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https://chrismasterjohnphd.substack.com/p/are-seed-oils-behind-your-oxalate
¿Qué son los oxalatos y cómo afectan a nuestra salud?
Los oxalatos son compuestos orgánicos que se encuentran de forma natural en algunos alimentos y también se producen internamente como subproductos metabólicos. Aunque son parte de procesos fisiológicos normales, su acumulación en niveles elevados puede tener un impacto negativo en la salud. Estas moléculas son particularmente dañinas porque actúan como toxinas mitocondriales, interfiriendo con el ciclo del ácido cítrico, una vía esencial para la producción de energía en el cuerpo humano.
Incluso dentro del rango considerado “normal” en sangre, el oxalato puede reducir la eficiencia mitocondrial hasta en un 48%. Esto significa que órganos y tejidos que dependen de una alta producción de energía, como el cerebro, los músculos y el corazón, pueden verse afectados. Los síntomas asociados incluyen fatiga crónica, inflamación sistémica y un mayor riesgo de desarrollar enfermedades metabólicas.
Fuentes de oxalato en el cuerpo
Los niveles elevados de oxalato pueden tener dos orígenes principales:
1. Absorción alimentaria
Algunos alimentos contienen cantidades significativas de oxalato. Entre los más destacados están las espinacas, las almendras, las remolachas, el ruibarbo y el cacao. En personas sensibles, el consumo excesivo de estos alimentos puede llevar a la acumulación de oxalato en el cuerpo.
2. Producción endógena
En muchos casos, el cuerpo produce oxalato internamente a partir de precursores metabólicos. Uno de los factores más relevantes en este proceso es la presencia de ácidos grasos poliinsaturados (PUFA, por sus siglas en inglés) provenientes de aceites de semillas. Estos aceites, que se encuentran comúnmente en alimentos ultraprocesados y fritos, desencadenan la formación de glioxal, un compuesto que se convierte en oxalato a través de rutas metabólicas específicas.
La conexión entre los aceites de semillas y los oxalatos
Los aceites de semillas, como los de soja, maíz, cártamo, girasol y canola, son ricos en PUFA. Estos ácidos grasos son altamente inestables y propensos a un proceso llamado peroxidación lipídica, que genera radicales libres y compuestos reactivos como el glioxal.
1. El papel del glioxal
El glioxal es un subproducto reactivo generado durante la oxidación de PUFA. Es un precursor clave del oxalato y contribuye significativamente a sus niveles en el cuerpo.
• Aceites de semillas como fuente principal: Estudios han demostrado que los PUFA producen mucho más glioxal que otros compuestos, como la glucosa, cuando son sometidos a condiciones oxidativas.
• Ácidos grasos implicados: Entre los PUFA, el ácido araquidónico y el ácido linoleico son particularmente susceptibles a la peroxidación. Aunque el ácido araquidónico es más vulnerable, su ingesta en la dieta es significativamente menor que la del ácido linoleico, que abunda en los aceites de semillas.
2. Peroxidación lipídica y su impacto
La peroxidación lipídica no solo produce glioxal, sino que también daña las membranas celulares, afecta la función mitocondrial y genera estrés oxidativo.
• Sistema antioxidante: El cuerpo tiene mecanismos defensivos para contrarrestar estos efectos, incluidos antioxidantes como la vitamina E, el glutatión y la coenzima Q10. Sin embargo, el consumo prolongado de PUFA puede sobrecargar este sistema, dejando al cuerpo vulnerable al daño oxidativo.
El sistema antioxidante y su papel en la protección
El cuerpo humano está equipado con un sistema antioxidante diseñado para neutralizar los efectos de la peroxidación lipídica y proteger las células. Sin embargo, este sistema puede verse comprometido en presencia de un consumo elevado de aceites de semillas.
1. Antioxidantes clave
• Vitamina E: Es crucial para proteger los PUFA de la oxidación dentro de las membranas celulares.
• Glutatión: Este potente antioxidante desintoxica compuestos reactivos como el glioxal y el oxalato.
• Coenzima Q10: Apoya la estabilidad mitocondrial y mejora la resistencia al estrés oxidativo.
2. Impacto del consumo prolongado de PUFA
• Demanda de antioxidantes: Se ha estimado que el consumo sostenido de PUFA puede aumentar los requerimientos de vitamina E y otros antioxidantes hasta cuatro años después de eliminar estos aceites de la dieta. Esto subraya la importancia de suplementar adecuadamente para contrarrestar los efectos acumulativos de los PUFA.
Estrategias para reducir los niveles de oxalato y proteger las mitocondrias
Abordar el problema del oxalato requiere un enfoque multifacético que incluya cambios en la dieta, fortalecimiento del sistema antioxidante y optimización del metabolismo.
1. Eliminar o reducir los aceites de semillas
• Sustituir los PUFA por grasas más estables, como grasas animales, aceite de oliva virgen extra y aceites tropicales (coco y palma). Estas grasas son menos propensas a la peroxidación y ofrecen mayor protección a las membranas celulares.
2. Fortalecer el sistema antioxidante
• Vitamina E: Consumir alimentos ricos en vitamina E o utilizar suplementos de alta calidad como Jarrow Toco-Sorb.
• Glutatión: Apoyar su producción con alimentos ricos en azufre (ajo, cebolla, crucíferas) o con suplementos como N-acetilcisteína (NAC).
• Coenzima Q10: Asegurar niveles adecuados mediante suplementación, especialmente en personas con historial de alto consumo de PUFA.
3. Corregir deficiencias nutricionales
• Vitamina B6: Es esencial para convertir el glioxal en glicina, evitando su transformación en oxalato.
• Biotina y vitamina B12: Estas vitaminas apoyan la detoxificación del oxalato y mejoran la función metabólica general.
4. Optimizar el metabolismo energético
• Evaluar posibles cuellos de botella metabólicos mediante pruebas especializadas, como análisis nutricionales y estudios de metabolismo energético.
• La secuenciación genética puede identificar mutaciones en genes relacionados con el metabolismo del oxalato, proporcionando información valiosa para una intervención personalizada.
Conclusión
Los oxalatos son una amenaza subestimada para la salud mitocondrial, y su acumulación puede estar relacionada directamente con el consumo elevado de aceites de semillas ricos en PUFA. La peroxidación lipídica desencadenada por estos aceites genera compuestos reactivos como el glioxal, que a su vez se convierten en oxalato, contribuyendo a problemas metabólicos y de salud.
Adoptar un enfoque preventivo basado en la reducción de PUFA, el fortalecimiento del sistema antioxidante y la corrección de deficiencias nutricionales puede ser clave para minimizar el impacto del oxalato en el cuerpo. Sustituir los aceites de semillas por grasas más estables y garantizar un aporte adecuado de antioxidantes y cofactores esenciales puede ayudar a restaurar la salud mitocondrial, prevenir el daño celular y mejorar el bienestar general.
La clave para protegerse del oxalato radica en adoptar hábitos dietéticos que respeten la biología del cuerpo, optimizando su capacidad para gestionar el estrés oxidativo y mantener un metabolismo eficiente.