasculares y para entender el perfil lipídico de un individuo.
Se encuentra en lipoproteínas que circulan por todo el cuerpo, transportando lípidos desde el hígado hacia otras células y tejidos, y también en las lipoproteínas que facilitan la absorción de grasas en el intestino.

Debes saber que apoB es importante porque desempeña un papel clave en el metabolismo de las grasas y el transporte de lípidos, incluido el colesterol, en el cuerpo. Los niveles elevados de ApoB-100 y LDL (colesterol LDL) están asociados con un mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares, pero recuerda, es un contexto amplio con una complejidad inmensa que va más allá de los conceptos convencionales y dogmáticos que te han dicho.
ApoB se mide en pruebas de laboratorio de sangre, donde se analizan los niveles de ApoB en el suero sanguíneo. Esto se hace para evaluar el perfil lipídico de un individuo y determinar su riesgo cardiovascular. La relación entre ApoB y ApoA-I (otra apolipoproteína) también se utiliza como un indicador de riesgo cardiovascular.

La relación entre las apolipoproteínas ApoB y ApoA-I es un marcador crucial para evaluar el riesgo cardiovascular. Estas dos proteínas, que se encuentran en las lipoproteínas en la sangre, desempeñan roles opuestos en el transporte de lípidos y colesterol en el organismo.

ApoB es una apolipoproteína asociada principalmente con las lipoproteínas de baja densidad (LDL), conocidas como el “colesterol malo”. Su función principal es transportar el colesterol desde el hígado hacia otras células, pero cuando los niveles de ApoB son elevados, existe un mayor riesgo de acumulación de placa en las arterias, lo que puede llevar a enfermedades cardiovasculares.

En contraste, ApoA-I se encuentra en las lipoproteínas de alta densidad (HDL), que se conocen como el “colesterol bueno”. ApoA-I desempeña un papel fundamental en la eliminación del colesterol de las arterias y su transporte de regreso al hígado para su eliminación. Por lo tanto, altos niveles de ApoA-I están relacionados con un menor riesgo de enfermedades cardiovasculares.

La relación entre ApoB y ApoA-I, específicamente la relación ApoB/ApoA-I, se ha convertido en un indicador valioso de riesgo cardiovascular. Un valor elevado de esta relación sugiere un predominio de ApoB en la circulación, lo que se asocia con un mayor riesgo de acumulación de colesterol en las arterias y, por lo tanto, un mayor riesgo de enfermedades cardíacas.

En contraposición, un valor más bajo de la relación ApoB/ApoA-I indica un perfil lipídico más saludable y un menor riesgo cardiovascular. Los ratios recomendados para el índice ApoB/ApoA-I varían en función de las pautas y recomendaciones de salud cardiovascular, pero en general:

Un índice ApoB/ApoA-I menor a 0.6 se considera saludable y está asociado con un menor riesgo cardiovascular.

Un índice ApoB/ApoA-I entre 0.6 y 0.8 se considera aceptable, pero aún puede indicar cierto riesgo cardiovascular.

Un índice ApoB/ApoA-I mayor a 0.8 se considera un riesgo elevado de enfermedad cardiovascular y puede requerir una atención y manejo más intensivos.

¿Por qué el apoB es NO es el mejor marcador de Salud y Riesgo Cardiovascular?

ApoB es la nueva “Grasa Saturada”. El nuevo Colesterol. El nuevo LDL … Es importante reflexionar sobre cómo la ciencia y la medicina “mainstream” a menudo evolucionan -o involucionan –  a medida que adquirimos un entendimiento más profundo de la salud cardiovascular. En el pasado, el foco de atención solía estar en el vilipendio de ciertos factores, como el colesterol LDL elevado, las grasas saturadas o el colesterol en sí mismo, como culpables de enfermedades cardíacas.

Sin embargo, en la actualidad, hemos avanzado hacia una comprensión más matizada y equilibrada de la salud cardiovascular. Ahora estamos observando de cerca las apolipoproteínas, en particular, el ApoB, como un indicador valioso del riesgo cardiovascular, pero teniendo en cuenta otras piezas de un puzzle complejo. Muy complejo.

En lugar de demonizar un solo factor, como lo hicimos en el pasado, ahora reconocemos que es una combinación de diversos factores, incluyendo la genética, la dieta, el ejercicio y el equilibrio entre diferentes lipoproteínas y apolipoproteínas … y muchas mas cosas,  lo que influye en nuestro riesgo cardiovascular. Esta evolución en nuestra comprensión nos permite abordar la salud del corazón de manera más efectiva y personalizada. Por lo tanto, en lugar de estigmatizar, estamos avanzando hacia un enfoque más holístico y basado en la evidencia para mantener un corazón saludable.

Las armas llegan a un banco en un coche. El dinero sale del banco en un coche. ¿Quiere decir que los coches provocan robos a bancos? Ahora estás listo para comprender cómo ApoB/LDL causa ECV.

Hace algunos años me topé con un artículo que mostraba que la apoB no era ese supermarcador gold standard que tantos nuevos -pero igual de dogmáticos que antes- “escépticos” interpretaban, Básicamente el artículo señalaba que el factor diferencial e el riesgo CV residía en un matiz que siempre se había pasado por alto. La oxidación. Las partículas de ApoB no son aterogénicas a menos que estén oxidadas. Y existen algunos análisis capaces de facilitarnos una comprensióin y unos resultados que nos ayudarán, entre ellos la prueba oxPL/ApoB la cual detecta omega-6 y omega-3 oxidados.

Más allá de la aterosclerosis primaria

La aterosclerosis es un proceso que, en mayor o menor medida, se encuentra presente en todos los seres humanos. Esta condición implica el endurecimiento y estrechamiento de las arterias debido a una situación de inflamación crónica de bajo grado, la correspondiente acumulación de depósitos de grasa -recuerda, como medio de salvación y “con propósito antiinflamatorio y antioxidativo, moléculas inflamatorias y otras sustancias en sus paredes internas.

Pero, ojo. Ten en cuenta que es importante destacar que la mera existencia de aterosclerosis en nuestro sistema arterial no garantiza automáticamente la aparición de enfermedad cardiovascular o episodios cardiovasculares, como ataques al corazón o accidentes cerebrovasculares. La relación entre la aterosclerosis y las enfermedades cardiovasculares es más compleja.

La aterosclerosis puede ser considerada como un proceso fisiológico normal del envejecimiento, y en muchas personas, avanza gradualmente sin causar problemas significativos de salud. El verdadero riesgo se deriva de la posibilidad de que estas acumulaciones de placa aterosclerótica se vuelvan inestables y provoquen la formación de coágulos sanguíneos que obstruyan las arterias. Estos coágulos pueden restringir o bloquear completamente el flujo sanguíneo hacia el corazón o el cerebro, lo que puede llevar a eventos cardiovasculares graves.

Varios factores de riesgo, como la hipertensión arterial, el tabaquismo, la diabetes, la obesidad o la resistencia a la insulina, pueden aumentar la probabilidad de que la aterosclerosis cause problemas cardíacos. La prevención y el control de estos factores de riesgo son esenciales para reducir la posibilidad de eventos cardiovasculares.

Es importante aclarar también que, aunque pueda parecer sorprendente, existen poblaciones en las que no se encuentra evidencia de aterosclerosis patológica, a pesar de tener niveles más altos de ApoB en comparación con poblaciones occidentales. Esta observación plantea interrogantes sobre las teorías tradicionales que asocian directamente los niveles de ApoB con la aterosclerosis.

Es fundamental destacar que la enfermedad cardiovascular (ECV) no puede reducirse únicamente a una causa genética. La ECV es un fenómeno multifactorial y complejo que involucra una interacción de diversos factores, incluyendo la genética, la dieta, el estilo de vida y otros elementos ambientales.

El propósito aquí es enfatizar que no debemos caer en la simplificación de atribuir la ECV únicamente a factores genéticos o biomarcadores individuales como ApoB. La comprensión de esta enfermedad requiere un enfoque más completo y holístico que abarque una variedad de factores que contribuyen a su desarrollo. La investigación continua es esencial para comprender mejor esta complejidad y diseñar estrategias de prevención y tratamiento más efectivas.

El interesante caso de las poblaciones Tsimane y los Kitavas

Es intrigante y digno de estudio el hecho de que las poblaciones de Kitavanos y Tsimane, que muestran niveles elevados de marcadores de ApoB por encima de los límites considerados normales, no hayan desarrollado enfermedades cardiovasculares de manera significativa. Esta paradoja nuevamente desafía nuestra comprensión convencional de la relación entre los niveles de ApoB y el riesgo cardiovascular.

Como ya leiste algo más arriba, el ApoB, especialmente en su forma ApoB-100 que se encuentra en las lipoproteínas de baja densidad (LDL), se ha asociado tradicionalmente con un mayor riesgo de enfermedad cardiovascular. Las LDL han sido consideradas culpables en la formación de placas de aterosclerosis que obstruyen las arterias y llevan a enfermedades del corazón.

Sin embargo, la aparente resistencia de los Kitavanos y Tsimane a las enfermedades cardiovasculares plantea interrogantes profundos. Podría deberse a una combinación de factores, como el estilo de vida, y la genética de estas poblaciones, sus patrones dietéticos (altos igualmente en grasas y colesterol).

Los Kitavanos, por ejemplo, se caracterizan por una dieta rica en alimentos naturales, como tubérculos, coco, pescado y algunos vegetales, con una ingesta mínima de alimentos procesados y azúcares añadidos.

Por otro lado, los Tsimane, una comunidad indígena de la Amazonia, llevan un estilo de vida activo y una dieta que se basa principalmente en alimentos silvestres, carnes y grasas así como pescado fresco, con poca exposición a alimentos procesados.

Estos casos desafían nuestra comprensión actual y subrayan la importancia de considerar múltiples factores, incluyendo la genética, la dieta y el estilo de vida, en la determinación del riesgo cardiovascular. Investigaciones más profundas en estas poblaciones podrían proporcionar información valiosa para mejorar nuestra comprensión de las enfermedades cardiovasculares y las estrategias de prevención en todo el mundo.

Conclusiones

El papel de la ApoB en nuestro organismo es digno de reflexión. Es una proteína esencial, arraigada en nuestra programación genética, que desempeña un papel fundamental en la digestión y la distribución de energía en el cuerpo. Sin embargo, su relación con las enfermedades cardiovasculares (ECV) nos plantea cuestionamientos intrigantes.

La idea de que las ECV podrían ser en parte una enfermedad genética se presenta cuando consideramos el papel de la ApoB. Si esta proteína está en el corazón de las ECV, ¿significa que estas enfermedades están escritas en nuestros genes? Si ese fuera el caso, podríamos esperar ver tasas similares de ECV en todas las poblaciones humanas.

Sin embargo, la realidad nos muestra un panorama diferente. Las ECV no afectan a todas las poblaciones por igual. Más bien, parecen estar más presentes en aquellas que consumen grandes cantidades de ácido linoleico, un tipo de grasa vegetal, mientras mantienen bajos los niveles de grasas animales en su dieta. Por supuesto, existen otros factores que entran en juego, como el tabaquismo, la contaminación y la dieta rica en grasas saturadas (HF), pero todos estos factores operan en función de esa variable.

Entonces, ¿qué nos dice esto? Parece que cuando el ácido linoleico está en niveles bajos y no se oxida, la ApoB no se convierte en un factor de riesgo significativo. Las poblaciones que consumen ácido linoleico en cantidades superiores a las de Estados Unidos, pero evitan el aceite de semillas industriales, tienen tasas de ECV cercanas a cero. Pero aquí hay un matiz importante: el ácido linoleico (LA) en sí mismo no es el problema, sino su oxidación. Podríamos compararlo con la gasolina derramada en un lugar sin cerillas; no es un problema hasta que se oxida y se enciende.

Sabemos que la ingesta de LA conduce a un aumento de LA oxidado en el cuerpo, y podemos medir esto a través de un transportador de LA llamado LDL. Cuando el LDL contiene LA oxidado, se le denomina oxLDL. Aquí es donde la ApoB entra en juego, ya que es una proteína presente en el LDL y se oxida cuando el LA se oxida. Sin embargo, ApoB es solo una de las muchas proteínas en el cuerpo.

Esta complejidad es lo que hace que ApoB sea un marcador de riesgo deficiente. Incluso en poblaciones con un alto consumo de LA, no es un indicador confiable del riesgo de ECV. No está causando la enfermedad; es simplemente un vehículo en el proceso.

Referencias

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