Inicio una nueva serie para explorar qué debería constituir una dieta saludable en una era donde prevalecen la obesidad y las dudas sobre las guías alimentarias actuales. Quiero cuestionar la eficacia de los viejos consejos de limitar carnes rojas que han sido un factor determinante para el aumento del consumo de carbohidratos refinados y ultraprocesados. Buscaremos un enfoque nutricional holístico, centrado en alimentos naturales y la reducción del consumo de los famosos 4 Jinetes del Apocalipsis Nutricional, carbos refinados, acietes de semillas, azúcares y ultraprocesados, claves en la prevención de enfermedades. Vamos a redefinir nuestras prácticas dietéticas hacia lo esencial, promoviendo una alimentación que beneficie verdaderamente nuestra salud en el siglo XXI.

Introducción

En nuestras sociedades occidentales actuales, solamente una pequeña parte de los adultos logra mantener una salud cardiometabólica ideal. Mientras tanto, las cifras de obesidad siguen ascendiendo, a pesar de seguir las directrices alimentarias vigentes. Esto ha generado un intenso debate sobre la validez de continuar adhiriéndose a estas recomendaciones, particularmente cuando muchas de ellas se sostienen en evidencias limitadas o interpretaciones posiblemente exageradas. No parece descabellado cuestionar si algunas de estas directrices podrían, en un giro inesperado, tener efectos adversos.

La preferencia por dietas basadas principalmente en vegetales y la reducción en el consumo de carnes rojas, por ejemplo, podrían comprometer la seguridad nutricional de grupos vulnerables. Además, la tendencia a optar por “alternativas” ultraprocesadas en lugar de alimentos naturales plantea preocupaciones adicionales de salud. Hay un creciente llamado a adoptar un enfoque nutricional más holístico, enfocándose en los fundamentos de una alimentación saludable y reconsiderando nuestras definiciones de dietas beneficiosas.

Resulta esencial emprender esfuerzos para reducir el consumo de alimentos ultraprocesados, identificados como factores clave modificables en la lucha contra las enfermedades no transmisibles. La necesidad de repensar y reajustar nuestras pautas dietéticas hacia prácticas más fundamentales y menos industrializadas es ahora más urgente que nunca.

Desafíos actuales en salud pública y las deficiencias de las guías nutricionales.

La situación de salud pública actual y el debate sobre las directrices nutricionales, sus guías, sus referencias y sus modelos resaltan un problema que si bien no hace muchos años resultaba localizado en “Occidente” hoy refleja una tendencia mundial.

Es alarmante que solo un reducido grupo de adultos logre mantener una salud cardiometabólica competente e ideal. La gran mayoría de la población mundial se enfrenta a problemas de sobrepeso y obesidad, una realidad que como he dicho antes se personaba en el “mundo desarrollado” pero hoy se replica en otros países con independencia de altos ingresos, con la obesidad abdominal y el alto riesgo cardiometabólico predominando entre la población adulta mayor como una de las causas principales de muertes de las que se podrían denominar prevenibles. Las políticas y recomendaciones sobre nutrición han sido ampliamente criticadas por su ineficacia y la falta de solidez en su base científica desde muchas instancias de lo que podemos llamar la Comunidad de Salud Ancestral y algunas otras.

Por otro lado la epidemiología nutricional, que busca entender cómo la alimentación impacta en las enfermedades crónicas, ha recibido también críticas muy válidas por sus conclusiones a menudo exageradas y por apoyarse en evidencias demasiado débiles.

Es imprescindible presentar una propuesta capaz de redefinir, reconsiderar o incluso abandonar las guías dietéticas actuales por carecer de un respaldo científico contundente.

Necesitamos Conocer el Panorama Desolador del Sobrepeso, la Obesidad y las Enfermedades Modernas

En Europa, y especialmente en España, el escenario de la salud cardiometabólica es igualmente preocupante. Aunque las cifras pueden variar ligeramente en comparación con Estados Unidos, la tendencia hacia el aumento del sobrepeso y la obesidad es clara. En España, estudios recientes indican que más del 50% de la población adulta presenta sobrepeso u obesidad, un fenómeno que no solo afecta la calidad de vida de los individuos sino que también incrementa el riesgo de enfermedades crónicas [Sánchez-Cruz et al. 2018]. Para 2030, se estima que la prevalencia de la obesidad seguirá en aumento, un desafío que no es exclusivo de este país sino que se extiende a través de todo el continente.

La situación en otros países europeos, como Irlanda, donde más del 80% de los adultos mayores sufren de obesidad abdominal y más de la mitad enfrentan un alto riesgo cardiometabólico, refleja la magnitud del problema. Estas cifras alarmantes subrayan la necesidad urgente de revisar y potenciar las políticas dietéticas y las estrategias de salud pública. A pesar de las pautas dietéticas establecidas hace décadas, la continua prevalencia de sobrepeso y enfermedades relacionadas con la dieta sugiere que las estrategias actuales pueden no ser completamente efectivas.

Este panorama pone de relieve la importancia de adoptar un enfoque más holístico y personalizado hacia la nutrición y la salud, teniendo en cuenta las diferencias culturales y socioeconómicas dentro de Europa y en particular en España. La implementación de programas de educación nutricional y promoción de estilos de vida saludables, adaptados a las necesidades y realidades específicas de cada población, se vuelve crucial para revertir estas tendencias preocupantes.

Desde la década de los 80, la orientación en materia de nutrición tanto en España como en el resto de Europa ha estado bajo el escrutinio, enfrentándose a críticas similares a las observadas en Estados Unidos. Estas directrices han sido catalogadas ocasionalmente como “poco fiables” y se les ha reprochado la carencia de una base de evidencia robusta y concluyente. Además, la investigación en el campo de la epidemiología nutricional en el contexto europeo ha recibido críticas severas por llegar a conclusiones consideradas irrealistas y por la tendencia a magnificar la evidencia que vincula la dieta con las enfermedades crónicas no transmisibles (ECN). 

Ante este panorama, se hace evidente la urgente necesidad de reevaluar y actualizar las guías dietéticas en Europa y específicamente en España, con el objetivo de que estas reflejen de manera más fiel y basada en la ciencia la realidad nutricional contemporánea, y que atiendan las necesidades de todos los sectores de la sociedad. Es imperativo que las nuevas directrices se construyan sobre una base científica más sólida, que contemple la diversidad de situaciones y condiciones de vida de la población, para garantizar que las recomendaciones nutricionales sean verdaderamente inclusivas y efectivas en la promoción de la salud pública.

Los Problemas de Arrogancia de los “Expertos” en Directrices Nutricionales

La forma en que se ha abordado la nutrición preventiva en salud pública, tanto en Europa como en España, se muestra en un  grado de descontento que nadie puede pasar por alto ni tan si quiera en lo relativo a su tendencia a ser demasiado directiva e incluso percibida como autoritaria. A menudo, se presenta con un tono demasiado seguro de sí mismo, como si no hubiera lugar para el debate o la duda sobre sus beneficios, y se muestra poco receptiva a las críticas o cuestionamientos.

Las recomendaciones dietéticas en estos lugares han sido criticadas por apoyarse más en opiniones que en hechos concretos y bien fundamentados sobre cómo la alimentación impacta en nuestra salud a largo plazo. Algunos expertos han llegado a cuestionar si realmente vale la pena seguir estas guías, proponiendo que tal vez sería mejor ignorarlas por completo, por lo que este panorama nos lleva a reflexionar sobre la necesidad urgente de revisar y actualizar las formas en que se elaboran y comunican las pautas nutricionales en Europa y España. La idea es basarse en investigaciones científicas robustas y asegurarse de que las recomendaciones sean realmente inclusivas y útiles para todos, no solo para un segmento de la población.

¿Qué solución podría existir?

Las políticas de salud a partir de los abordajes nutricionales que se delineen para el futuro en Europa, y en especial en España, necesitan superar ese paradigma actual centrado en considerar de manera asilada los nutrientes a partir de unos alimentos específicos. 

Es por eso que se necesitaría adoptar una perspectiva holística capaz de abarcar patrones dietéticos completos. En lugar de seguir modelos estandarizados y poco flexibles, debemos volver la mirada hacia las ricas y diversas tradiciones culinarias que caracterizan a Europa y España. Estas tradiciones ofrecen un tesoro de opciones que, al ser incorporadas en las directrices nutricionales, pueden facilitar caminos más personalizados y culturalmente resonantes hacia la nutrición saludable.

Al valorar y promover las prácticas culinarias locales, podemos incentivar estilos de vida más saludables de una manera que sea no solo efectiva sino también respetuosa con la cultura y las preferencias individuales.

Esta estrategia no solo busca mejorar el bienestar físico de las personas, sino también mantener y apostar por el patrimonio culinario que define a distintas regiones de Europa yen particular a España, reforzando la idea de que comer bien también significa disfrutar de lo que comemos y respetar de dónde viene nuestra comida.

Repensar las Jerarquías de Evidencia

Los diferentes niveles de evidencia científica son fundamentales para evaluar la validez y la confiabilidad de la información en el ámbito científico y médico. Estos niveles proporcionan una estructura para clasificar la calidad de la evidencia disponible, lo que permite a los profesionales tomar decisiones informadas sobre diagnósticos, tratamientos y políticas de salud. 

¿Cuales son los diferentes niveles de evidencia y cómo se miden?

  1. Ensayos clínicos controlados aleatorizados (ECAs):Los ECAs son considerados el estándar de oro en la investigación clínica. En estos estudios, los participantes son asignados aleatoriamente a uno de dos grupos: el grupo de intervención (que recibe el tratamiento en estudio) o el grupo de control (que recibe un placebo o tratamiento estándar). Esto ayuda a minimizar el sesgo y a evaluar la eficacia del tratamiento de manera objetiva.
    La fuerza de la evidencia de un ECA se basa en varios factores, como el tamaño de la muestra, la aleatorización adecuada, el cegamiento y el seguimiento adecuado de los participantes.

  1. Estudios de cohortes:En estos estudios, un grupo de individuos con una característica en común (por ejemplo, una exposición a un factor de riesgo) es seguido a lo largo del tiempo para determinar la incidencia de un resultado específico (por ejemplo, enfermedad). Los estudios de cohortes pueden ser prospectivos (los participantes son seguidos hacia el futuro) o retrospectivos (los datos se recopilan de eventos pasados).
    La calidad de la evidencia en los estudios de cohortes se evalúa según la representatividad de la cohorte, la adecuación del seguimiento y el control de los factores de confusión.
  2. Estudios de casos y controles:Estos estudios comparan a individuos con un resultado específico (casos) con individuos sin ese resultado (controles), y retroceden en el tiempo para evaluar la exposición a posibles factores de riesgo.
    La validez de estos estudios depende de la selección adecuada de casos y controles, así como del recuerdo preciso de la exposición.
  3. Estudios de series de casos y reportes de casos:Estos estudios describen observaciones sobre un número pequeño de casos con una enfermedad o condición específica. A menudo se utilizan para generar hipótesis o describir manifestaciones poco comunes de una enfermedad.
    Aunque son útiles para identificar patrones inusuales o efectos secundarios raros, la evidencia derivada de estos estudios es limitada debido a la falta de un grupo de comparación y la posibilidad de sesgo de selección.
  4. Revisiones sistemáticas y metaanálisis:Estos son el punto más alto en la jerarquía de evidencia. Las revisiones sistemáticas integran y sintetizan los resultados de múltiples estudios sobre una pregunta de investigación específica, mientras que los metaanálisis combinan los datos de los estudios individuales para obtener un estimado cuantitativo del efecto del tratamiento.
    La calidad de una revisión sistemática o un metaanálisis se evalúa según la exhaustividad de la búsqueda, la inclusión de estudios de alta calidad y la validez de los métodos estadísticos utilizados.

¿Por qué no utilizar la “Ingeniera Inversa”?

Para mejorar nuestra comprensión sobre cómo la alimentación afecta la salud, especialmente en temas como la obesidad y la diabetes, necesitamos encontrar formas más efectivas de reunir información confiable. Los estudios tradicionales, como los ensayos controlados aleatorios (ECA), son muy importantes, pero pueden ser costosos, llevar mucho tiempo y no siempre reflejar lo que sucede en la vida real, bajo condiciones de vida real y en un entorno de vida real.

Una manera interesante de superar estos desafíos es mirar hacia atrás y aprender de lo que ha funcionado en la práctica. Esto se podría llamar llamar “Ingeniería Inversa” como menciona David Unwin https://nutrition.bmj.com/content/early/2023/12/14/bmjnph-2023-000836 . En lugar de comenzar desde cero con nuevos estudios, miramos hacia atrás a casos donde las personas han tenido éxito en perder peso y mejorar su salud mediante la dieta. Al estudiar estos casos, podemos descubrir qué métodos y prácticas específicas han sido útiles. También podemos ver cómo podemos aplicar estas lecciones en diferentes situaciones y entender los problemas y costos involucrados. Este enfoque nos ayuda a aprender de manera más rápida y económica.

Es importante encontrar un equilibrio entre dos cosas: por un lado, la calidad de los estudios científicos como los ECA, que nos dan información precisa sobre cómo funciona una dieta en un contexto controlado; y por otro lado, mirar lo que sucede en la vida real en clínicas y consultas donde las personas han tenido éxito. Combinar estos dos enfoques puede mejorar enormemente nuestra comprensión de cómo la alimentación afecta la salud. Esto, a su vez, nos ayuda a hacer recomendaciones prácticas y basadas en la evidencia que realmente funcionen en el día a día.

Al investigar profundamente los casos exitosos en el manejo de la salud y la nutrición, emergen valiosos aprendizajes sobre las estrategias y prácticas específicas que han demostrado ser efectivas. Esta metodología permite identificar no solo qué intervenciones han sido beneficiosas, sino también cómo se pueden adaptar y aplicar estas intervenciones en contextos diversos para enfrentar desafíos similares. Además, este enfoque ofrece la oportunidad de comprender de manera integral los posibles obstáculos y los costos asociados a la implementación de dichas estrategias en diferentes escenarios.

Esta forma de investigación, caracterizada por su eficiencia en términos de tiempo y recursos económicos, se fundamenta en el análisis retrospectivo de experiencias reales, lo cual proporciona una base sólida para generar recomendaciones prácticas y aplicables. Al centrarse en estudios de casos reales donde las intervenciones han resultado exitosas, se facilita la extracción de lecciones aplicables que pueden guiar futuras investigaciones y prácticas en el campo de la salud y la nutrición.

Este enfoque pragmático no solo acelera el proceso de aprendizaje, sino que también promueve la utilización óptima de los recursos disponibles, maximizando así el impacto positivo en la salud pública. A través de la identificación de prácticas efectivas y su adaptación a diferentes contextos, se puede mejorar la calidad de vida de las personas de una manera más rápida y con una inversión más eficiente, contribuyendo significativamente al avance de la ciencia nutricional y de la salud.

En el 

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Las 5 Características Fundacionales de un Patrón Alimentario Saludablemente Alternativo

  1. Reducción e incluso eliminación de Azúcar, Aceites de Semillas, Ultraprocesados y Carbohidratos Refinados: Estos alimentos son conocidos por contribuir al aumento de peso, la inflamación y el riesgo de enfermedades crónicas como la diabetes tipo 2, las enfermedades crónicas así como y las enfermedades cardíacas. Reducir o eliminar su consumo puede mejorar la salud metabólica, promover la pérdida de peso y reducir el riesgo de enfermedades crónicas.
  2. Preferencias de Consumo de alimentos de origen animal por encima de los de origen vegetal: Los alimentos de origen animal, como la carne, el pescado y los huevos, son fuentes importantes de proteínas de alta calidad, vitaminas y minerales esenciales, como el hierro y la vitamina B12. Además, contienen grasas saludables que son beneficiosas para el cerebro y el sistema nervioso. Sin embargo, es importante elegir opciones de origen animal criadas de manera sostenible y ética.
  3. Foco en la búsqueda de la saciedad a partir de la combinación de grasa y proteína: Las grasas saludables y las proteínas son nutrientes clave para la saciedad, es decir, la sensación de satisfacción y plenitud después de comer. Al priorizar alimentos ricos en grasas saludables y proteínas magras, se puede reducir el hambre entre comidas y evitar los antojos de alimentos poco saludables, lo que facilita el control del peso y la adopción de hábitos alimenticios más saludables.
  4. Fomentar el consumo de alimentos estacionales y con preferencia en locales: Los alimentos estacionales y locales suelen ser más frescos, más nutritivos y más sostenibles que los alimentos importados o fuera de temporada. Además, apoyar a los productores locales ayuda a promover la economía local y a reducir la huella de carbono asociada con el transporte de alimentos.
  5. Diferenciar entre comida real y comestibles de supervivencia, así como técnicas para minimizar su impacto negativo en la salud: La comida real hace referencia a alimentos frescos, enteros y mínimamente procesados (donde el procesamiento es tradicional), como frutas, verduras, carnes, pescado, huevos y nueces. Por otro lado, los comestibles de supervivencia son alimentos altamente procesados que contienen ingredientes artificiales y aditivos que pueden ser perjudiciales para la salud a largo plazo. Es importante educar a la población sobre cómo identificar y elegir alimentos reales sobre los comestibles de supervivencia, así como proporcionar técnicas de preparación saludable, como cocinar en casa, para minimizar su impacto negativo en la salud.

REFERENCIAS

https://www.jota-manifesto.blog/debemos-redefinir-el-terminodietas-saludables/

https://nutrition.bmj.com/content/early/2023/12/14/bmjnph-2023-000836