El SIBO (sobrecrecimiento bacteriano del intestino delgado, por sus siglas en inglés) es una condición en la cual hay un exceso de bacterias en el intestino delgado. Normalmente, el intestino delgado contiene menos bacterias en comparación con el intestino grueso. Sin embargo, en el SIBO, las bacterias que normalmente se encuentran en el intestino grueso se multiplican y colonizan el intestino delgado.

El exceso de bacterias en el intestino delgado puede interferir con la digestión y absorción adecuadas de los nutrientes en los alimentos, lo que puede provocar una serie de síntomas gastrointestinales. Algunos de los síntomas comunes del SIBO incluyen hinchazón abdominal, distensión, dolor abdominal, diarrea, estreñimiento, gases y sensación de plenitud después de las comidas.

Sus causas pueden ser diversas, como trastornos del movimiento intestinal, daño en las paredes intestinales, disfunción del sistema inmunitario, cirugía intestinal, enfermedades crónicas, entre otras. Su diagnóstico generalmente se realiza mediante pruebas de aliento que detectan la presencia de gases producidos por las bacterias en el intestino delgado.

Aunque no existen cifras precisas, algunos estudios sugieren que el SIBO puede afectar aproximadamente al 6-15% de la población general. Sin embargo, es importante tener en cuenta que estos datos son estimaciones y pueden variar en diferentes estudios y poblaciones.

En este artículo quiero hablarte del SIBO, las causas y algunas herramientas que pueden ayudar y mucho en su erradicación.

Qué es el SIBO

El famoso Sobrecrecimiento Bacteriano del Intestino Delgado (SIBO) es una condición que puede afectar a cualquier persona. Se caracteriza por la presencia de una cantidad excesiva de microorganismos en el intestino delgado, que suele tener una cantidad mucho menor de bacterias en comparación con el intestino grueso o colon.

El intestino delgado normalmente alberga menos de 10^4 organismos por mililitro. Cualquier cantidad por encima de este nivel se considera un caso de SIBO. Este sobrecrecimiento bacteriano puede incluir una combinación de microorganismos saprófitos y patógenos y entre algunas de sus problemáticas encontramos el daño a la capa del revestimiento intestinal capaz de provocar un síndrome de intestino permeable.

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siendo este proceso uno más de los que podrían desembocar en el comienzo de condiciones como las alergias alimentarias, sensibilidades y procesos inflamatorios crónicos.

De igual modo, la aparición de SIBO suele mostrar algunas características que quizá no supieras, una de las más llamativas es la incapacidad del tracto digestivo para absorber los nutrientes.

Algunos de los síntomas más comunes incluyen:

  1. Fatiga y debilidad: la mala absorción de vitaminas y minerales esenciales, especialmente hierro, vitaminas B12 y ácido fólico, puede causar anemia y fatiga.
  2. Pérdida de peso: el SIBO puede interferir con la digestión y absorción de nutrientes, lo que puede resultar en pérdida de peso.
  3. Dificultad para concentrarse: la mala absorción de nutrientes, especialmente de hierro, vitaminas B y ácido fólico, puede afectar la función cognitiva y la capacidad de concentrarse.
  4. Problemas de piel: la mala absorción de nutrientes esenciales puede manifestarse en la piel como eczema, dermatitis y sequedad.
  5. Problemas de uñas y cabello: la mala absorción de nutrientes como biotina, hierro y proteínas puede manifestarse en forma de uñas quebradizas y cabello frágil y sin brillo.
  6. Problemas gastrointestinales: el SIBO puede causar diarrea, estreñimiento, dolor abdominal, hinchazón y flatulencia.

Cómo se Desarrolla el SIBO. Algunos motivos que no conocías

El desarrollo de SIBO se produce cuando los mecanismos normales de control de las poblaciones bacterianas intestinales se ven interrumpidos. Los procesos que más frecuentemente predisponen al sobrecrecimiento bacteriano son entre algunas, la disminución de la secreción de ácido estomacal y la falta de motilidad del intestino delgado.

Motilidad Pobre

La salud intestinal es crucial para el funcionamiento adecuado del sistema digestivo. Diversos elementos, como los nervios, los músculos, las enzimas y los neurotransmisores, trabajan en conjunto para garantizar una digestión adecuada de los alimentos. Las enzimas descomponen los alimentos, mientras que los nervios, los músculos y los neurotransmisores se encargan del transporte físico de los alimentos a lo largo del tracto digestivo, desde el estómago hasta el intestino delgado y el colon.

En un intestino sano, las bacterias se mueven junto con los alimentos a través del tracto digestivo hasta llegar al colon. Sin embargo, pueden surgir complicaciones cuando la motilidad intestinal es deficiente. Esto puede hacer que los alimentos se queden atrapados en el intestino delgado y el grueso, donde fermentan y crean un entorno propicio para el crecimiento excesivo de bacterias. Este entorno favorable es lo que puede dar lugar al desarrollo del SIBO.

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La válvula ileocecal es la encargada de separar el intestino grueso del delgado. Si la motilidad es lenta, esta válvula puede debilitarse o mantenerse abierta debido a las heces, lo que permite que las bacterias se trasladen del intestino grueso al delgado. Por lo tanto, es de suma importancia mejorar la movilidad intestinal para prevenir y corregir el SIBO.

Disminución de Secreción Ácida:

Cuando el ácido estomacal se encuentra en niveles bajos, puede haber una disminución en la digestión adecuada en el estómago. El ácido estomacal desempeña un papel crucial en la descomposición de las proteínas y en la reducción de los niveles de bacterias presentes en los alimentos que ingerimos. Cuando los niveles de ácido estomacal son insuficientes, la digestión puede ser incompleta y puede permitir que una mayor cantidad de bacterias ingresen al intestino delgado desde el estómago.

Las bombas inhibidoras de protones (IBP) actúan bloqueando la secreción de ácido gástrico en el estómago. Estos medicamentos son comúnmente utilizados para tratar problemas como la acidez estomacal y el reflujo gastroesofágico.Sin embargo, el uso prolongado de IBP puede afectar la homeostasis normal del sistema digestivo y contribuir al desarrollo de SIBO. La reducción de la secreción de ácido gástrico en el estómago puede alterar el pH normalmente ácido del estómago y permitir que las bacterias que normalmente son controladas por el ácido estomacal crezcan en número.Además, los IBP también pueden reducir la motilidad gástrica y el vaciado gástrico, lo que puede contribuir al aumento de la población bacteriana en el intestino delgado. La combinación de un aumento en la carga bacteriana y una digestión deficiente en el intestino delgado puede resultar en un ambiente propicio para el crecimiento excesivo de bacterias y, por lo tanto, en el desarrollo de SIBO.

Cuando las grandes moléculas de proteína llegan al intestino delgado, el páncreas necesita secretar grandes cantidades de enzimas para descomponerlas. Sin embargo, si hay una insuficiencia pancreática, la cantidad de enzimas producidas puede ser insuficiente, lo que afecta la capacidad del cuerpo para metabolizar adecuadamente las proteínas y otros nutrientes. Esto crea un entorno propicio para el crecimiento excesivo de bacterias en el intestino delgado.

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Además, el uso prolongado de inhibidores de la bomba de protones, que se utilizan comúnmente para tratar el reflujo ácido, puede empeorar el ambiente de pH en el estómago. Un ambiente ácido en el estómago ayuda a controlar el crecimiento bacteriano no deseado. Al reducir la acidez estomacal, los inhibidores de la bomba de protones pueden aumentar el riesgo de desarrollar SIBO, ya que las bacterias pueden sobrevivir y colonizar el intestino delgado de manera más efectiva.

Por lo tanto, el uso a largo plazo de inhibidores de la bomba de protones es considerado un factor de riesgo importante para el desarrollo de SIBO, debido a su impacto en el equilibrio bacteriano y la función digestiva. Es importante que las personas que utilizan estos medicamentos sean conscientes de este riesgo y trabajen en estrecha colaboración con sus médicos para evaluar y abordar cualquier síntoma o preocupación relacionados con el SIBO.

Manos a la Obra. Como empezar a trabajar para Revertir.

La estrategia médica más comúnmente utilizada para el tratamiento del SIBO es el uso de antibióticos. Se ha demostrado que esta opción es efectiva para reducir la población bacteriana y aliviar los síntomas asociados con el SIBO. Sin embargo, también puede alterar el microbioma, lo que puede provocar recurrencias frecuentes del SIBO.

Un estudio publicado en el American Journal of Gastroenterology concluyó que los pacientes con SIBO que recibieron tratamiento con antibióticos tenían tasas más altas de recaída y experimentaban un empeoramiento de los síntomas gastrointestinales cuando el SIBO volvía a aparecer.

El microbioma del intestino delgado es una comunidad compleja de microorganismos que reside en el interior del cuerpo humano. En la zona del duodeno y yeyuno proximal, se encuentran normalmente una cantidad reducida de bacterias, que incluyen lactobacilos, enterococos, aerobios grampositivos o anaerobios facultativos. Sin embargo, es posible que haya presencia temporal de coliformes, con una cantidad menor a 10^3 bacterias por ml. En cambio, los Bacteroides anaerobios no se encuentran en el yeyuno de personas sanas.El íleon distal es una zona de transición que separa las poblaciones de bacterias aeróbicas del intestino delgado proximal de las densas poblaciones de microorganismos anaeróbicos en el intestino grueso. Cualquier desequilibrio o aumento en la cantidad de bacterias en el yeyuno e íleon se considera una condición llamada SIBO.El SIBO puede causar problemas de digestión y malabsorción, debido a que las bacterias intervienen en la actividad enzimática y metabólica normal del intestino delgado. Además, estas bacterias están asociadas con un aumento en las endotoxinas séricas y compuestos bacterianos, lo que estimula la producción de citoquinas proinflamatorias.La absorción de hierro generalmente se produce en el duodeno y yeyuno, sin embargo, el SIBO puede interferir en esta absorción y causar anemia microcítica. Por otro lado, la vitamina B12 se absorbe en el íleon y aquellas personas con SIBO a menudo presentan malabsorción de B12, lo que resulta en anemia megaloblástica y una deficiencia de B12.

Si bien los antibióticos a menudo son la opción más adecuada para las personas con SIBO, no deben ser la única estrategia a seguir. Es importante comprender que mejorar la salud comienza por eliminar las cosas que nos perjudican. Puede pensar en un jardín lleno de malas hierbas: primero debe deshacerse de esas plantas no deseadas para permitir que las flores florezcan. De manera similar, debe eliminar de su vida los alimentos y sustancias que irritan su sistema gastrointestinal, como el alcohol, la cafeína, las drogas y ciertos alimentos que causan inflamación, como el gluten, los lácteos, el maíz, la soja, los cacahuetes y el azúcar.

Para determinar qué alimentos pueden estar causando problemas, una buena opción es seguir una dieta de eliminación baja en FODMAPS y realizar pruebas de sensibilidad alimentaria IgG. Además, al igual que se inspecciona un jardín en busca de plagas, es importante investigar si hay infecciones en el tracto gastrointestinal, como parásitos, levaduras o bacterias. Un análisis de heces puede ser útil en este sentido.

El siguiente paso consiste en reemplazar lo que se ha eliminado por Comida Real. Debes tener en cuenta que es súmamente importante asegurarse de que tu organismo reciba los ingredientes necesarios para una digestión y absorción adecuadas. Esto puede implicar agregar enzimas digestivas, ácido clorhídrico y ácidos biliares a la dieta.

Por otro lado, debes reintroducir bacterias beneficiosas. Esto se puede lograr tomando un suplemento probiótico que contenga bacterias beneficiosas, como bifidobacterias y lactobacilos. Además, es importante proporcionar alimento a estas bacterias buenas, lo cual se puede lograr -si tu enfoque es abierto- al consumir alimentos ricos en fibra soluble, como zanahoria, remolacha, puerro, rábano, cebolla, ajo y alcachofa.

El último paso: Reparar Nutricionalmente. Algunos de estos nutrientes incluyen L-glutamina, zinc, aceites de pescado omega-3, antioxidantes y ciertas hierbas, como el regaliz desglicirrizado (DGL)

  1. L-glutamina: Es un aminoácido importante que ayuda a mantener la integridad de las células intestinales y promueve la cicatrización de las lesiones en el revestimiento del intestino.
  2. Zinc: Es un mineral clave para la salud intestinal, ya que participa en la síntesis de proteínas, la función inmunológica y la reparación de tejidos. También ayuda a fortalecer la barrera intestinal.
  3. Antioxidantes: Incluyen vitaminas como la vitamina C y vitamina E, así como compuestos como los polifenoles. Los antioxidantes protegen las células intestinales del estrés oxidativo y la inflamación, promoviendo la recuperación y reduciendo el daño.
  4. Aceites de pescado omega-3: Contienen ácidos grasos esenciales que tienen propiedades antiinflamatorias. Ayudan a reducir la inflamación en el intestino, lo que favorece la curación y mejora la salud intestinal.
  5. Regaliz desglicirrizado (DGL): Esta hierba tiene propiedades antiinflamatorias y antioxidantes. Se ha utilizado tradicionalmente para aliviar la irritación y promover la curación del revestimiento intestinal.

EXTRA DATA: ¿Conoces los organismos humanos de suelo?

A lo largo de nuestra evolución, la conexión con la Tierra y su suelo ha sido fundamental para nuestra nutrición. El suelo contiene microorganismos beneficiosos, como las cepas de bacterias Bacillus subtilis y Bacillus coagulans, que se conocen como organismos humanos del suelo (HSO).

Estos HSO, presentes en la tierra adherida a los alimentos, tienen propiedades probióticas y aportan numerosos beneficios nutricionales. Son capaces de sobrevivir al ambiente ácido del estómago y colonizar el sistema digestivo. Investigaciones han demostrado que los suplementos de B. subtilis y coagulans pueden mejorar los síntomas del síndrome del intestino irritable.

Además, estas cepas tienen la capacidad de inhibir el crecimiento de patógenos dañinos, fortalecer la mucosa intestinal y promover el crecimiento de otras cepas beneficiosas, como las del género Lactobacillus.

En casos de personas con SIBO, puede ser difícil tolerar cepas de lactobacillus, por lo que se recomienda el uso de probióticos basados en esporas del suelo, como el MegaSporeBiotic. Estos probióticos son bien tolerados y pueden ayudar a reducir la inflamación intestinal y mejorar la función inmunológica.

A medida que los pacientes con SIBO experimentan mejoras, es común agregar probióticos basados en suelo y luego cambiar a probióticos ricos en lactobacillus y bifidobacterium. Esto se hace para promover una mayor salud intestinal y mantener un equilibrio adecuado en la microbiota.

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