En el siglo III aC, Zenon de Citio, padre del estoicismo, no se imaginaría la repercusión que su movimiento tendría más allá de las islas, la península y el mundo helenístico. 2200 años después, esta filosofía que forma parte del estilo de vida de muchas personas ha avanzado, se ha renovado, ha progresado y en algunos casos se ha tergiversado. Conocí los escritos del propio Zenón, me imbuí completamente a la hora de entender las diferencias entre las diferentes escuelas primeras del pensamiento, leí los autores más y menos conocidos y comencé a escribir algunos artículos señalando los errores y aciertos que diferentes autores actuales de la esfera estoica muestran. Esta serie de artículos pretende repensar el estoicismo separándolo de una de tantas modas modernas. Bienvenido.


Introducción

Si existieran 5 palabras que supongan un equivalente o algo parecido a un sinónimo del Estoicismo una de ellas sería la Felicidad. Alcanzarla a partir de la praxis más allá de hablar de ella o tratar de explicarla desde la teoría fue uno de los principales objetivos que tuvo el Estoicismo. La eudaimonía, su búsqueda, su alcance y todo el proceso de esta se mostraba como uno de los pilares de este movimiento filosófico que ha perdurado siglos y milenios. Zenón de Citio, un comerciante chipriota, dio origen a la Stoa – stoa poikilē -, el famoso pórtico pintado donde enseñaba sus pensamientos.

Zenón desarrolló una filosofía que enfatizaba la búsqueda y el alcance de la virtud, la racionalidad y la aceptación del destino enseñando que el camino hacia la felicidad residía en vivir de acuerdo con la naturaleza y cultivar la virtud. Durante casi 500 años la noción estoica formó parte de ciudadanos comunes, esclavos, soldados o militares de alto rango, senadores, político e incluso emperadores y fue aproximadamente en el año 200 dC cuando poco a poco el estoicismo fue perdiendo influencia hasta nuestros días.

Durante todo este periodo, que algunos señalan como “decadencia”, surge entre los años 90 del siglo XX y comienzos de siglo XXI un interés en recuperar la comprensión del estoicismo como forma de vida y la tendencia fue en aumento hasta nuestros días.

Qué es el Estoicismo y Qué no es el Estoicismo. Comprendiendo Fondo y Forma.

Los primeros estoicos, incluido Zenón, Crisipo y Cleantes, establecieron los fundamentos de esta filosofía a través de sus textos originales y enseñanzas transmitidas oralmente centrándose en tres áreas principales: ética, física y lógica. Para alcanzar la felicidad, esa eudaimonia de la que hablaba antes, la persona necesita comprender estos tres ejes.

  1. Ética: La ética estoica se centra en cultivar la virtud y vivir en armonía con la naturaleza. Los primeros estoicos creían en la importancia de la autodisciplina, el autocontrol y la aceptación de lo que no se puede cambiar. Argumentando que la verdadera felicidad proviene de vivir de acuerdo con la razón y la virtud, se negaba a aceptar la búsqueda de placeres externos.
  2. Física: La física estoica se refiere a su visión del universo y la naturaleza. Creían en un cosmos ordenado y gobernado por la razón divina, o Logos, y enseñaban que todo en el universo está interconectado. También desarrollaron una teoría del determinismo, sosteniendo que todo ocurre según una cadena causal necesaria.
  3. Lógica: La lógica estoica se centraba en el desarrollo del pensamiento claro y la razón. Desarrollaron herramientas y técnicas para la argumentación lógica, la resolución de problemas y la claridad mental. Una de las contribuciones más importantes de los estoicos a la lógica fue el desarrollo del concepto de proposición lógica y la distinción entre lo que está en nuestro control (prohairesis) y lo que no lo está.

Si bien los primeros estoicos compartían principios fundamentales, también había diferencias en la interpretación y énfasis de ciertos aspectos de la filosofía estoica. Zenón se centraba más en la lógica y la física, mientras que Crisipo desarrolló más la ética y la teoría del conocimiento. Estas diferencias se reflejaron en sus escritos y en las diversas ramas del estoicismo que surgieron más tarde, como el estoicismo medio y el estoicismo tardío.

El concepto de la Prohairesis.

La prohairesis es un concepto central en la filosofía estoica que se refiere a la facultad de elección o voluntad racional. Es la capacidad humana de tomar decisiones deliberadas basadas en la razón y la virtud, y está estrechamente relacionada con el concepto de control. Los estoicos griegos, como Zenón, Crisipo y Cleantes, desarrollaron la idea de prohairesis como la facultad que nos permite discernir entre lo que está bajo nuestro control y aquello que no lo está. Esta distinción es fundamental en la ética estoica y se conoce como la dicotomía del control. Según la dicotomía del control, hay cosas que están dentro de nuestro control directo, como nuestras opiniones, deseos, aversiones y acciones voluntarias (prohairesis). Estas son áreas donde tenemos la capacidad de ejercer nuestra voluntad racional y actuar de acuerdo con la virtud. Por otro lado, hay cosas que están fuera de nuestro control directo, como eventos externos, el comportamiento de otras personas y circunstancias inevitables de la vida. La clave para la felicidad y la tranquilidad mental, según los estoicos, es centrarse en lo que está en nuestro control y aceptar con ecuanimidad lo que está fuera de nuestro control. Este concepto evolucionó a lo largo del tiempo a medida que el estoicismo se difundió por el mundo romano. Los estoicos romanos, como Epicteto, Séneca y Marco Aurelio, desarrollaron aún más la idea de prohairesis y la dicotomía del control en sus escritos y enseñanzas. Epicteto, por ejemplo, enfatizó la importancia de aceptar las circunstancias externas con tranquilidad y mantener el control sobre nuestras reacciones y actitudes internas.

Qué No es el Estoicismo

Hay quien lo ha sometido a una interpretación simplificada y a menudo tergiversada en la sociedad moderna y posmoderna. En lugar de ser apreciado por su profundidad y su enfoque en el autocontrol y la virtud, el estoicismo ha sido reducido a un mero concepto de uso mayoritariamente político, con connotaciones sociales que distan mucho de su verdadera esencia.

Una tendencia preocupante es la que ofrece entender el estoicismo como una herramienta para combatir postulados conservadores o promover agendas políticas específicas. Si bien es cierto que algunas de las enseñanzas estoicas pueden ser aplicadas en el ámbito político y social, esto no debería ser la única forma en que se interpreta esta filosofía.

El estoicismo no está inherentemente vinculado a ninguna ideología política en particular, ya sea conservadora o progresista y su objetivo principal es cultivar el carácter, la búsqueda de la sabiduría y la consecución de una vida virtuosa.

En el momento en el que se despoja al estoicismo de su complejidad y riqueza filosófica, se corre el riesgo de distorsionar su verdadero mensaje y su significado así como perder la perspectiva de sus enseñanzas fundamentales sobre la virtud, el autocontrol y la aceptación serena de la realidad.

El estoicismo tampoco es ni puede ser reducido a una ideología del igualitarismo o de universalismo -mal comprendido por cierto-, ya que su enfoque difiere significativamente de estas nociones primerizas frente a las modernas. En la antigüedad, el concepto de universo y universal en el estoicismo se refería al orden cósmico, una estructura divina y racional que regía todas las cosas. Esta visión del universo estaba intrínsecamente vinculada a la razón divina que permeaba toda la existencia y mantenía un equilibrio armonioso.

A diferencia del concepto moderno de universalidad, que a menudo se interpreta como un amor o una compasión indiscriminada hacia todos los seres, el estoicismo no promueve una ideología de amor universal en el sentido new age. Si bien los estoicos abogaban por la virtud y la benevolencia hacia los demás, esto estaba enmarcado dentro de la idea de vivir de acuerdo con la naturaleza y el orden cósmico del que hemos hablado antes.

Para los estoicos, el amor o la benevolencia se basaban en la razón y la virtud, y no necesariamente implicaban una relación emocional o afectiva con todas las personas por igual, sino que más bien, se trataba de actuar con sabiduría, justicia, templanza, y coraje – las 4 Virtudes Estoicas – dentro del contexto de las relaciones humanas y la comunidad, pero siempre manteniendo una perspectiva racional y equilibrada.

Las Cuatro Virtudes Estoicas

Sabiduría, justicia, coraje y templanza, proporcionan un marco esencial para comprender cómo el estoicismo ha sido malinterpretado en los contextos modernos y reducido a un concepto de uso político.

  1. Sabiduría: La sabiduría estoica implica una comprensión profunda de la naturaleza humana y del mundo que nos rodea. Esta virtud nos enseña a discernir entre lo que está dentro de nuestro control y lo que no lo está, lo que nos permite mantener una perspectiva racional y equilibrada pero cuando el estoicismo se convierte en un instrumento de la modernidad, la sabiduría puede ser descartada en favor de una interpretación simplista y partidista de la filosofía.
  2. Justicia: La justicia estoica se basa en el principio de tratar a los demás con equidad y benevolencia, pero cuando el estoicismo actual hace uso de él como una herramienta promotora de agendas políticas específicas, la justicia es distorsionada sirviendo a intereses particulares en lugar de principios éticos universales.
  3. Coraje: El coraje estoico implica la valentía para enfrentar los desafíos y adversidades de la vida con determinación y fortaleza interior. Por desgracia el coraje puede ser malinterpretado como la resistencia obstinada a comprometerse o ceder en nuestras convicciones, incluso cuando esto pueda ser perjudicial para el bien común.
  4. Templanza: La templanza se refiere al autocontrol y la moderación en todas las cosas, evitando los extremos y las pasiones desenfrenadas. Al igual que con el coraje, cuando se malinterpreta y debilita, la templanza puede ser descartada en favor de la polarización y la confrontación, en lugar de la búsqueda de la armonía y el entendimiento mutuo.

Estoicismo Moderno y Miedo al Conflicto

Cuando el estoicismo moderno se desvía de sus raíces y adopta una perspectiva universal del amor como medio -y miedo- para evitar el conflicto justo e incluso la violencia, puede perder el sentido primigenio de la autodefensa, del valor y el coraje y, de manera indirecta, promover la cobardía física y psicológica tan socialmente aceptada y determinantemente afincada en el humano promedio moderno. En lugar de comprenderlo como un acto justificado en ciertas circunstancias, la interpretación simplista de esa universalidad y esa no violencia puede llevar a una renuncia total a la resistencia frente a la agresión, incluso cuando esta pueda ser necesaria para protegerse a uno mismo o a otros.

Bajo esta perspectiva, el falso estoicismo corre el riesgo de desvincularse de su enfoque original virtuoso, donde el coraje se disfraza miedo a la confrontación ante cualquier adversidad.

En próximos posts, profundizaré en cómo esta interpretación moderna del estoicismo puede influir en nuestras percepciones y acciones frente a situaciones de conflicto y agresión, y cómo podemos reconciliar los principios fundamentales del estoicismo con la necesidad de defender nuestros valores y proteger a los demás de manera justa y valiente.

Existe una serie de confusiones típicas -sobre todo lo podemos observar entre templanza vs pasividad- debido a interpretaciones erróneas de estas virtudes filosóficas.

El Equívoco sobre la inacción

La templanza estoica implica autocontrol y moderación en todas las cosas, pero no debe ser malinterpretada como inacción o pasividad. Algunas personas pueden confundir la templanza con la falta de acción ante los desafíos o problemas, cuando en realidad implica una respuesta medida y deliberada a las situaciones.

Evitar el conflicto a toda costa

La templanza puede malinterpretarse como evitar el conflicto en cualquier situación, incluso cuando la confrontación es necesaria para defender valores o principios importantes. Esta percepción puede llevar a una actitud pasiva frente a la injusticia o la adversidad.

La Conformidad ciega

Algunas personas pueden confundir la templanza con la conformidad ciega o la aceptación resignada de las circunstancias, en lugar de verla como una virtud que implica discernimiento y acción basada en la razón y la virtud.

La Supresión de emociones

La templanza puede ser malinterpretada como la supresión total de las emociones, lo cual es contrario a la enseñanza estoica de vivir de acuerdo con la naturaleza y aceptar nuestras emociones como parte de la experiencia humana. La templanza original implica cultivar el equilibrio emocional y no ser dominado por las pasiones descontroladas.

En próximos artículos tengo el objetivo de facilitar cada unas de las herramientas para saber cómo poner el práctica el Estoicismo desde sus raíces. Permanece atento.