En los últimos años, el estoicismo ha resurgido como una tendencia popular, especialmente en redes sociales y círculos de autoayuda. Frases motivadoras y lemas sobre la resiliencia, el control emocional y la aceptación han sido repetidos hasta el punto de convertir esta escuela filosófica en una especie de “manual rápido” para gestionar las dificultades cotidianas. Sin embargo, gran parte de lo que se ha presentado bajo el estandarte del estoicismo moderno está lejos de la profundidad y complejidad de la doctrina original. Se ha diluido hasta convertirse en una versión “buenista” y superficial, alejada de las raíces filosóficas que construyeron un pensamiento robusto, centrado no solo en mejorar la vida individual, sino en entender la naturaleza misma del cosmos y nuestro lugar en él.

Es precisamente por eso que hemos decidido lanzar una serie de artículos titulada “Repensar el Estoicismo: Stoa 101”, con el propósito de ofrecer una visión que se aleje de las simplificaciones modernas. Nuestro objetivo es separar el grano de la paja, es decir, distinguir el auténtico estoicismo, el que fue desarrollado en las antiguas Stoa de Atenas y Roma, del “estoicismo moderno” que ha ganado popularidad en internet. Este último se presenta muchas veces como un conjunto de consejos fáciles para sobrellevar la vida, cuando en realidad, el verdadero estoicismo es una filosofía de vida profundamente práctica, pero también exigente, basada en un entendimiento riguroso de la física, la lógica y la ética.

En esta serie, Stoa 101, abordaremos el estoicismo desde un punto de vista completamente diferente al que la mayoría de las personas están acostumbradas. Nos alejaremos de las frases motivacionales y exploraremos la verdadera esencia de esta escuela filosófica, tal y como fue concebida por figuras como Zenón de Citio, Crisipo, Marco Aurelio y Séneca entre muchos otros.

Además, nuestra intención no es solo revisitar el estoicismo desde una perspectiva histórica y teórica, sino también traerlo al presente, ofreciéndote herramientas prácticas para aplicarlo en la sociedad contemporánea. Vamos a desglosar las metodologías originales de los estoicos y adaptar sus enseñanzas para que puedan ser implementadas en nuestra vida diaria, en un mundo que a menudo parece estar en conflicto con los valores filosóficos tradicionales. Desde cómo lidiar con los desafíos emocionales y éticos, hasta cómo entender el papel del individuo dentro de una sociedad compleja, Repensar el Estoicismo te guiará a través de un viaje hacia la autenticidad filosófica.

Queremos que esta serie sea un espacio de reflexión profunda, donde se reconozca que el estoicismo no es solo una filosofía personal, sino una herramienta para interactuar con el mundo de manera equilibrada y consciente. Nos enfocaremos en la práctica y la metodología, algo que los antiguos estoicos valoraban tanto como el pensamiento teórico. Ellos insistían en que no se podía simplemente conocer el estoicismo, había que vivirlo. Esto implica enfrentarse a la realidad con valentía, pero también con humildad, reconociendo que, aunque no podemos controlar todo lo que sucede a nuestro alrededor, sí podemos controlar nuestras respuestas y nuestra forma de actuar en el mundo.

La Precuela Necesaria

No es necesario extendernos demasiado en explicar qué es el estoicismo, ya que probablemente muchos ya están familiarizados con esta escuela filosófica. Sin embargo, un resumen rápido puede ayudar a establecer el marco para los próximos posts.

¿Qué es el estoicismo? Es una filosofía fundada en el siglo III a.C. por Zenón de Citio, que enseña cómo vivir en armonía con la naturaleza y enfrentar la vida con serenidad, enfocándose en lo que está bajo nuestro control y aceptando lo que no lo está.

¿Quiénes fueron los principales exponentes? Además de Zenón, figuras clave incluyen a Crisipo, Séneca, Epicteto y el emperador romano Marco Aurelio.

¿Cuándo surgió? El estoicismo se originó en la Antigua Grecia, en el siglo III a.C., y alcanzó su mayor influencia durante el Imperio Romano.

¿Dónde se desarrolló? Aunque comenzó en Grecia, su popularidad se extendió principalmente en Roma, donde sus ideas tuvieron un impacto duradero en la cultura y la política.

¿Por qué es relevante hoy? El estoicismo ofrece herramientas prácticas para manejar el estrés, la adversidad y las emociones, lo que lo convierte en una filosofía atemporal.

¿Cómo se puede aplicar? A través de prácticas diarias como la reflexión, el control de las emociones, el desapego y el foco en lo que depende de nosotros.

En esta serie de posts profundizaremos en cómo poner en práctica el estoicismo de manera efectiva, llevando sus principios más allá de la teoría para integrarlos en nuestra vida cotidiana, adaptándolos a los desafíos del mundo actual.

Lo que necesitas comprender desde un principio. La base del estoicismo. Física, Ética y Lógica.

Zenón de Citio, estructuró la filosofía en tres ramas fundamentales: la física, la ética y la lógica. Esta división tripartita del discurso filosófico no solo fue una innovación clave en su tiempo, sino que también ha dejado una profunda huella en muchas corrientes filosóficas posteriores. Para los estoicos, cada una de estas partes jugaba un papel esencial en la comprensión del mundo y la vida. La lógica, comparada a la cáscara de un huevo, representaba la estructura y análisis del conocimiento; la física, equivalente a la clara, era la explicación del universo y sus principios fundamentales; mientras que la ética, la yema, era el verdadero núcleo, el propósito final de la filosofía: vivir en armonía con la naturaleza y en virtud.

Sexto Empírico, en su obra Contra los matemáticos, utilizó esta metáfora del huevo para describir el orden y la relación entre estas disciplinas. Según los estoicos, la lógica no solo ayuda a estructurar y criticar las demás áreas del conocimiento, sino que también actúa como una herramienta fundamental para medir la validez de nuestras creencias y juicios. La ética, por su parte, es la aplicación práctica de estos principios, pero siempre basada en una comprensión clara de la física, que ofrece una visión coherente del mundo natural.

No obstante, para los lectores y los estoicos actuales, el orden tradicional propuesto por los estoicos puede resultar desafiante, especialmente cuando se trata de su concepción de la física. La visión estoica del mundo físico, que incluye conceptos como el pneuma (una mezcla de aire y fuego que daba cohesión al cosmos), difiere radicalmente de lo que sabemos hoy sobre la naturaleza y el universo. Por ello, en esta serie de artículos titulada “Repensar el Estoicismo: Stoa 101”, voy a proponer un cambio en este orden. Si bien los estoicos comenzaban por la lógica para fundamentar su sistema, nosotros partiremos de la física, ya que es fundamental entender cómo ellos concebían el mundo material antes de pasar a la ética.

Este enfoque nos permitirá repensar el estoicismo no solo desde un punto de vista filosófico, sino también desde la ciencia actual. Aunque los conceptos estoicos sobre la naturaleza pueden parecer obsoletos, al reinterpretarlos y hacerlos comprensibles a la luz de los conocimientos científicos contemporáneos, podemos rescatar su valor. Nuestro objetivo es ofrecer una visión del mundo estoica que sea equiparable y entendible para quienes vivimos en una sociedad moderna, donde la física, la ética y la lógica tienen significados distintos pero igualmente interrelacionados. Al hacerlo, lograremos un estoicismo actualizado, aplicable y coherente con nuestra realidad.