Las comunidades Amish en los Estados Unidos son conocidas por su estilo de vida simple y su rechazo a gran parte de la tecnología moderna. Lo que resulta interesante es que, en comparación con la población general, los Amish parecen sufrir menos problemas de salud, como desregulación metabólica, trastornos del sueño y enfermedades relacionadas con el estilo de vida moderno. Vamos a analizar las razones por las que los Amish parecen ser más saludables y cómo aspectos de su estilo de vida pueden influir en su bienestar físico y mental.
1. Exposición Natural a la Luz y Ciclo Circadiano
Una de las principales diferencias entre los Amish y las personas que viven en sociedades tecnológicamente avanzadas es la amplitud de su exposición diaria a la luz natural. Un estudio que monitoreó a un grupo de Amish encontró que sus días son diez veces más brillantes y sus noches diez veces más oscuras en comparación con la población general. Esto significa que los Amish viven en un entorno donde su exposición a la luz se alinea mucho más con los ciclos naturales de luz y oscuridad.
Este ritmo natural favorece el funcionamiento del ciclo circadiano, el reloj biológico del cuerpo que regula funciones esenciales, como el sueño y la producción de hormonas. La exposición a la luz del sol durante el día aumenta la producción de serotonina, lo que mejora el estado de ánimo y la energía, mientras que la oscuridad en la noche favorece la producción de melatonina, la hormona del sueño. Los habitantes de las ciudades modernas, expuestos a la contaminación lumínica y a la luz artificial constante, a menudo sufren de disrupción circadiana, lo que puede llevar a trastornos del sueño, fatiga crónica y problemas metabólicos. Los Amish, al vivir en entornos con poca o ninguna contaminación lumínica y depender de la luz natural o de velas, tienen un ciclo circadiano mucho más equilibrado, lo que contribuye a su bienestar general.
Otra razón por la que los Amish gozan de mejor salud es que, al vivir en zonas rurales lejos de las grandes ciudades, están menos expuestos a la radiación electromagnética (producida por dispositivos electrónicos como celulares, computadoras, antenas de transmisión, etc.) y a la contaminación lumínica. La radiación electromagnética en niveles altos ha sido objeto de estudio debido a sus posibles efectos adversos en la salud, incluyendo el sueño y el bienestar general, aunque la ciencia sigue siendo debatida en este aspecto.
Por otro lado, la falta de luz artificial en las noches favorece el descanso reparador y evita la estimulación innecesaria del cerebro durante las horas en que debería estar en modo de descanso. Esto es importante porque la luz azul emitida por pantallas y luces LED inhibe la producción de melatonina, afectando la capacidad para conciliar el sueño y obtener un descanso adecuado. Los Amish, al no usar electricidad en sus hogares, dependen del ciclo natural de la luz solar para organizar sus actividades diarias, lo que optimiza su salud circadiana y, en consecuencia, su salud general.
3. Actividad Física Constante
Los Amish también se benefician de un estilo de vida físicamente activo. La mayoría de ellos trabaja en actividades agro-ganaderas, artesanales o manuales que requieren trabajo físico constante a lo largo del día. Este nivel de actividad es mucho mayor que el de una persona promedio en una sociedad moderna, donde la mayoría de los trabajos implican estar sentado durante horas frente a una pantalla.
El trabajo físico constante tiene innumerables beneficios para la salud, incluyendo la mejora de la salud cardiovascular, el mantenimiento de un peso corporal saludable y la regulación del azúcar en la sangre, todo lo cual reduce el riesgo de desarrollar enfermedades metabólicas como la diabetes tipo 2. En contraposición, muchas personas en las sociedades modernas sufren de sedentarismo, lo que contribuye a la obesidad, la hipertensión y problemas de salud mental como la ansiedad y la depresión.
4. Alimentos Frescos Estacionales y de Origen Local
Otro factor crucial en la salud de los Amish es su dieta, que se basa en alimentos frescos de granja y respeta los ciclos estacionales de la naturaleza. La mayoría de los Amish producen su propia comida, lo que les permite consumir alimentos no procesados, frescos y libres de pesticidas o productos químicos. Al depender de lo que producen localmente, su alimentación varía según la estación del año, lo que significa que consumen alimentos en su pico de frescura y valor nutricional.
Durante la primavera y el verano, los Amish cosechan una abundancia de frutas y verduras frescas, como espárragos, bayas, calabacines, pepinos, tomates y más. En otoño, las calabazas, las manzanas, las zanahorias y otros cultivos de raíces forman una parte importante de su dieta. El invierno está marcado por el consumo de productos conservados, como mantequilla, quesos, encurtidos y alimentos en conserva que preparan durante los meses más cálidos, así como carnes frescas y almacenadas de sus propias granjas.
Esta práctica de comer alimentos estacionales no solo proporciona una variedad nutricional a lo largo del año, sino que también asegura que los alimentos que consumen estén en su punto máximo de valor nutricional. Los alimentos cosechados en su temporada suelen tener más vitaminas y minerales que los que se producen de manera masiva y fuera de su ciclo natural.
Este enfoque contrasta fuertemente con las dietas modernas, que dependen en gran medida de alimentos ultraprocesados, ricos en azúcares, grasas saturadas y aditivos, disponibles en cualquier época del año, pero a menudo carentes de nutrientes esenciales. La dieta procesada en las sociedades modernas ha sido vinculada a un aumento de las enfermedades metabólicas, problemas cardíacos y trastornos inflamatorios. En cambio, los Amish, al consumir alimentos frescos, locales y estacionales, mantienen una mejor salud metabólica y cardiovascular, lo que podría explicar por qué presentan menores tasas de enfermedades crónicas.
5. El Ayuno y la Moderación Alimentaria
En las comunidades Amish y Menonitas, existe una tradición religiosa que incluye días de ayuno. Esta costumbre, que se ha mantenido durante siglos, se refiere a dos días de ayuno, uno en primavera y otro en otoño, antes de la celebración de la comunión. Este tipo de ayuno periódico no solo tiene un significado espiritual, sino que también puede tener beneficios para la salud.
El ayuno intermitente, una práctica que hoy se investiga cada vez más por sus efectos positivos, permite al cuerpo entrar en un estado de regeneración celular y desintoxicación. Durante el ayuno, el cuerpo activa procesos como la autofagia, donde las células eliminan residuos y reparan daños, lo que puede contribuir a la prevención de enfermedades crónicas y mejorar la longevidad. Aunque el ayuno Amish es relativamente corto, la práctica regular podría estar ayudando a su salud general, junto con su dieta saludable y su estilo de vida activo.
6. Espiritualidad y Comunidad
Un aspecto que no puede subestimarse en la salud de los Amish es su espiritualidad y su sentido de comunidad. Los Amish tienen una vida espiritual intensa, con fuertes creencias religiosas y una estrecha vinculación con su comunidad. Viven de acuerdo con estrictos valores religiosos, lo que les brinda un sentido de propósito y pertenencia. La espiritualidad ha sido relacionada con una mejor salud mental, ya que puede proporcionar consuelo, reducir el estrés y aumentar la resiliencia frente a los desafíos de la vida.
Además, los Amish tienen un sistema de apoyo social muy arraigado. Las familias son grandes y las comunidades se cuidan mutuamente. Esta pertenencia a una comunidad sólida reduce el aislamiento social, que es un factor de riesgo para la depresión, la ansiedad y otros problemas de salud mental que son comunes en la sociedad moderna.
El sentido de pertenencia y el apoyo social tienen efectos profundos en la salud mental y física. Las personas que sienten que son parte de una comunidad sólida y que tienen relaciones significativas son menos propensas a desarrollar enfermedades mentales y más capaces de lidiar con el estrés. La cohesión social de los Amish contribuye en gran medida a su bienestar general y a su capacidad para mantenerse saludables tanto física como mentalmente.
7. Aditivos, conservantes, colorantes …
Un aspecto importante de la salud de los Amish es su mínimo acceso y consumo de aditivos químicos sintéticos. A diferencia de la sociedad moderna, donde los alimentos ultraprocesados suelen contener una amplia gama de conservantes, colorantes, saborizantes artificiales y otros aditivos, los Amish basan su alimentación en productos frescos, locales y hechos en casa. La mayoría de los alimentos que consumen provienen directamente de sus granjas y se preparan de manera tradicional, sin necesidad de productos químicos añadidos.
Esto significa que su exposición a sustancias artificiales, como los endulzantes, emulsionantes y potenciadores de sabor, es mínima, lo que podría contribuir a su mejor salud metabólica y digestiva. Se ha vinculado el consumo excesivo de aditivos sintéticos con problemas de salud como la inflamación crónica, trastornos metabólicos y alteraciones en la microbiota intestinal. Al evitar estos productos, los Amish mantienen una dieta más natural y equilibrada, lo que podría ser otro factor clave en su menor incidencia de enfermedades crónicas relacionadas con la alimentación.
8. Posible Influencia de la No Vacunación
La mayoría de los Amish no se vacunan debido a sus creencias religiosas y a una mayor desconfianza en la medicina moderna, algo que seguro que compartimos con ellos.
Esta práctica puede y debe considerarse un factor determinante de su mejor salud, ya que, aunado a su estilo de vida, basado en una alimentación coherente, actividad física constante y menos exposición a la contaminación, parece jugar un papel esencial.
Al vivir en comunidades aisladas y con un enfoque en la salud natural, es posible que las infecciones sean menos frecuentes o de menor gravedad en comparación con las poblaciones urbanas.
Conclusión
Los Amish parecen ser más saludables que las personas en la sociedad moderna debido a una combinación de factores: su exposición natural a la luz y la oscuridad, su estilo de vida físicamente activo, su dieta fresca y no procesada, su acceso limitado a aditivos y químicos sinteticos, junto con la poca o no vacunación, su práctica de ayuno, su fuerte sentido de comunidad y espiritualidad, y la falta de interferencia de radiación electromagnética y contaminación lumínica entre, probablemente, muchos hábitos.
Estos aspectos de su vida diaria contribuyen a su bienestar físico, mental y emocional, y ofrecen lecciones valiosas sobre cómo regresar a un estilo de vida más alineado con los ritmos naturales puede ser beneficioso para la salud.
Aunque no todos pueden adoptar por completo el estilo de vida Amish, hay muchas prácticas de su cultura que podrías integrar en tu vida para mejorar la salud y el bienestar.