En algunas ocasiones me habrás oído hablar de los que considero comestibles de supervivencia, pero lamentablemente las redes sociales y algunas consideraciones particulares de algunos de vosotros han atribuido a los “4 Jinetes del apocalipsis nutricional”, aceites de semillas, azúcares, ultraprocesados y carbohidratos refinados el, podríamos llamarlo, valor de Comestible de Supervivencia.

Voy a tratar de aclarar en este pequeño texto mi posición, todo sea dicho, extremadamente radical.

A diferencia de las frutas, de las verduras de algunos tubérculos o legumbres, en ningún, absolutamente, en ningún caso, los azúcares y los ultraprocesados JAMÁS tendrán cabida cuando de lo que hablamos es de la Salud, su manutención o su recuperación.

Nadie en su sano juicio puede considerar que los carbohidratos, en su contexto particular y evolutivo supusieron un elemento de supervivencia más que de mejora de salud en cualquiera de sus variantes.

Las tasas de sobrepeso, obesidad, enfermedades metabólicas y por supuesto condiciones psicológicas se han visto completamente desatadas y con un proceso epidémico sin parangón con la modificación de aquellos carbohidratos integrales para ser transformados en carbohidratos refinados, harinas, pasta galletas, cereales de desayuno …

No puedo más que mencionarlos como MIERDA, literal. Como agentes causales de la enfermedad. Y, si estás leyendo esto siendo un profesional de la Salud, deberías replantearte tu profesión si eres de aquellos que defiende la encumbrada adherencia o el contexto a la hora de ofrecer esta MIERDA a tus pacientes o atletas. Probablemente en el sector de los enterradores se te haga gustosamente un hueco.

Hay 3 claves que diferencian un comestible de supervivencia de cualquiera de estas otras opciones.

-El nivel de procesamiento es muy elevado

-Su Densidad nutricional es escasa

-A corto/medio/largo plazo inducen, promueven, generan daño metabólico

Los Aceites de Semillas, elevados en PUFA (grasas poliinsaturadas como el ácido linoleico – aporte extra: es esencial mientras que los valores y el ratio con el omega3 sea parejo) fueron el sustituto de las grasas animales utilizadas durante toda nuestra historia para cocinar.

Mi obsesión por tener bajo control el ácido linoleico se relaciona estrechamente con una realidad seria. El consumo excesivo y proinflamatorio de este ácido graso es capaz de acumularse en tus tejidos durante 2 años mostrándose cómplice o autor en el desarrollo de daño mitocondrial daños en el ADN y resistencia a la insulina.

Las investigaciones antropológicas que observan y analizan la gran data disponible de las tribus y sociedades de cazadores recolectores existentes aún a día de hoy sitúan el consumo del ácido linoléico entrono a un 3% máximo en su ingesta. La diferencia es que en poblaciones modernas e industrializadas el cambio originó y estableció su consumo hasta 10x veces más.

Como te he dicho unas pocas veces nos hemos transformado en botellas de aceite refinado andantes.

El procesamiento industrial de los carbohidratos también supuso un antes y un después en la alimentación de los humanos. Mayor palatabilidad, mayor dependencia y un efecto psicológico brutal mediado por los circuitos de recompensa y dopamina feliz. Es un hecho. Una realidad.

Por último. Puede que incluso hayas entrado en este post de casualidad, con la intención fácil del hateo o invitado por los encolerizados nutristars y fitfluencers que señalan posturas como la mía enlazándolas de modo directo con la generación de Trastornos de la Alimentación. Ya cuento con eso, pero déjame decirte algo, una cosa que trato siempre de compartir.

Nosotros, nuestra comunidad, no somos el enemigo. Me he mostrado siempre dispuesto al debate constructivo, pero tratar de rebatir que estos 4 jinetes del apocalipsis no son una mierda y que pueden ser una ayuda una herramienta o incluso un elemento necesario -como lo habrás oído- en el mundo del rendimiento deportivo, solo hace que plantearme cual es el nivel de extinción al que estamos sometidos.

Decidí optar de modo personal por un abordaje basado en animales, estacional y donde la comida real a partir de los órganos, las carnes grasas y magras, los productos lácteos y algunas frutas -incluso la miel- y con una dependencia clara a la situación del paciente/atleta/persona demarcarán los máximos y los mínimos principalmente porque se trata de esos alimentos sobre los que el humano evolucionó óptimamente y edificó su especie.

A veces no hay mayor talibán que el que señala a los demás como talibanes.