En el año 2008, Dan Buettner, periodista de investigación lanzó al mercado la primera edición del conocido concepto “Zonas Azules”, unos espacios geográficos señalados por algunos científicos y nutricionistas como el paradigma de la Salud al compartir tasas de longevidad notablemente altas. Casi 15 años después, bajo el beneplácito de la opinión publica, el dogma de las dietas basadas en plantas y el Mainstream Oficial de la Salud, y habiendo tergiversado el mensaje, los datos, la realidad de la misma esencia alimentaria y los hábitos de vida quiero traerte a través de este post lo que nunca antes te habían contado de las Zonas Azules y lo que merece la pena que sepas, separando el trigo de la paja y ofreciéndote una información real. Vamos a por ello.

Introducción. Qué son las Zonas Azules

Los medios de comunicación y ese mainstream médico oficial suelen presentar las zonas azules como áreas geográficas con altas tasas de longevidad, atribuyendo este fenómeno principalmente a la genética, los hábitos de vida y las dietas basadas en plantas. No obstante, a menudo simplifican precisamente estos complejos hábitos de vida saludables de estas comunidades, descuidando aspectos como la conexión social, el propósito de vida y la actividad física, que desempeñan roles cruciales en la longevidad de estas regiones. Por otro lado, los datos ofrecidos con respecto a las costumbres alimentarias han sido muy tergiversados, como por ejemplo el consumo de carne y lácteos por algunas de estas comunidades, mostrando como resultado una simplificación que puede limitar la comprensión completa de los factores contribuyentes a la salud en estas áreas.

Buettner identifica cinco de estas zonas azules en el libro:

  1. Isla de Okinawa, Japón: Según el autor, los habitantes de Okinawa tienen una dieta vegana-vegetariana basada en batatas y tofu, además de mantener una actitud positiva y una fuerte red social.
  2. Península de Nicoya, Costa Rica: Su dieta, según los “investigadores” basada en en granos enteros, frijoles y una fuerte conexión comunitaria son aspectos destacados de la vida en Nicoya.
  3. Icaria, Grecia: La dieta mediterránea, rica en aceite de oliva, verduras y vino, se combina con una actividad física regular y un sentido de propósito en la vida. Ni una mención a alimentos de origen animal.
  4. Loma Linda, California, EE. UU.: Esta zona azul se encuentra en una comunidad adventista del séptimo día, donde la dieta basada en plantas, el descanso sabático y una vida social activa son comunes.
  5. Ogliastra, Cerdeña, Italia: La dieta sarda, que incluye alimentos como legumbres y cereales integrales, junto con la importancia de las relaciones familiares, contribuye a la longevidad en esta región. Tampoco se menciona lácteos o carnes.

Un dato que a menudo las personas desconocen es que Dan Buettner llevó a cabo entrevistas con varios científicos para su libro, aunque no fue sometido a un examen científico formal. Un aspecto destacado es la percepción de que los científicos vinculados a la Iglesia Adventista del Séptimo Día tuvieron una notable influencia en la obra, evidenciada por sus significativas contribuciones editoriales. Aunque inicialmente se especuló sobre el financiamiento de los viajes, Buettner no detalla las organizaciones que sufragaron estos costos, mencionando únicamente nombres privados. Aunque la cronología exacta de los entrelazamientos financieros no está clara, se constata que para 2020, la Iglesia Adventista directamente adquirió Blue Zones.

La Verdad de la Dieta de Okinawa

Buettner dirige uno de sus enfoques hacia los poblados diversos de Okinawa, una isla estratégicamente ubicada entre Hong Kong y Tokio. Las mujeres en Okinawa disfrutan de una esperanza de vida promedio de 84 años, superando algunas de las medias occidentales, y la isla cuenta con un notable número de centenarios. La población de Okinawa exhibe bajos índices de enfermedades crónicas, como osteoporosis, cáncer, diabetes, aterosclerosis y accidentes cerebrovasculares. La isla se presenta como un lugar ameno, aireado, no superpoblado ni contaminado, con fuertes lazos familiares y comunitarios, donde la agricultura local en huertos familiares aún perdura.

Al abordar las zonas azules en Okinawa con el sugestivo subtítulo “Sol, espiritualidad y batatas”, revela en su primer párrafo una realidad sorprendente: el plato preferido de los habitantes de Okinawa es el salteado de verduras. Este dato llama la atención, especialmente considerando que el salteado de verduras al que hace referencia es es una carne rica en grasa. Según algunos informes de consumo, el promedio de ingesta de almuerzo con esa carne -de la que ahora hablaré- es aproximadamente de 14 latas al año (cada lata alrededor de 1/2 kilogramo), siendo responsable de más del 90 por ciento del consumo total de fiambres en Japón, a pesar de representar solo el 1.1 por ciento de la población japonesa. El menú local, que incorpora fiambres, abarca desde verduras salteadas hasta bolas de arroz, y esta carne rica en grasa llamada SPAM OMUSUBI.

Un dato que a menudo las personas desconocen es que Dan Buettner llevó a cabo entrevistas con varios científicos para su libro, aunque no fue sometido a un examen científico formal. Un aspecto destacado es la percepción de que los científicos vinculados a la Iglesia Adventista del Séptimo Día tuvieron una notable influencia en la obra, evidenciada por sus significativas contribuciones editoriales. Aunque inicialmente se especuló sobre el financiamiento de los viajes, Buettner no detalla las organizaciones que sufragaron estos costos, mencionando únicamente nombres privados. Aunque la cronología exacta de los entrelazamientos financieros no está clara, se constata que para 2020, la Iglesia Adventista directamente adquirió Blue Zones.

Tanto el propio autor como uno de los “científicos que le ayudaron”, hablamos de Dr. Greg Plotnikoff reconocido defensor de las dietas basadas en plantas, indicaron que las dietas casi veganas de los habitantes de Okinawa, eran “casi” porque solo se consumían animales en “fiestas y eventos sociales”.

Por suerte disponemos aún de datos y hallazgos que van más allá de declaraciones y a partir de de otras investigaciones sobre las dietas de los longevos habitantes de Okinawa. En 1992, científicos del Departamento de Salud Comunitaria del Instituto Metropolitano de Gerontología de Tokio, Japón, compartieron un artículo que examinaba la conexión entre el estado nutricional, la esperanza de vida y la salud de los ancianos japoneses. Este estudio se basó en tres investigaciones epidemiológicas.

El primer estudio, realizado entre 1972 y 1973, reveló que la ingesta de nutrientes en noventa y cuatro japoneses centenarios mostró una proporción relativamente mayor de proteína animal en comparación con el japonés promedio contemporáneo. En el segundo estudio, el consumo elevado de leche y grasas tuvo efectos positivos en la supervivencia a diez años en residentes urbanos de edades entre sesenta y nueve y setenta y un años. El tercer estudio comparó la ingesta de nutrientes entre Okinawa y Akita, demostrando que la proporción de energía proveniente de proteínas y grasas era significativamente mayor en Okinawa, donde la esperanza de vida era más extensa.

El artículo destaca el patrón alimenticio único en Okinawa, influenciado por la falta de tabúes alimentarios asociados al budismo. El consumo históricamente elevado de carne de cerdo y cabra contrasta con un menor consumo de pescado y sal. Se resalta que el elevado consumo de verduras de colores intensos en Okinawa se considera un factor crucial para la longevidad y la salud de la población mayor. Curiosamente, a pesar de estos patrones alimenticios, no se identificaron vegetarianos entre los centenarios de Okinawa.

También existe información adicional sobre la dieta de Okinawa en un recurso llamado “Animal Foods, Seafoods, Fat and Okinawa Cuisine”. Según esta fuente, la alimentación tradicional en Okinawa es sumamente diversa y rica en nutrientes, siguiendo la filosofía de “hara hachi bu”, que implica comer hasta sentirse lleno en un 80 por ciento. Aunque la dieta tiene una base vegetal, no puede considerarse baja en grasas, a pesar de afirmaciones previas. Los platos tradicionales, como salteados de melón amargo y vegetales, se preparan con manteca de cerdo y se sazonan con aceite de sésamo. La presencia común de cerdos criados en los hogares contribuye a la ingesta de grasas, provenientes en su mayoría de pastos. La carne de cerdo y la manteca de cerdo, al igual que el aguacate y el aceite de oliva, se destacan como fuentes significativas de ácidos grasos monoinsaturados y, si los cerdos se alimentan al aire libre, también proporcionan una notable fuente de vitamina D.

Nadie puede poner en duda que la Dieta de Okinawa sea más alta en vegetales que otras, pero es curioso que se la denomine vegetariana o baja en grasas puesto que, por ejmplo, los salteados de melón amargo y vegetales frescos, omnipresentes en los platos de Okinawa, se preparan mediante fritura en manteca de cerdo y se condimentan con aceite de sésamo, este hecho contradice ese “relato oficial”.


En 1992, el Instituto Metropolitano de Gerontología de Tokio publicó un artículo que investiga la relación entre el estado nutricional, la esperanza de vida y la salud de los ancianos japoneses. Basado en tres estudios epidemiológicos, se destacan hallazgos notables. El primer estudio entre 1972 y 1973 reveló una mayor proporción de proteína animal en la ingesta de nutrientes de japoneses centenarios en comparación con el promedio contemporáneo. El segundo demostró que el consumo elevado de leche y grasas impactó positivamente la supervivencia a diez años en residentes urbanos de edades entre sesenta y nueve y setenta y un años. El tercer estudio comparó la ingesta de nutrientes entre Okinawa y Akita, resaltando una mayor proporción de energía proveniente de proteínas y grasas en Okinawa, con la esperanza de vida más extensa. Se destaca el patrón alimenticio único en Okinawa, sin tabúes asociados al budismo, con un consumo históricamente elevado de carne de cerdo y cabra, y menor consumo de pescado y sal. El alto consumo de verduras de colores intensos se considera crucial para la longevidad y salud en Okinawa, aunque resulta curioso que no se encontraran vegetarianos entre los centenarios.

Al contrario del concepto “vegano” de las Zonas Azules, el geróntologo Japonés Kazuhiko Taira, escribía un artículo en el año 1996, quien describió la dieta de Okinawa como saludable y notablemente rica en grasas. Esta dieta incluye el consumo de cerdo en su totalidad, desde el hocico a la cola. Los menús locales ofrecen platos como patas de cerdo hervidas, sopa de entrañas y orejas desmenuzadas. La preparación de la carne de cerdo implica cocinarla en una mezcla de salsa de soja, jengibre, algas marinas y pequeñas cantidades de azúcar. Los habitantes de Okinawa consumen alrededor de 100 gramos de carne diariamente, junto con una cantidad similar de pescado, totalizando aproximadamente 200 gramos al día. En la cocina se emplea manteca de cerdo en lugar de aceite vegetal.

Lo que sabemos realmente de las ingestas aproximadas de los habitantes centenarios de Okinawa

Los habitantes de Okinawa deberían tomar estatinas según las recomendaciones oficiales …

Conclusiones

#1 Existe una diferencial significativa entre lo que los relatos del autor y los “medios oficiales” ofrecen sobre las dietas de los habitantes de Okinawa. El consumo de animales ha formado parte de su historia, pero todo apunta a que la escasez de alimentos por diferentes procesos sociales como las hambrunas de principio de siglo o la pobreza originada en la Segunda Guerra Mundial obligaran a los habitantes a hacer uso de una alimentación rica en productos de origen vegetal y cuando hubiera disponibilidad de animales preferenciar éstos.

#2 Ayuno y Control de la Saciedad, ejemplos como el “hara hachi bu” son ejemplos claros que tiene un peso esencial antes que la base vegetal de las ingestas en los efectos de los centenarios y los buenos marcadores de salud en esas poblaciones de las “Zonas Azules”.

#3 El consumo de proteína a partir de subproductos de la soja requerían SIEMPRE el proceso de fermentación (aprox. 3 meses) el cual la hacía más digerible y menos dañina que los actuales productos a base de soja OGM y cruda.

#4 Con el foco en los CHO, si quieres experimentar una dieta de este tipo implica sí o sí un consumo de un estilo de dieta muy baja en alimentos con índice y carga glicémica como se han demostrado en las publicaciones.

Referencias

The Okinawan Diet: Health Implications of a LowCalorie, Nutrient-Dense, Antioxidant-Rich Dietary
Pattern Low in Glycemic Load

NUTRITION FOR THE JAPANESE ELDERLY

nourishingtraditions.com/true-blue-zones-okinawa/