Las dietas bajas en carbohidratos y cetogénicas, junto con el alto consumo de carne, plantean interrogantes sobre su relación con la gota y el ácido úrico. Exploraremos la compleja conexión entre estas dietas y la gota, destacando que factores como la genética y otros hábitos también influyen en esta enfermedad. La relación entre la ingesta de purinas y los niveles de ácido úrico es más compleja de lo que se pensaba, y no todos experimentarán un aumento significativo en los niveles de ácido úrico al seguir estas dietas.

Introducción

La relación entre las dietas bajas en carbohidratos o cetogénicas con alto contenido de carne y la gota es un tema de recurrente y de interés en el campo de la nutrición y la salud, a menudo utilizado con arma arrojadiza para criticar a los enfoques alimentarios evolutivos y bajos en hidratos de carbono. La gota es una enfermedad metabólica caracterizada por niveles elevados de ácido úrico en la sangre, que pueden llevar a la formación de cristales de ácido úrico en las articulaciones, causando dolor y inflamación. Tradicionalmente, se ha aconsejado a las personas con gota que eviten el consumo excesivo de carne y mariscos debido a la creencia popular de que estos alimentos pueden aumentar los niveles de ácido úrico y desencadenar ataques de gota.

Sin embargo, en las últimas décadas, ha habido un creciente interés en las dietas bajas en carbohidratos y cetogénicas, que se caracterizan por un consumo reducido de carbohidratos y un aumento en la ingesta de grasas y proteínas, a menudo incluyendo alimentos ricos en carne. Esto ha planteado la pregunta de si estas dietas pueden aumentar el riesgo de desarrollar gota o empeorar los síntomas en quienes ya la padecen.

Para comprender esta cuestión, es importante explorar los mecanismos fisiológicos que subyacen en la relación entre la dieta y la gota. El ácido úrico es un subproducto del metabolismo de las purinas, que se encuentran en alimentos como la carne, el pescado y las legumbres. Cuando los niveles de ácido úrico en la sangre aumentan, existe un mayor riesgo de que este se deposite en las articulaciones, desencadenando un ataque de gota.

En las dietas bajas en carbohidratos o cetogénicas, la reducción en la ingesta de carbohidratos puede llevar a una mayor utilización de grasas y proteínas como fuente de energía. Esto puede resultar en un aumento en la descomposición de las purinas presentes en los alimentos, lo que a su vez podría elevar los niveles de ácido úrico en la sangre. Pero, es importante destacar que la relación entre la ingesta de purinas a través de la dieta y los niveles de ácido úrico en la sangre no es tan directa como se pensaba anteriormente.

La gota también está influenciada por otros factores, como la genética, la obesidad, el consumo de fruta, fructosa, alcohol y otros.

¿Qué es la Gota? ¿Qué es el ácido úrico?

La gota es una afección dolorosa que se manifiesta de forma súbita en diversas articulaciones, siendo la base del dedo gordo del pie la más comúnmente afectada (como se muestra en la imagen). No obstante, también puede impactar otras articulaciones, como los talones, rodillas, muñecas y dedos.

Esta condición tiene su origen en niveles elevados de ácido úrico en la sangre, lo que conduce a la formación de cristales en la articulación afectada. Es importante destacar que la gota es más prevalente en personas con sobrepeso y síndrome metabólico.

El ácido úrico es una sustancia química que se forma como resultado de la descomposición de las purinas, que son compuestos que se encuentran en ciertos alimentos y también son producidas por el cuerpo durante el metabolismo normal. Estas purinas pueden provenir de alimentos como carne, pescado y legumbres. Una vez que el cuerpo descompone las purinas, el ácido úrico se forma como uno de los subproductos.

El ácido úrico es soluble en agua y se elimina principalmente a través de los riñones en forma de orina. Sin embargo, cuando los niveles de ácido úrico en la sangre se elevan por encima de cierto umbral, existe un mayor riesgo de que este se acumule y forme cristales en las articulaciones y otros tejidos, lo que puede llevar a afecciones como la gota.

¿El consumo de carne se relaciona con la aparición de la gota?


Se ha argumentado que la gota podría estar relacionada con el exceso de carne en la dieta, ya que el ácido úrico, el cual causa la gota, es un subproducto de la degradación de las purinas, componentes presentes en las proteínas que se encuentran en gran cantidad en la carne.

La evidencia en este sentido es mixta y varía geográficamente. Algunos estudios observacionales, principalmente en los Estados Unidos, han sugerido una asociación entre el consumo de carne y niveles elevados de ácido úrico, mientras que otros, como uno en Taiwán, no han encontrado esta asociación.

Las diferencias pueden deberse a varios factores, como la prevalencia del síndrome metabólico o el consumo de azúcar en diferentes poblaciones. Esto plantea la posibilidad de que otros aspectos de la dieta y el estilo de vida sean más influyentes que el simple consumo de carne.

Es crucial tener en cuenta que los estudios epidemiológicos en nutrición son complejos y a menudo difíciles de interpretar. Es difícil separar los efectos del consumo de carne de otros factores dietéticos, como los cereales refinados, el exceso de frutas o el alcohol. Además, existe la preocupación de que las personas que consumen grandes cantidades de carne en una dieta occidental típica también puedan tener otros hábitos poco saludables que aumenten su riesgo de gota, esto es conocido como el sesgo del usuario saludable.

El sesgo del usuario saludable se refiere a la posibilidad de que las personas que siguen hábitos de vida más saludables, como una dieta equilibrada y ejercicio regular, también puedan tener otros comportamientos o factores que afecten su salud. Esto puede influir en los resultados de los estudios epidemiológicos y hacer que parezca que ciertos alimentos o hábitos tienen un impacto negativo en la salud, cuando en realidad pueden ser confundidos por otros factores relacionados con un estilo de vida saludable. Es importante considerar este sesgo al interpretar los resultados de investigaciones en nutrición y salud.

Por lo tanto, es importante comprender que los estudios epidemiológicos no pueden establecer una relación directa entre el consumo de carne y el riesgo de gota. La investigación en nutrición a menudo arroja resultados contradictorios, como el caso de un estudio que encontró niveles más altos de ácido úrico en veganos en comparación con quienes consumían carne y pescado.

Gota y Consumo de Carbohidratos refinados

La relación entre los carbohidratos refinados y la gota es interesante y parece estar conectada. Niveles altos de ácido úrico, obesidad, diabetes tipo 2 y síndrome metabólico están relacionados, y el azúcar y los carbohidratos refinados pueden empeorar estos problemas. Históricamente, la gota aumentó junto con el consumo de azúcar, en el Reino Unido en el siglo XVIII.

El azúcar, especialmente la fructosa en bebidas azucaradas, está vinculado a niveles elevados de ácido úrico en la sangre. Además, una dieta alta en azúcar puede aumentar los niveles de insulina, lo que dificulta que los riñones eliminen el ácido úrico. Estudios también respaldan esto, mostrando que el consumo de fructosa se relaciona con un mayor riesgo de gota. Aunque no es una causalidad definitiva, es prudente considerar reducir la fructosa para reducir el riesgo de gota.

LowCarb y Ácido Úrico

Los estudios a corto plazo indican que al iniciar una dieta baja en carbohidratos, como la dieta cetogénica, es común ver un aumento temporal en los niveles de ácido úrico durante las primeras semanas. Sin embargo, este efecto suele desaparecer después de aproximadamente seis semanas, y los niveles de ácido úrico vuelven a su valor inicial o incluso disminuyen. En estudios a largo plazo, no se han observado cambios significativos en los niveles de ácido úrico en personas que siguen una dieta baja en carbohidratos durante meses o años, excepto en un estudio que mostró una disminución después de 6 meses, lo que podría reducir el riesgo de gota.

A pesar de numerosos estudios de alta calidad que comparan las dietas bajas en carbohidratos con otras, no se ha encontrado una diferencia evidente en el riesgo de gota. Además, los médicos que tratan regularmente a pacientes con dietas bajas en carbohidratos no informan un aumento significativo en los episodios de gota, incluso durante las primeras semanas. Si hay un aumento en el riesgo durante este período inicial, es probable que sea pequeño.

(A) El papel metabólico de BHB como fuente de energía alternativa durante la disponibilidad limitada de energía, coordinado con el papel antiinflamatorio de BHB sobre el inflamasoma NLRP3. 
(B) BHB inhibe tanto la señal de cebado como la señal de ensamblaje secundaria en los neutrófilos. 
(C) La inhibición de la secreción de IL-1β por BHB no implica la inhibición de la actividad de la serina proteasa, la autofagia, la oxidación en el ciclo del TCA ni el receptor de superficie GPR109a, aunque se necesitarán experimentos adicionales para aclarar aún más el mecanismo.

Conclusiones

Debemos comprender mejor el potencial antiinflamatorio de una dieta cetogénica adecuadamente planificada, donde el principal cetona en la sangre, el beta-hidroxibutirato (BOHB), actúa como un regulador dentro de las células blancas de la sangre para reducir la inflamación. Algunas investigaciones han realizado estudios en ratas y humanos, evidenciando que esta dieta puede en realidad proteger contra el daño en las articulaciones causado por la gota. Han desvelado los mecanismos implicados, destacando que el BOHB puede reducir la inflamación perjudicial sin comprometer los beneficios de la inflamación, como la capacidad de sanar y defendernos contra infecciones. Todo esto apunta a que una dieta cetogénica bien planificada podría tener un papel beneficioso en el manejo de la gota.

Referencias

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