Todos experimentamos exposición al sol en algún momento, e incluso algunas quemaduras, pero es importante ser conscientes de cómo nuestra dieta puede influir en nuestra respuesta a los rayos solares. En el contexto de una alimentación rica en aceite de semillas y pobre en nutrientes, la sobreexposición al sol puede tener consecuencias significativas. Esto se debe a que esta combinación puede agravar la inflamación cutánea, causando malestar, acelerando el envejecimiento de la piel y, lo que es aún más preocupante, aumentando el riesgo de desarrollar diversos tipos de cáncer de piel. En esta entrada, exploraremos los vínculos entre la dieta y la reacción de la piel al sol, destacando la importancia de elegir cuidadosamente nuestros hábitos alimenticios en función de la salud de nuestra piel.

Introducción

La exposición excesiva al sol puede tener efectos notablemente diferentes en las personas que consumen aceite de semillas en comparación con aquellos que lo evitan en su dieta. Uno de los hallazgos notables es que los consumidores de aceite de semillas tienden a experimentar una mayor inflamación en la piel cuando se enfrentan a la radiación ultravioleta (UV) del sol.

Este fenómeno se debe en gran parte a las características de los aceites de semillas, que son ricos en grasas poliinsaturadas (PUFA). Estas grasas tienen una tendencia a acumularse debajo de la piel. Cuando los rayos UV del sol golpean la dermis, desencadenan un proceso inflamatorio en la piel. Los rayos UV dañan la piel al atacar el oxígeno y generar radicales libres peligrosos conocidos como oxígeno singlete. Estos radicales libres pueden afectar negativamente las PUFA presentes en las membranas celulares y en la capa de grasa que se encuentra debajo de la dermis.

El oxígeno singlete es un tipo de radical libre altamente reactivo que se forma en nuestro cuerpo cuando los rayos ultravioleta (UV) del sol interactúan con el oxígeno. Es relevante destacar que nuestros antepasados, debido a su estilo de vida y entorno evolutivos, no estaban expuestos a las mismas fuentes de generación de oxígeno singlete que nosotros en la actualidad.

Nuestros antepasados vivían en entornos naturales donde la exposición al sol era equilibrada y no excesiva durante los 365 días del año. Además, su dieta estaba compuesta principalmente por alimentos naturales y sin procesar, lo que significa que no consumían las cantidades significativas de grasas poliinsaturadas (PUFA) presentes en los aceites de semillas modernos. Estos PUFA son susceptibles de ser atacados por el oxígeno singlete cuando se exponen a la radiación UV.

En contraste, en la sociedad contemporánea, estamos expuestos a una mayor cantidad de radiación UV debido a la falta de sombra natural y al uso de dispositivos electrónicos con pantallas brillantes. Además, nuestras dietas a menudo incluyen aceites de semillas ricos en PUFA debido a las prácticas alimentarias actuales. Esto crea un ambiente propicio para la generación de oxígeno singlete en nuestro cuerpo.

Aquí radica la diferencia crucial: las grasas saturadas, en contraste, son resistentes a estos ataques de oxígeno singlete. De hecho, las grasas saturadas tienen la capacidad de detener cualquier cascada de radicales libres que pueda haber comenzado. Esto lleva a considerar las grasas saturadas como un componente natural antiinflamatorio. Existe un temor generalizado a las grasas saturadas debido a la preocupación de que obstruyan las arterias, lo que lleva a ser evitadas como la peste.

Lamentablemente, las pirámides nutricionales y los planteamientos alimentarios de los entes de salud a nivel global promueven el uso de aceites de semillas en lugar de fuentes ricas en grasas saturadas en la dieta. Esto se debe a las percepciones erróneas sobre ellas y a la preferencia por las grasas poliinsaturadas en la industria alimentaria. Como resultado, los consumidores de aceite de semillas pueden experimentar una mayor susceptibilidad a la inflamación cutánea cuando se exponen al sol en comparación con aquellos que optan por una dieta con menor contenido de PUFA.

Este contraste resalta la importancia de comprender los efectos de la dieta en la respuesta de la piel a la exposición solar y cuestiona las creencias convencionales sobre las grasas saturadas en relación con la salud de la piel.

Cómo los Aceites de Semillas Interfieren en el buen funcionamiento del Colágeno

l uso de aceite de semillas puede causar más daño en el colágeno de la piel. A veces, todos nos exponemos en exceso a los rayos UV, sin importar nuestro tono de piel, si usamos protector solar o nuestras intenciones de no quedarnos mucho tiempo bajo el sol. En esos momentos, lo que sucede en la piel de un consumidor de aceite de semillas en comparación con alguien que lo evita es notable.

Cuando los rayos UV provocan inflamación en la piel, los fibroblastos, unas células importantes, liberan enzimas (representadas como burbujas) en respuesta a esta lesión inflamatoria. Estas enzimas descomponen el colágeno, una proteína esencial para mantener la piel joven y saludable. Cuanta más inflamación experimentes, más enzimas se liberarán y más colágeno se dañará. El colágeno desempeña un papel crucial en la lucha contra el envejecimiento de la piel.

Cuando se ha utilizado aceite de semillas, la piel está en riesgo de perder más colágeno, lo cual es fundamental para mantener la firmeza y elasticidad de la piel. Esto puede llevar a un proceso de envejecimiento cutáneo más acelerado. Es esencial cuidar nuestra piel y ser conscientes de cómo nuestros hábitos alimenticios pueden afectar su salud y apariencia.

En el Panel D, podemos observar cómo la exposición al sol afecta el colágeno de la piel, y esto varía dependiendo de si evitamos o consumimos aceites de semillas. Cuando la piel se inflama en respuesta a la exposición al sol, a menudo se produce cierta degradación del colágeno. Cuanto más aceite de semilla haya en nuestra piel, mayor será la inflamación y la degradación del colágeno. Este proceso se debe a que el cuerpo interpreta la inflamación como una señal de posible infección y, para combatirla, descompone el colágeno. Esto permite que el sistema inmunológico elimine posibles bacterias invasoras. Sin embargo, una vez que se completan las reparaciones, las fibras de colágeno restauradas están menos alineadas, lo que las hace más débiles y propensas a arrugarse en comparación con el colágeno original y bien alineado. Este efecto es más pronunciado en los consumidores de aceite de semilla.

En el pasado, las quemaduras solares eran menos comunes porque las personas vivían en áreas geográficas y latitudes que coincidían con su color de piel y capacidad para broncearse. Además, pasaban más tiempo al aire libre, lo que les permitía desarrollar gradualmente un bronceado natural para el verano. Sin embargo, en la actualidad, tendemos a exponernos excesivamente al sol en ocasiones infrecuentes. Esto resulta en quemaduras solares más frecuentes, y la respuesta inflamatoria que antes era adaptativa (la degradación del colágeno y la expulsión de pus) se vuelve desadaptativa.

Una forma de abordar este problema de adaptación en el contexto de las quemaduras solares modernas es eliminar los aceites de semillas ricos en PUFA de nuestra dieta. Esto puede ayudar a reducir la inflamación y la degradación del colágeno, minimizando así el efecto perjudicial de las quemaduras solares en la piel.

Algunos Tips para Optimizar Tu Exposición al Sol

Llevo años sin quemarme. ¿La clave? Probablemente varias pero te traigo algunas de las que funcionan seguro.

Exposición Gradual

La exposición gradual de más a menos, desde el solsticio de invierno hasta el solsticio de verano, es un fenómeno natural por el que deberíamos regirnos. Ocurre a medida que la posición del sol en el cielo cambia a lo largo de las estaciones. Aquí te explicaré cómo ocurre este proceso:

  1. Solsticio de Invierno (21 de diciembre en el hemisferio norte): En el solsticio de invierno, el sol alcanza su punto más bajo en el cielo durante el día. Esto significa que hay menos horas de luz solar y que el sol está más bajo en el horizonte. La exposición solar debe ser la de mayor duración durante este período.
  2. Inicio de la Primavera (alrededor del 20 de marzo en el hemisferio norte): A medida que nos acercamos a la primavera, la posición del sol en el cielo comienza a elevarse gradualmente. Los días se alargan y la exposición solar es agradecida.
  3. Solsticio de Verano (21 de junio en el hemisferio norte): En el solsticio de verano, el sol alcanza su punto más alto en el cielo durante el día, lo que resulta en el día más largo del año. La exposición solar debería ser más reducidad en este momento, con muchas horas de luz diurna y el sol alcanzando su punto más alto en el horizonte.
  4. Inicio del Otoño (alrededor del 22 de septiembre en el hemisferio norte): A medida que nos alejamos del solsticio de verano, la posición del sol en el cielo comienza a descender gradualmente. Los días se acortan y la exposición debería ir cerrando el ciclo anual aumentando las horas de exposición.

Dieta

Para mantener una piel sana y protegernos del sol de manera natural, es esencial consumir una dieta basada en comida real y rica en grasas saludables. Evitar los alimentos que pueden causar inflamación es clave para esta protección.

En mi estilo de alimentación, me aseguro de incluir una cantidad adecuada de grasas saturadas, algunas monoinsaturadas y omega-3 saludables. Estas grasas son esenciales para mantener la piel en buen estado y reducir la inflamación. Al mismo tiempo, evito las grasas poliinsaturadas y los aceites vegetales con alto contenido de omega-6, ya que pueden contribuir a la inflamación en el cuerpo.

Mi enfoque se centra en obtener micronutrientes de vegetales, obtener omega-3 y vitaminas liposolubles a través del pescado y la carne de pasto, y consumir grasas monoinsaturadas y saturadas de fuentes principalmente animales y algunas secundarias vegetales. Esta dieta no solo es beneficiosa para la salud de la piel, sino que también puede ser beneficiosa para diversas condiciones de salud en general.

Antioxidantes Naturales

Para tener más antioxidantes en tu dieta, puedes hacer algunos cambios sencillos. En lugar de consumir cereales y aceites omega-6, enfócate en alimentos ricos en proteínas, grasas saludables y algunos vegetalescon poca carga tóxica de modo estacional. De esta manera, tu dieta tendrá más antioxidantes que la dieta promedio occidenetal. Incluso algunas frutas como los frutos del bosque o las bayas y el chocolate amargo – sin pasarte – son excelentes fuentes de antioxidantes.

Los antioxidantes desempeñan un papel importante al reducir la inflamación y combatir los radicales libres en nuestro cuerpo. La investigación ha demostrado que los antioxidantes tienen un efecto protector contra la inflamación y el daño en la piel. Así que, al optar por alimentos con alto contenido antioxidante, estás contribuyendo a mantener tu cuerpo más saludable y tu piel protegida.

La solución NO pasa por los protectores solares

Es interesante observar que muchos protectores solares contienen sustancias químicas con ciertos riesgos, lo que plantea dudas sobre su seguridad. Sin embargo, la investigación está destacando los beneficios de una exposición moderada al sol, incluso en la reducción del riesgo de melanoma y en la protección contra la luz ultravioleta (UVA) que causa el envejecimiento de la piel, lograda solo por bloqueadores solares como el óxido de zinc.

Es importante ser conscientes de que la combinación de productos químicos en piscinas, como el cloro, con la radiación UV y el óxido de zinc, puede formar un compuesto llamado cloruro de zinc en concentraciones muy bajas. Esto subraya la necesidad de considerar la composición química de los productos que usamos.

Conclusiones

En conclusión, es evidente que la elección de nuestra dieta y la forma en que nos exponemos al sol pueden tener un impacto significativo en nuestra salud y bienestar. En este contexto, evitar el consumo de aceites de semillas y optar por nutrientes de buena calidad se alinea de manera coherente con nuestra historia evolutiva y puede marcar una diferencia positiva en nuestra vida.

Nuestros antepasados tenían un estilo de vida y una dieta que no incluían aceites de semillas en la medida en que lo hacemos hoy en día. Su enfoque estaba en alimentos naturales, como proteínas, grasas saludables y verduras, que proporcionaban nutrientes esenciales sin los riesgos asociados con los aceites de semillas ricos en PUFA. Esta elección dietética se traducía en una menor generación de oxígeno singlete y, por lo tanto, en una menor susceptibilidad a la inflamación y el daño de la piel cuando se exponían al sol.

Al evitar los aceites de semillas y centrarse en nutrientes de alta calidad, estamos siguiendo un enfoque más coherente con nuestra historia evolutiva. Esto puede ayudarnos a mantener una piel más saludable, reducir la inflamación y los radicales libres, y respaldar nuestra salud en general. Es importante recordar que cada elección dietética y de estilo de vida que hacemos puede tener un impacto a largo plazo en nuestra salud, y tomar decisiones informadas basadas en la evidencia científica y en la coherencia con nuestra evolución puede ser una guía valiosa para vivir una vida más saludable y equilibrada.

Referencias 

https://www.ewg.org/sunscreen/report/the-trouble-with-sunscreen-chemicals/ 

Deep nutrition

Weston Price