En los últimos años, la propuesta de eliminar el ganado como solución a los problemas ambientales y éticos ha ganado fuerza en algunos sectores pero si dudas, esta medida radical no está exenta de preocupaciones, muchas de las cuales podrían tener consecuencias imprevistas y potencialmente perjudiciales para la sociedad, la salud pública y el equilibrio ambiental. Llevo siguiendo a Frederic Leroy y leyendo sus artículos, ponencias y su visión integral de todo este asunto hace años, pero este artículo, lejos de ser complicado de entender y sin utilizar terminología típica de ingeniería de sistemas agroganaderos, es impresionantemente fácil de comprender, ya que examina desde una perspectiva simple pero profunda cómo una transición masiva hacia un sistema alimentario sin productos de origen animal podría traer problemas aún mayores que los que busca resolver.

Fuente original: https://www.aleph2020.org/ethics/eliminating-livestock-comes-with-concerns

Un sistema alimentario más frágil y centralizado

Mi época “ultra” en la defensa de los derechos de las personas para alcanzar la Soberanía e Independencia alimentaria quedó atrás. Muy atrás y hace bastante tiempo. Casi a la misma vez que comencé mi cambio dietario primero y después de hábitos y estilo de vida. Todo viró hacia una visión mucho más sostenible, donde la palabra sostenible es la antítesis de la “sostenibilidad” moderna, la de a marca y el trasfondo “basado en plantas”.

Y el caso es que según han ido pasando los años me surge una pregunta, probablemente muy incómoda para algunos, ¿dónde queda entonces esa búsqueda profunda de esa soberanía alimentaria, esa indepoendencia de las multinacionales y la industria alimentaria hoy con el discurso mayoritario de las organizaciones ecologistas vendidas a la agenda vegana planetaria?

Eliminar el ganado no sólo podría debilitar la resiliencia del sistema alimentario, llevándonos hacia una dependencia casi total de alimentos ultraprocesados y producidos en biorreactores, sino que la amenaza está claramente marcada hacia la diversidad alimentaria, proponiendo el control del suministro de alimentos en manos de un reducido número de corporaciones multinacionales.

La generalización de las dietas veganas, aunque factible con alimentos y suplementos fortificados, podría derivar en una dependencia de alimentos ultraprocesados y genéticamente modificados que imitan productos animales. Este cambio estaría impulsado por las grandes corporaciones alimentarias, que ven en esta transición una oportunidad de negocio, favoreciendo políticas contrarias a los alimentos de origen animal. Además, eliminar una categoría completa de alimentos con gran diversidad y legado cultural requeriría una producción masiva de imitaciones, consolidando aún más el control de las empresas sobre el sistema alimentario global.

Alimentos ultraprocesados como alternativa predominante

La idea de reemplazar los alimentos de origen animal por alternativas a base de plantas suena prometedora, pero en la práctica, esto a menudo significa depender de productos ultraprocesados. Las imitaciones de carne, los lácteos vegetales fortificados y otros productos diseñados para imitar alimentos animales no ofrecen la misma calidad nutricional ni el mismo legado cultural. Además, esta transición supondría una mayor dependencia de tecnologías avanzadas, como los biorreactores, que son altamente costosos y energéticamente intensivos.

Consolidación del poder en megacorporaciones

Un cambio hacia un sistema alimentario basado en tecnología y monocultivos beneficiaría principalmente a las grandes corporaciones, consolidando aún más su poder sobre la cadena alimentaria. Esto podría erosionar la soberanía alimentaria de las comunidades, especialmente en áreas rurales, y dejar a las naciones más vulnerables ante crisis económicas o climáticas.

Consecuencias culturales y sociales

El ganado no solo proporciona alimentos; también es una parte fundamental de muchas tradiciones culturales, prácticas agrícolas y economías rurales. Su eliminación aceleraría la desconexión entre las zonas urbanas y rurales, desarraigando comunidades enteras y afectando prácticas que han sido sostenibles durante siglos.

Pérdida del patrimonio cultural

La ganadería está profundamente arraigada en las tradiciones de muchas culturas. Desde ceremonias religiosas hasta festividades familiares, los animales han sido compañeros y símbolos de sustento en innumerables sociedades. La desaparición de estas prácticas no solo significaría una pérdida de identidad cultural, sino también una desconexión emocional con el ciclo natural de vida y muerte.

Además del riesgo de una nutrición empobrecida, una transición radical socavaría muchos otros beneficios sociales que genera actualmente la ganadería en todo el mundo. Estos incluyen, entre otros, los medios de vida, la reducción de la pobreza, la educación, el empoderamiento de las mujeres, especialmente en los países de ingresos bajos y medios, y la recuperación de subproductos para la medicina (y otros usos), etc. [ Smith et al. 2013 ; FAO 2018 ; Baltenweck et al. 2020 ; Paul et al. 2021 ]. Los beneficios culturales ( por ejemplo , la autoestima, las funciones ceremoniales, el conocimiento indígena y el patrimonio cultural, la identidad y el legado) y los servicios ecosistémicos ( por ejemplo , el biorreciclaje, el control de las malezas y la moderación de los incendios de pastizales) son numerosos [ Mapiye et al. 2020 ].

Alienación entre lo urbano y lo rural

La centralización del sistema alimentario y la eliminación del ganado desplazarían aún más a las comunidades rurales, empujando a las personas hacia ciudades abarrotadas. Esta desconexión alimentaría la ya problemática dicotomía entre la cultura urbana y la naturaleza rural, reforzando la idea de que los humanos no son parte de los ecosistemas, sino sus dominadores.

Problemas éticos y visiones utópicas

Un sistema sin ganadería está impregnado de visiones simplistas que intentan dividir la naturaleza en conceptos binarios como Bien/Mal y Vida/Muerte. Estas ideas, aunque bien intencionadas, ignoran las complejidades de los ecosistemas y las interdependencias entre todas las formas de vida.

La muerte como “contaminación”

En muchas corrientes veganas, la muerte es vista como un mal absoluto. Sin embargo, los ecosistemas están basados en ciclos de vida y muerte. Pretender eliminar completamente el sufrimiento animal en la naturaleza, incluso mediante la modificación genética de depredadores o su erradicación, es una visión distorsionada de cómo funcionan los sistemas vivos.

El transhumanismo y la desconexión total

Algunos ideólogos proponen un mundo donde la naturaleza es reemplazada por sistemas completamente controlados. Estas ideas incluyen la ingeniería genética de animales para que no sientan dolor, la eliminación de carnívoros e incluso la digitalización de la mente humana para evitar cualquier forma de sufrimiento físico. Estas propuestas no solo son éticamente cuestionables, sino que también reflejan una desconexión peligrosa con las realidades del mundo natural.

Impacto en la salud pública

Un cambio masivo hacia dietas exclusivamente basadas en plantas podría traer problemas de salud significativos, especialmente en poblaciones vulnerables. Aunque la suplementación y fortificación de alimentos pueden mitigar algunos déficits nutricionales, estas soluciones no siempre están disponibles ni son sostenibles para todos.

Malnutrición y pobreza

En muchas regiones, la ganadería es una fuente esencial de alimentos ricos en nutrientes, como proteínas de alta calidad, hierro y vitaminas B. La eliminación del ganado agravaría la malnutrición, especialmente en países de bajos ingresos, donde los productos animales son una parte crucial de la dieta.

Problemas en poblaciones jóvenes

En países desarrollados, imponer dietas veganas a niños y adolescentes puede llevar a deficiencias nutricionales que afectan el desarrollo físico y mental. Estas decisiones basadas en ideologías pueden tener repercusiones graves a largo plazo, como un menor rendimiento cognitivo y un aumento en enfermedades relacionadas con déficits nutricionales.

Beneficios ecosistémicos del ganado

Contrario a la narrativa común, los animales de granja desempeñan un papel fundamental en la sostenibilidad de los ecosistemas. Su presencia contribuye al reciclaje de nutrientes, la fertilización del suelo y la gestión del paisaje.

Control de incendios y fertilización natural

El pastoreo ayuda a mantener el equilibrio de los pastizales, previniendo incendios forestales y promoviendo la biodiversidad. Los excrementos de los animales actúan como fertilizantes naturales, enriqueciendo el suelo de manera sostenible.

Reducción del desperdicio

La ganadería aprovecha subproductos agrícolas que, de otro modo, se desperdiciarían. Esto incluye restos de cosechas, subproductos de la industria alimentaria y áreas de cultivo marginales no aptas para la producción vegetal.

Un enfoque equilibrado como solución

La integración de prácticas agrícolas animales y vegetales es una solución más realista y ética que la eliminación total del ganado. Este enfoque reconoce la importancia de la diversidad en los sistemas alimentarios y respeta las conexiones entre humanos, animales y ecosistemas.

Resiliencia en lugar de fragilidad

Un sistema alimentario que combina la ganadería sostenible con cultivos diversificados es menos vulnerable a crisis climáticas y económicas. Esta diversidad permite una mayor flexibilidad y asegura el acceso a alimentos nutritivos en todo el mundo.

Sostenibilidad cultural y ambiental

Mantener prácticas ganaderas responsables no solo preserva el patrimonio cultural, sino que también promueve una relación más armoniosa entre humanos y naturaleza. La clave está en equilibrar la productividad con la sostenibilidad, utilizando tecnologías modernas para mejorar la eficiencia sin sacrificar los valores tradicionales.

Conclusión

Eliminar el ganado como parte del sistema alimentario global podría parecer una solución a los problemas ambientales y éticos, pero las consecuencias serían devastadoras. Desde la pérdida de soberanía alimentaria hasta la fragmentación cultural y los riesgos para la salud pública, esta transición no resuelve los problemas fundamentales del sistema alimentario. En cambio, integrar prácticas ganaderas sostenibles con la agricultura vegetal ofrece una vía más resiliente, ética y equilibrada para enfrentar los desafíos de nuestro tiempo.

El futuro de la alimentación no depende de eliminar, sino de coexistir con la naturaleza de manera responsable, reconociendo que la diversidad y la interdependencia son las claves para un planeta saludable y una humanidad próspera.

Referencias:

https://www.aleph2020.org/ethics/eliminating-livestock-comes-with-concerns

https://www.theguardian.com/commentisfree/2020/jan/08/lab-grown-food-destroy-farming-save-planet

https://www.aleph2020.org/human-health/overview

https://www.aleph2020.org/asfs-and-lifestock/food-from-factories

http://editionsdelaube.fr/catalogue_de_livres/steak-barbare/