La migraña es un trastorno neurológico caracterizado por dolores de cabeza recurrentes, a menudo acompañados de síntomas como náuseas, sensibilidad a la luz y al sonido. Este artículo explora las posibles causas subyacentes de la migraña y cómo un adecuado equilibrio de electrolitos, junto con enfoques bajos en carbohidratos e incluso dietas basadas en animales y carnívoras, podrían ofrecer mejoras significativas en su manejo e incluso revertirla.

Exploraremos una teoría fascinante que sugiere que el desequilibrio de electrolitos, especialmente la falta de sodio en las neuronas sensoriales, puede desencadenar estos dolores de cabeza debilitantes. ¿Cómo afecta esto a la comunicación entre las neuronas y qué papel juegan las dietas en todo esto?

Introducción

En este post se plantea una teoría alternativa sobre las migrañas, sugiriendo que un desequilibrio en los electrolitos, particularmente la falta de sodio en las neuronas sensoriales, puede provocar fallos en los potenciales de acción. Según la autora, este desequilibrio impide la comunicación entre las neuronas, desencadenando las migrañas. El argumento se erige cobre la idea de que las personas propensas a las migrañas tienen un cerebro más sensible y necesitan más minerales para una comunicación neuronal adecuada.

Por otro lado, el artículo sugiere que las dietas ricas en carbohidratos pueden empeorar este desequilibrio, mientras que las dietas bajas en carbohidratos pueden ser beneficiosas al aumentar la disponibilidad de sodio. Se respalda esta idea con investigaciones y evidencia anecdótica. Se concluye que hacer cambios en la dieta y manejar la ingesta de sodio puede proporcionar una base metabólica saludable a largo plazo y ayudar a prevenir las migrañas.

La migraña representa una de las condiciones más incapacitantes, impactando significativamente la calidad de vida de quien las sufre e incluso fatídicamente, llevando a la pérdida de empleo. Los tratamientos actuales, lamentablemente, no ofrecen soluciones eficaces sobre todo porque bajo mi experiencia y lo que conocemos de muchos otros profesionales, muchos pacientes no experimentan mejoras significativas y, en ocasiones, sufren efectos secundarios muy graves. Si esto fuera poco, la complejidad -en el sentido de las implicaciones bioquímicas los balances hormonales y otros factores más- de la migraña se refleja en la falta de consenso científico sobre sus causas, lo que conduce a múltiples líneas de investigación y diversas teorías sobre cuales son los mecanismos que o bien la generan o bien pueden tratarse para reducir su incidencia.

Si a esto sumamos que los medicamentos prescritos operan con mecanismos de acción poco conocidos y comprendidos, nos encontramos con que esta condición se presenta como una especie de “caja negra” según la autora, en la que la comprensión y el tratamiento son algunos de los desafíos continuos con los que nosotros como profesionales de la salud nos enfrentamos.

En lo referido al uso de medicamentos, muchos de estos fármacos afectan áreas del cuerpo y del cerebro (hablaré de ello en el post) que pueden interferir con la actividad cerebral saludable en lugar de promoverla.

¿Qué es la migraña?

La migraña es un fenómeno complejo que desafía una definición clara debido a la diversidad de estudios que intentan comprender su naturaleza. Los investigadores exploran diversos factores desencadenantes, desde la influencia de los alimentos hasta variables ambientales como el clima.

Se ha llegado a sugerir que la migraña es predominantemente una “enfermedad de la mujer”, implicando a las hormonas femeninas, aunque esto no explica completamente su incidencia en hombres y niños, ni las variaciones hormonales que no conducen a la migraña. Aunque las hormonas pueden agravarla, no se puede considerar que sean su única causa.

Podemos plantear y confirmar que se la ha asociado con una variedad de condiciones, que van desde trastornos psiquiátricos hasta enfermedades cardiovasculares, así como factores genéticos y ambientales como el polimorfismo del gen MTHFR, el uso de anticonceptivos y el estrés oxidativo.

A pesar de ser visualmente vinculada al cerebro, algunos investigadores han propuesto que la migraña no tiene su origen dentro del mismo, sino que está asociada con la dilatación arterial fuera del cráneo, pero los estudios de imagen han demostrado cambios cerebrales específicos justo antes o durante los episodios de migraña, lo que nos sugiere una base neurológica dentro del propio cráneo. Estos cambios incluyen alteraciones en la actividad cortical, la excitabilidad neuronal, la estructura y función cerebral, así como respuestas inflamatorias y alteraciones metabólicas a nivel cerebral.

¿Que podría causarla?

En el estudio que viste arriba, la hipótesis manejada por la autora plantea que la causa subyacente de la migraña es un desequilibrio electrolítico, específicamente una falta de sodio en el espacio extracelular de las neuronas sensoriales, lo que dificulta la iniciación del potencial de acción. Este desequilibrio puede conducir a una serie de síntomas, incluidos convulsiones, alteración del estado mental, hipotensión y otros, que se comparan con los síntomas de la migraña.

El Potencial de Acción

El potencial de acción es vital para la comunicación neuronal y la contracción muscular. Se desencadena cuando una neurona alcanza un umbral de excitación, causando un cambio abrupto en su potencial eléctrico. Esto se logra mediante la apertura de canales iónicos específicos, permitiendo la entrada de sodio y la salida de potasio. Este fenómeno implica una despolarización seguida de una rápida repolarización, restaurando el potencial de membrana. Los potenciales de acción viajan a lo largo del axón a una velocidad constante, facilitando la transmisión de información en el sistema nervioso y modulando la liberación de neurotransmisores en las sinapsis.

De este modo, la escasez de sodio puede ser el resultado de diversos factores, como deshidratación, vómitos, diarrea, entre otros, los cuales alteran la osmolalidad en el cerebro y provocan una hipoosmolalidad e hipotonicidad.

¿Qué es lo que ocurre entonces? Pues la respuesta es un poco compleja pero no deja de ser coherente. Las funciones celulares y la propia homeostasis del cuerpo se verá alterada, por lo que podría darse la situación de una afectación neuronal don incluso las neuronas podrían hincharse.

Para garantizar que la osmolalidad en el cerebro funcione correctamente, debe estar presente la cantidad adecuada de sodio, cloruro y potasio. En el equilibrio, la osmolalidad extracelular es igual a la osmolalidad intracelular y el movimiento neto de agua a través de la membrana celular es cero. Cuando se reduce la concentración de sodio extracelular, se producirá hipoosmolalidad e hipotonicidad a medida que el agua fluya desde el espacio extracelular hacia el área intracelular. El movimiento del agua hacia la neurona provoca su hinchazón. En el cerebro, incluso cambios mínimos en el volumen intraneuronal (específicamente hinchazón) provocan síntomas dramáticos debido a la falta de espacio ( 59 ). La adaptación neuronal a la hiponatremia implica el movimiento de electrolitos desde el interior de la célula hacia el área extracelular. Dentro de las primeras horas de hiponatremia, hay una disminución significativa en el contenido intracelular de sodio, cloruro y potasio ( 60 , 61 ). Se ha estudiado y descrito la cinética del agotamiento de electrolitos cerebrales durante la hiponatremia aguda. Después de 3 h de hiponatremia, el agotamiento cerebral de electrolitos alcanza una meseta y se cree que el agotamiento de sodio proviene principalmente del líquido cefalorraquídeo, que ocurre junto con el agotamiento intracelular de cloruro más rápido que el agotamiento intracelular de potasio ( 62 ). En total, el cerebro no puede perder más del 18% de su contenido de iones ( 59 ). Se espera que cuando se agoten los mecanismos detrás de la pérdida de electrolitos, la hiponatremia severa y continua causará inevitablemente un edema cerebral significativo. La encefalopatía hiponatrémica tiene muchos síntomas muy similares a la migraña: dolor de cabeza, náuseas y vómitos, fatiga, confusión y pérdida del equilibrio, lo que apunta a una fisiopatología similar de las dos afecciones.

Specifically formulated ketogenic, low carbohydrate, and carnivore diets can prevent migraine: a perspective

La adaptación del cerebro a la falta de sodio implica por lo tanto ciertos cambios en los niveles de electrolitos, lo que provoca migraña, como dolor de cabeza y confusión, la hiponatremia y la migraña por tanto compartirían mecanismos fisiológicos similares.

¿Hay un componente evolutivo en esto?

Las neuronas sensoriales en el cerebro de alguien con migraña tienen más conexiones y difieren del resto de personas sin estas condiciones. Este estado se caracteriza por una actividad cerebral constante, con cambios mínimos en el voltaje entre estados de potencial por lo que este fenómeno ha llevado a describir el cerebro de los pacientes con migraña como “hipersensible”. Y aquí es donde reside la idea de que pudiera existir un vínculo evolutivo / adaptativo humano ya que se priorizó la vigilancia y la sensibilidad sensorial para la supervivencia.

Los estudios sobre la evolución de redes sensoriales en mamíferos son muy limitados y no suelen comparar a los humanos modernos con otros mamíferos en su hábitat natural, donde la depredación es un riesgo vital y los sentidos mejorados ofrecen ventajas de supervivencia. Cuando comparamos los órganos sensoriales de los humanos frente a otros primates, observamos que nosotros, como humanos, hemos perdido parte de nuestra capacidad de los sentidos, como por ejemplo el olfato, en relación con éstos, y probablemente los cerebros hipersensibles hayan sido el estándar original.

Con el paso del tiempo la mayoría de los humanos se han adaptado a entornos menos peligrosos, con cierto nivel de predictibilidad y seguridad y a parte de esto, muchos han adaptado sus sentidos a la vida urbana y los estímulos asociados a ésta, lo que tendría todo el sentido del mundo a la hora de que las neuronas sensoriales se vean más “inhibidas”.

La hipótesis también puede explicar por qué las mujeres y los niños son más vulnerables. Generalmente los hombres eran los cazadores, portaban armas, y la tasa de éxito de un depredador que mataba a un cazador probablemente era bastante baja. Por el contrario, las mujeres y los niños se quedaron atrás para reunirse: en cuclillas o agachados sin armas, son la oración ideal para un depredador. Como consecuencia, este grupo desarrolló y retuvo sistemas de órganos sensoriales más fuertes, especialmente durante el momento de su mayor vulnerabilidad. Antes de la pubertad, hay más niños que niñas que sufren migrañas ( 81 ). Los niños se convirtieron en cazadores en la pubertad o poco después y, en consecuencia, vemos que la mayoría de los niños pierden sus migrañas después de la pubertad ( 81 ). En nuestro moderno mundo civilizado occidental, los seres humanos no necesitan órganos sensoriales agudos contra los depredadores, por lo que tiene sentido que ese sumidero de energía se hubiera transferido al adaptarse a un estilo de vida humano menos sensibilizado y con una capacidad sensorial reducida.

Las personas que sufren de migraña parecen ser una excepción a esta adaptación. Ya sabemos que aún faltan estudios capaces de comparar las neuronas sensoriales de los órganos sensoriales pero lo que sí sí sabemos es que la migraña se desencadena por estímulos como olores, luz, sonido, gusto y tacto, lo que sugiere que los afectados forman un grupo humano que no está plenamente adaptada a las condiciones modernas de vida, con su abundancia de estímulos sensoriales.

Como la Nutrición puede ayudarnos

La conexión entre la nutrición y la migraña se remonta entonces, a la historia evolutiva de los humanos. Durante la mayor parte de nuestra historia, la dieta estuvo dominada por productos animales, complementados ocasionalmente con carbohidratos según la disponibilidad estacional, pero hace unos 15.000 años, algunos grupos humanos comenzaron a incorporar más vegetales ricos en carbohidratos en su alimentación. Esta transición coincidió con cambios en el estilo de vida, incluyendo la urbanización y la exposición a estímulos sensoriales constantes, factores que pueden contribuir al desequilibrio electrolítico asociado con la migraña.

Entonces, ¿qué pueden comer las personas con migraña para prevenir o reducir los episodios? ¿Puede un cambio en el estilo de vida influir en la frecuencia y severidad de las migrañas? Y, de ser así, ¿cómo funciona exactamente esta nueva forma de comer para prevenir las migrañas?

En el cerebro de alguien con migraña, las neuronas están hiperactivas debido a una mayor sensibilidad a estímulos externos. Esto requiere más energía, especialmente de glucosa, pero un exceso de glucosa puede causar problemas, como la generación de sustancias reactivas de oxígeno (ROS) que desencadenan eventos como la despolarización cortical propagada (CSD), asociada con la migraña.

QUÉ ES LA CSD

La despolarización cortical propagada (CSD) es como una ola de actividad eléctrica que viaja por el cerebro. Imagina que el cerebro es un estanque tranquilo y la CSD es como una piedra arrojada que crea ondas que se extienden por toda la superficie. Esta actividad eléctrica puede desencadenar una serie de cambios en el cerebro, incluida la aparición de una migraña. La CSD es como una señal de advertencia que indica que algo está ocurriendo en el cerebro, y puede ser una respuesta a diferentes desencadenantes, como el ejercicio intenso o la falta de glucosa.

Cuando el cerebro carece de glucosa, puede recurrir a las cetonas como fuente alternativa de energía. De hecho, estudios han demostrado que el cerebro prefiere usar cetonas antes que la glucosa, incluso cuando ambas están presentes. Esto demostraría que el metabolismo de la glucosa en el cerebro de personas con migraña podría estar comprometido. A más disponibilidad de glucosa, mayor necesidad y capacidad del cerebro para metabolizarla. La utilización de cetonas por parte del cerebro no solo aumenta la producción de ATP, sino que también promueve la estabilidad neuronal.

El aumentando en la ingesta de sodio y la reducción del consumo de carbohidratos sería una estrategia preventiva.

Conclusiones

¿Y si en lugar de medicar con fármacos fuertes tratamos el entorno del cerebro para que pueda retener más sodio y mantener un nivel de actividad eléctrica adecuado? Esto podría lograrse evitando una dieta alta en carbohidratos y aumentando las ingestas de sal, lo que ayudaría a prevenir los desequilibrios electrolíticos que desencadenan migrañas.

Los abordajes cetogénicos y basados en animales, por ejemplo, son una opción beneficiosa en este sentido, ya que proporciona una forma sencilla de comer y puede tener efectos positivos en la salud metabólica y cerebral.

Aunque la investigación sobre la conexión entre la migraña y la nutrición está en desarrollo, los ensayos clínicos son difíciles debido a la complejidad de controlar múltiples factores durante un período prolongado. A pesar de estos desafíos, entender cómo la nutrición puede afectar la migraña podría ofrecer alternativas más seguras y efectivas para su tratamiento y prevención.